11.- ¿Él o yo? -.

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De camino a casa me quedé dormida, James me despertó cuando llegamos , me acompaño a la puerta me dió un tierno beso como despedida y se fué. Quedamos para desayunar al día siguiente.

Me fuí a darme un baño, mi padre no llegaría hasta despues de comer así que decidí relajarme para pensar en todo lo que Catherine me había dicho. Abrí el grifo de la bañera y empezé a recogerme el pelo en un moño mal hecho, escuché un ruido y lo apagé para escuchar mejor.

-¿Papa?- pregunté asomandome por el marco de la puerta- ¿Eres tu?.- No hubo respuesta asi que volví a meterme en el baño.

El cristal empezó a empañarse, cogí una toalla y lo limpié, grité al ver a un hombre alto con la cara cubierta por una tela negra con agujeros solo para la boca y los ojos reflejado en el cristal. El hombre empujó mi cabeza chocandola con la pared, caí al suelo aturdida, sentía como la sangre caliente bajaba por mi rostro. Me arrastré bocabajo para llegar a la puerta, pero el hombre me agarro por los tobillos y me dio la vuelta sentandose a horcajadas sobre mi cuerpo sujetando mis muñecas juntas sobre mi cabeza con una sola mano.

-Eres guapisima, que pena que ya estes reservada por Lucas- dijo recorriendo su mano por mis mejillas hasta el pecho y mirandome con ojos color avellana. No aguantaba su asquerosa mirada recorriendome, levanté mi rodilla con todas mis fuerzas dandole a sus partes, el hombre gritó y cayó de lado agarrando su parte herida, ojala lo haya dejado estéril. Corrí escaleras abajo, la puerta de la calle estaba abierta. Cuando estaba apunto de salir algo, no se el que, me empuja hacia atras chocando mi hombro izquierdo con la pared una explosión de dolor recorriendome el brazo hizo que me estremeciera. La puerta se cerró con un portazo, me levanté como pude solo con el brazo derecho, el hombre se encontraba a pies de la escalera con la cabeza ladeada.

-¿A donde crees que vas preciosa? Tu vienes conmigo.

Empezó a acercarse amí con pasos lentos y pesados, yo, mientras retrocedía con la cabeza dandome vueltas, encontre mi voz.

-No te acerques- dije con la voz entrecortada.

-Y si me acerco ¿que vas a hacer?- dijo sonriendo.

Por un segundo, no sabía si era él o yo pero todos los muebles en el salón empezaron a temblar hasta que se levantaron del sitio, por la mirada del hombre averigüé que era yo la que estaba haciendo eso.

-Se acabó, no estoy aquí para juegos- Los muebles volvieron a donde estaban y yo salí disparada hacia la pared. Caí inconsciente

Visiones (Editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora