14. Confusión.

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— Oye...

La castaña sonrió cuando notó que su amiga le había rodado los ojos. Miró a las demás, quienes solo intentaron disimular la risa.

— Rebeka...

La nombrada seguía sin responder, solo continuaba comiendo uvas.

— Rebeka es tan infantil— se quejó la rubia a lo cual se ganó una mala mirada por parte de la morena.

— No provoquen a la inocente— expresó la pelirroja con diversión y sarcasmo—. Como si ella nunca hubiera hecho algo parecido.

Margot río por lo bajo mientras seguía mirando las expresiones de la chica que estaba a su lado.

— Tienes puntos menos en nuestra amistad, Rousseau— Rebeka volteó su cabeza hacia la ojiazul—¿Que clase de monstruo eres?

— Uno menos peor que tú— escuchó decir a Julia.

— El que te echara agua fría de la llave en la cara para que despertarás, fue algo súper inocente, comparado con tus bromitas— alegó Alejandra, como respuesta Rebeka le sacó el dedo medio—. Además, fue por una razón muy noble, despertarte para que no llegarás tarde al desayuno.

Rebeka tomó una de sus uvas y se la tiró. Cayó directamente en su frente, pero no se inmutó, la tomó y se la comió, provocando risa en las demás.

— Estoy en un grupo de niñitas infantiles.

— Infantil tu, que no le hablas a Margot desde que hizo aquello.

Se escuchó el tercer timbre que nos indicaba que tendríamos que volver de nuestro corto receso. Rebeka se levantó y tomó su bolso.

— Vámonos Rousseau, nos toca juntas— Margot sonrió emocionada. Sabía que su amiga solo fingía tal molestia, las demás lo habían confirmado, a pesar de que aquella morena diera pensar que era dura con los demás y que de verdad se había podido molestar, todo era actuación.

Se habían despedido de las demás, para después dirigirse a la clase de Biología. Margot sentía las miradas de Rebeka, como si estuviera diciéndole interiormente que le explicará lo de la noche pasada, pero ¿Cómo podía explicar algo que ella ni siquiera entendía?

— Sabes...— tomaron asiento cuando llegaron, apenas los alumnos entraban y se acomodaban, el profesor aún no llegaba—. Se me ocurrió una ingeniosa idea para que acepte tus disculpas.

— Ni lo pienses — no era difícil deducir a que se refería, ya lo sabía desde que salieron de la habitación.

— No estabas bien Mar. Sabes que puedes confiar en mí, seré tu escudo y espada, tu solo di nombre y yo me encargo — le guiñó un ojo, Margot solo sonrió y negó con la cabeza—. Aunque ya se cual nombre podría estar en el primer puesto.

— Olvídalo — sentencie.

Minutos después se escucharon algunos murmullos fuera del salón, como si estuviera pasando algo supremamente sorprendente fuera.

— ¿Que pasará afuera?

— ¿Te imaginas que Shawn Mandes nos haya visitado?

La ojiazul rodó los ojos, su amiga tenía una ligera obsesión con aquel canadiense, lo supo cuando encontró póster de él dentro del closet, la respuesta lógica de la morena era que no podía pegarlos en la pared porque no se podría admirar como era debido.

— Si fuera así, déjame decirte que gritos ya se oirían.

Rebeka iba a responder, cuando observaron una silueta aparecer pasando la puerta, silueta que llevaba un ramo de rosas en mano, las chicas se miraron entre sí, se dirigía a ellas y solo una de las dos debía de ser la destinaría de ese ramo. Margot sintió sus mejillas arder y con sus ojos pedía ayuda a Rebeka. Esto no podía ser cierto, nunca se imaginó que aquella persona se aparecería de tal manera, quería enterrar su cabeza debajo de la tierra.

Flower ArtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora