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El gran día de acción de gracias había llegado. Mi habitación estaba echa un desastre.

En cada esquina había alguna de mis prendas tiradas. Todavía no encontraba alguna que ya no me quedara. Yo no soy de engordar y como que la ropa siempre me sirve. Pero tenía que encontrar alguna o mamá iba a venir y escoger cualquiera.

—Ok Jenna, la que menos te pongas... —me dije y comencé a buscar.

Tomé un vestido, junto a algunos jeans y camisas. Abrigos y sudaderas, hasta tops que jamás usé y los coloqué dentro de una bolsa. Salí de mi habitación y me detuve frente a la de mi hermano. Dejé la bolsa afuera y entré.

—¡¿Por qué no tocaste?! —me gritó y yo rodé mis ojos.

—Porque tú tampoco tocas la puer... ¿quién es ella? —me acerqué a él y señalé su laptop, la cual cerró rápidamente.

—Nadie, no seas metiche.

—Por Dios James, hablabas con una niña. Claro que era alguien.

—Tú todos los días hablas con Brandon y yo no te digo nada —cruzó sus brazos.

—¿Que no me dices? Si siempre andas diciendo que es mi novio.

—Y lo es —asintió.

—No lo es James, es sólo mi amigo, como también esa niña con la que hablabas era tu amiga, digo, tal vez es tu novia —dije en un canturreo lo último, mi hermano entrecerró sus ojos y me señaló con su dedo índice.

—Soy un niño de diez años, ¿cómo se te ocurre?

—¿Y qué? Eres algo más maduro que yo, podrías tener novia.

—¡Que sólo es una amiga! —volvió a gritar.

—Ok, relájate hermanito, ahora dame los juguetes, tengo que llevarlos al patio trasero —levanté mis manos en señal de rendición y él se levantó de su silla giratoria para buscar sus juguetes.

Cuando trajo la enorme bolsa salí de su habitación y junto a la bolsa de ropa fui directo al patio trasero.

Allí habían varias personas, que no conocía, claro está. Mis padres sí habían echo amistades con los vecinos, pero yo ni eso, ya que me paso todo el día en la preparatoria y pues... no tengo tiempo a nada.

Saludé a las personas y dejé en una esquina las bolsas, luego me senté en una de las sillas que estaban junto a la mesa y me puse a observar a todo el que entraba y salía.

En eso cubrieron mis ojos. Un delicioso perfume masculino llegó a mis fosas nasales.

—¿Quién es? —el chico me preguntó y yo reí.

—Eres Brandon, de eso no hay duda.

—Acertaste —besaste mi mejilla y te sentaste a mí lado—. ¿Qué tal tú día?

—Aburrido, la verdad, me pasé como dos horas buscando alguna ropa que no me quedara, al final todas me quedaban y solo saqué las que no utilizaba.

—Oh... yo tenía algunos juguetes guardados, los traje en una bolsa.

—Yo jamás regalaría mis Barbies, todas están sobre mi clóset —pestañé varias veces, tú negaste con tú cabeza divertido.

—¿Para qué las quieres?

—Para recordar mi infancia... además, les tengo mucho aprecio.

—Oh... ¿a que algún día pensaste que hablarían? —subiste ambas cejas y yo reí.

—Obvio, siempre deseaba que sucediera.

—Y qué decepción al final, ¿eh?

—Pues sí, pero bueno, crecí y aquí estoy... Ya me di cuenta de que las muñecas no hablan.

—A menos que tengan pilas.

—¡Chicos vengan hacia acá! —mamá nos llamó y nos levantamos para ir hacia ella—. Quiero tomarles una foto para que salgan en el periódico de la ciudad.

—¿Qué? —preguntamos al unísono.

—Como oyen, serán los representantes del día de acción de gracias.

—Mamá, que papá dirija la cuidad no significa que... —traté de hablar pero mamá negó con su cabeza.

—Eres su hija, y tú y Brandon se tomarán una foto como la pareja de este día.

Te miré horrorizada, tú sólo reías.

—No te rías, ¡pensarán que somos novios! —te di un leve empujón en el brazo.

—¿Y no sería bueno? —preguntaste sonríendo de lado.

—Pues no, ¿qué te pasa?

—Representaremos este día, seremos famosos.

—Sí, famosos pero con ene —crucé mis brazos y papá se acercó con una cámara.

—Haber, sonrían para la cámara.

—Okay... —asentiste y me abrazaste de lado.

En eso papá tomó la foto. No sé ni cómo quedé sólo sé que mi corazón estaba a mil.

No por favor... ya no quiero sentir más esto.

—Quedamos bien, calabacín, no te preocupes —besaste mi mejilla.

—Eso es lo de menos.

—¿Entonces qué tienes?

—Nada, sólo tengo sed —sonreí y fui a la mesa para tomar un vaso con agua.

Si sientes mariposas bebe un vaso con agua y ahogalas.

Esa frase siempre va bien.

¿Recuerdas?✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora