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Cuando terminamos de dar vueltas en el carrusel de ponis fuimos a comprar helado. Helados gigantes.

—No nos dará tiempo a comernos el helado sin que se derrita —te dije y tú apretaste los labios.

—Es que son muy grandes... bueno, al menos son baratos.

—Aquí casi todo es barato.

—Agredecer es lo que queda, hay países donde no hay ni comida, y la poca que hay es bien cara.

—Todo en el mundo debería ser parejo...

—Pero no es así, cada vez el mundo retrocede, los problemas aumentan y a las personas les da lo mismo —suspiraste.

—El dinero es el causante de esto. Cada vez crece más la ambición, maltratan a la naturaleza y no hacen nada para arreglarlo. Necesitamos paz mundial.

—Y que nadie sufra... dentro de algunos años, como en el dos mil cincuenta varios animales desaparecerán si el cambio climático continúa así, por ejemplo los pandas, leones, osos polares...

—Hasta la humanidad va a desaparecer, y sólo así, cuando el hombre deje de existir y hacer daño es cuando la madre naturaleza va a descansar.

—Deberíamos pertenecer a las organizaciones del cuidado del medioambiente —reiste y yo asentí.

—Tal vez haríamos que las personas reflexionaran.

—Ya es muy tarde calabacín, el daño está hecho, no hay remedio, a menos que todos nos unamos.

—Y eso no sucederá —negué con mi cabeza.

—¡Hola! —alguien dijo a nuestras espaldas.

Era Andrea y venía tomada de la mano con un chico, te miré para ver tú reacción pero demostrabas nada, sólo sonreías como si jamás te hubieras enamorado de Andrea.

¿Acaso ya no estabas enamorado de ella?

—Andrea —la saludaste, ella sonrió y señaló al chico que la acompañaba.

—Él es Lucas, mi novio.

—Un placer Lucas —dijimos al unísono, él sonrió y dos hermosos hoyuelos aparecieron.

—Yo soy Brandon y ella mi mejor amiga Jenna —tú nos presentaste y el chico asintió.

—Un placer igual conocerlos, Andrea me ha hablado mucho de ustedes.

—Espero que cosas buenas —reíste.

—Pues claro Brandon, puras cosas buenas, les dije lo genial que son ustedes dos —Andrea te guiñó un ojo, yo fruncí mi ceño.

¿Habló bien de mí? Ni siquiera me conocía bien. Bueno, tal vez Brandon en algún momento le contó de mí.

Yo me considero alguien genial... bueno, a veces.

—¿Y qué tal la feria? —les pregunté para aunque sea yo hablar.

—Hermosa y bien divertida, me encantó el barco fue tan... —Andrea no pudo terminar de hablar porque Lucas la miró con horror.

—El barco fue horrible, jamás volveré a subir a esa cosa.

—Casi damos la vuelta entera —Andrea rió y luego suspiró—. Bueno, ya me voy, sólo pasé por aquí para saludarlos, espero que la pasen genial, hasta el lunes.

—Hasta el lunes —nos despedimos de ella y su novio y cuando se alejaron lo suficiente comencé a mover mis dedos, estaba inquieta porque quería preguntarte algo.

—¿Qué tienes? —me preguntaste, yo negué con mi cabeza.

—Nada...

—Tienes algo, mira tus dedos —enarcaste una ceja.

—No es nada, sólo quiero preguntarte algo —te dije.

—¿Y cuál es la pregunta?

—¿Todavía estás enamorado de Andrea?

Esperaba que la pregunta no te incomodara. Tú hiciste una mueca.

—Haber, no lo estoy, tal vez creas que lo digo por decirlo, pero es cierto, vi que con ella no tenía oportunidad y bueno, decidí dejar el amorío atrás y centrarme en mí mismo para no lastimarte al caer en una decepción.

—Sabia decisión —asentí.

—¿Y tú?

—¿Yo qué? —fruncí mi ceño.

—¿Tú continúas enamorada de mí?

Mierda Brandon, ¿por qué me preguntaste eso?

¿Recuerdas?✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora