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¿Recuerdas cuando sin querer tumbé un estante lleno de libros que se encontraba en la biblioteca?

—¡Corre Jenna! —me gritaste y tomaste mi mano para salir de allí.

Yo no sabía si reír o llorar, me había golpeado la cabeza, con el libro más gordo que había, y me daban ganas de reír porque la adrenalina se sintió bien, jamás me había sucedido algo así.

Salimos de preparatoria y nos detuvimos para tomar aire. Mi corazón latía demasiado rápido por correr tanto y mis pies estaban cansados.

—Dios, espero que no se den cuenta de que nosotros tumbamos ese estante —murmuraste con una mano en el pecho, yo negué con la cabeza.

—No creo que se den cuenta, ya que allí solo estábamos nosotros y nadie nos vio entrar.

—Eso espero —cerraste los ojos y señalaste el parque de en frente, con una gran sonrisa—. Vamos al parque, de todas formas tenemos que esperar al bus de las cinco y todavía faltan veinte minutos.

—Está bien —asentí y caminamos hasta allí.

Nos sentamos en una banca y te miré. Estabas observando el cielo, con una sonrisa, y por lo que veía pensabas en algo o más bien, en alguien que te hacía feliz, porque pude notar felicidad en ti.

—¡No me mires así! —me dijiste y yo pegué un salto, algo avergonzada.

—Disculpa, sólo veía como le sonreías al cielo.

—Oh, sí, es que le contaba a alguien que conocí a una chica genial, y que creo ya tener una nueva amiga —volviste a sonreír y yo hice una mueca de curiosidad.

¿Esa chica era yo u otra?

¿Recuerdas?✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora