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Te lo iba a preguntar.

Te iba a preguntar el por qué de besarme.

Ya eran tres besos Brandon, tres...

Me tenías muy confundida porque se supone que para tí sólo soy tú amiga...

Los amigos no se besan así.

Llegué a tu casa y toqué la puerta, tú mamá apareció con una sonrisa.

—Jenna, ¿cómo estás cariño?

—Bien, ¿y usted?

—Muy bien querida, ¿vienes a ver a Brandon?

—Sí...

—Él está en su habitación, ve —señaló el interior de la casa y asentí.

Entré y subí las escaleras luego toqué la puerta y al pasar algunos segundos abriste.

Y yo casi me desmayo al verte.

Brandon... ¿por qué apareces sin camiseta?

—Hola calabacín —sonreíste de lado y yo tragué saliva.

—Hola.

—Ven, pasa —te hiciste a un lado para que yo entrara.

Al hacerlo tú cerraste la puerta y reiste.

—Pareces un tomate.

—No todos los días veo a alguien sin camiseta.

—Oh... así que es por mí —afirmaste.

—Respuesta correcta.

No pasaba más vergüenza porque ya era demasiado.

Señorita vergüenza vende vergüenzas.

—¿A qué viniste? —me miraste curioso—. No es en tono malo, sino en curioso, calabacín.

—Emm... es que tengo una duda.

Genial. Y ahora estaba nerviosa. Y me daba vergüenza preguntarle.

Vamos Jenna. Respira profundamente y háblale a tu amigo.

—Bien... Lo que pasa es que me tienes un poco confundida —mordí mi labio inferior y tú hiciste una mueca de confusión.

—¿Por qué lo dices?

—Porque... ¡A la verga! Somos amigos y resulta que los amigos no se besan como nosotros dos lo hemos hecho. Además tú me confundes porque me has besado y bueno ya te dije que somos amigos y tú también lo dices que yo soy tú amiga y bueno... —dije torpemente y soltaste una carcajada.

—Calabacín, pero que enredo.

—Enredo son mis sentimientos —murmuré en voz baja y te acercaste a mí.

—Yo... mira —con una mano tomaste mi mentón e hiciste que te mirara—, también estoy confundido, calabacín. Creo que... no sé, me gusta estar a tu lado, me gusta que seamos amigos pero a veces siento que te quiero de otra forma, ¿sabes? Yo también estoy confundido, es raro.

—Ok... —volví a tragar saliva, nerviosa.

—Tus labios me encantan, tú me estás encantado. Es que tienes algo que hace que... joder, haces que sólo piense en tí. Imagina, esos labios no se borran de mi mente y no sabes cuánto diera por besarte ahora. Son adictivos Jenna, tú te estás volviendo mi adicción y eso que sólo te he besado.

No me jodas...

No, no, no.

No puede ser.

¿Acaso estoy en uno de mis sueños con  Brandon?

Capaz y sea eso.

—¿Yo todavía te gusto? —me preguntaste y asentí débilmente, los nervios me tenían al desmayarme.

—Pues sí.

Una sonrisa apareció en tus labios y miraste los míos, luego miraste mis ojos.

—¿Qué sucedería si tú comenzarás a gustarme, Jenna? Porque creo que está sucediendo. Y gracias a Dios que viniste para hablar sobre esto porque te aseguro que jamás te lo hubiera dicho, soy tímido en respecto a mis sentimientos.

—Sí tú eres tímido imagina yo. Estoy temblando —reí y acariciaste mi rostro con ternura.

—Eres la chica más tierna que conocí en mi vida. Sol Ángel debe estar muy feliz por haberte puesto en mi camino.

—¿Enserio piensas que Sol Ángel debe creer que yo soy buena?

—Pues sí calabacín, eres perfecta.

—Perfecta no, Brandon —sonrojada miré al suelo pero rápidamente hiciste que te mirara.

—Para mí lo eres, sanaste mi alma cuando apareciste.

Asentí y volviste a reír, uniste tú frente con la mía y luego uniste tus labios a los míos, en un beso lento y tierno.

Pero yo no tenía mariposas, tenía pirañas que deseaban salir de mi estómago.

Tus manos fueron a mi cintura y me pegaste a tí. Las mías se quedaron en tu pecho desnudo y lentamente ascendieron hasta tus hombros. Intensificaste un poco el beso y casi sentía que mis rodillas se debilitaban y estaban a punto de caer al suelo, pero mi teléfono sonó y nos separamos de inmediato.

Nuestras respiraciones estaban agitadas y los dos estábamos ruborizados.

Con mi mano temblorosa tomé mi teléfono y contesté la llamada, ni quisiera vi quién era la persona.

¡Jenna! ¿Dónde estás? —era mi hermano.

Estoy en la casa de Brandon, ¿por qué?

Mi niñera tiene que salir y yo no me puedo quedar solo, tienes que venir.

—Vale, ya voy James —colgué la llamada y me giré hacia tí—. Tengo que irme, la niñera va a salir y James no se puede quedar solo.

—Vale —asentiste—. Nos vemos mañana entonces.

—Ok... hasta mañana —asentí también y caminé hasta la puerta pero antes de abrirla tomaste mi rostro y me besaste.

—Dulces sueños —me guiñaste un ojo y sonreí para salir.

¿Dulces sueños?

Más que dulces.

Sólo... ¡Ah!

¡Aaahh!

¡Es que hoy no duermo!

                   <3<3<3<3<3

¡Pero James!

¿Por qué llamas a Jenna? Interrumpiste algo demasiado importante... sabe Dios y qué más pasaba... *jejeje*

Si les gustó no olviden (^_-)-☆

٩(♡ε♡ )۶ bye<3

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