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Ir en una ambulancia, junto a tu hermano y tu crush era algo súper anormal.

Por Dios.

La niñera de mi hermano aún no despertaba y eso que la ambulancia saltaba como si estuviera en un trampolín.

La velocidad que esta cosa llevaba era increíble. Jamás de los jamases había ido en una ambulancia que fuera así de rápido.

Por Dios.

Deja que mis padres se enteren de que dejé la casa sola y me fui para el hospital ya que la niñera se había desmayado.

—¿Cuando llegamos? —preguntaste cansado y yo resoplé.

—No sé, depende del número que marcaste.

—¿Cómo que...?

—Sí, porque si marcaste el número del hospital de otra cuidad pues... ya sabes.

—Ay Dios.

—¿Creen que haya muerto? —mi hermano nos pregunta mirando a la niñera.

—Claro que no pequeño James —revolviste su cabello—. Sólo está desmayada.

—Oh... ¿y por qué alguien se puede desmayar?

—Porque este embarazada, por un susto, por...

—¿Por un susto alguien puede desmayarse? —James prácticamente chilló y fruncí mi ceño.

—¿Por qué actúas así?

—Ay Jenna —mi hermano mordió sus uñas—, es que yo puse un ratón de juguete dentro de la sopa de mi niñera, ¿es mi culpa que se haya desmayado?

Golpeé mi frente y sacudí mi cabeza.

—¿Por qué no se te ocurre algo bueno? Es que tú no eres normal, James.

—Ser normal es aburrido —me dijiste—. Tú hermano todavía tiene edad para hacer bromas, y todo tipo de locuras, él no pensó que hacer esa pequeña e indefensa broma causaría que la niñera se desmayara, calabacín.

—¿Vez? Si Brandon me defiende tú también deberías hacerlo —James cruzó sus brazos y rodé mis ojos.

—Que remedio.

La ambulancia deja de andar y la puerta de atrás se habre. Dos enfermeros sacan a la niñera en la camilla y nosotros los seguimos.

Entramos a un salón en el que acuestan a la niñera. Luego salimos de nuevo ya que le comienzan a hacer análisis y nos sentamos en la sala de espera.

—Odio la espera —murmuraste.

—Voy a llamar a mis padres, si no lo hago capaz y me metan un putazo por no haberlo echo —les digo y tú asientes sonriendo.

—Putazo dice, tus padres jamás te harían eso.

—¿Qué no? —James enarca una ceja y luego comienza a reír—. Recuerdo que el año pasado llegó tarde y mamá casi le lanza la chancla.

Dejé de escucharlos para marcar el número de mamá, al instante contesta y aclaro mi garganta para saludarla.

—Hola mamá...

¿Ocurre algo?me pregunta—, a esta hora nunca llamas.

Sí ocurre. Resulta que James le hizo una broma a la niñera y estamos en el hospital de Hollow.

¿Que hizo qué?

Soplona —mi hermano me enseña la lengua y sonrío.

Ahora voy para allá junto con tu padre. No se muevan de allí.

Vale mamá.

Cuelgo y los miro.

—Mis padres vienen para acá.

—Así que estamos en Hollow —subiste tus cejas—, vaya.

—See...

—¡Ha! Marqué cualquier número, al menos llegamos a un hospital

—Estamos muy lejos, Brandon —James protesta y yo suspiro.

—Estuvieramos en casa si no hubieses hecho tu bromita.

—Vale, lo siento. No sabía que ella iba a desmayarse.

—¡Niños! —la voz de mamá hace que miremos hacia la entrada del hospital.

—¿Cómo llegaron tan rápido? —James se levantó y fue directo a mis padres.

—Estabamos cerca de aquí.

—Oh... ni Flash les hace nada.

—Tú y tus locuras James —papá negó con su cabeza y se acercó a nosotros.

Dejó un beso en mi frente y a ti te dió un apretón de manos.

—Entonces, ¿dónde está la niñera?

—En esa sala —señalé—, le están haciendo exámenes.

—Vamos cariño —papá tomó la mano de mamá y juntos entraron a la sala, mi hermano los siguió y nos quedamos solos y en silencio.

Por mi mente cruzó algo.

—Ibas a decirme algo pero James te interrumpió, ¿qué era?

—¿Yo?

—Sí, tú Brandon, algo sobre que me ibas a decir el jueves y luego horita pero mi hermano me llamó...

—Ah... no es nada, olvídalo —tragaste saliva.

—Puedes decirme, Brandon.

—Enserio, no es nada —negaste y asentí

Sí era algo, pero ahora no me querías decir.

Mamá y papá salieron junto a mi hermano y la niñera de la sala. Yo sorprendida me levanté.

—¿Todo está bien? —le pregunté a la niñera y esta asintió.

—Sí, sólo fue por el susto, no es nada malo.

—Susto que no volverás a sufrir —papá le dijo—. James prometió no volver a hacerlo.

—Podría comenzar botando las ratas de juguetes —le dijiste a papá—, es mejor no volver a sufrir otro susto.

—¿Y tú dónde estabas? ¿Con Jenna en la casa? —papá te preguntó y los dos tragamos saliva a la vez, vi una sonrisa maliciosa en el rostro de mí hermano.

Oh James, no lo hagas›› pensé mirando a mi hermano, pero su sonrisa se ensanchó.

—Los dos estaban en el cuarto de Jenna encerrados.

—¿Enserio? —mamá, papá, y la niñera preguntaron.

—Soplón —le dije a mí hermano y él rió.

—El karma existe, Jenna.

¿Recuerdas?✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora