Los accionistas iban llegando de a poco hablando entre si, siendo ajenos a Ivette que se encontraba sentada en la silla principal de esa mesa gigantesca que reposaba en el centro de la oficina. Nadie lo notaba pero la pierna de la empresaria rebotaba con nerviosismo. Cuando cada uno de los accionistas llegó, Ivette se levantó y saludó.
— Hoy estamos reunidos aquí por una razón que en mi opinión están siendo incorrectos.
El ambiente era tenso, con miradas serias y susurros de nerviosos que llenaban esa oficina.
— ¿Su madre no vendrá? Le recuerdo que ella también es miembro de...
— No hace falta que me lo recuerde — Samantha llegaba elegantemente a la sala de juntas — ¿Comenzamos?
Sugirió cuando finalmente tomó asiento a un lado de su hija. Ivette la miró sorprendida, no se esperaba que ella estuviera aqui o que supiera lo que estaba sucediendo.
— Como integrante con mayor acciones excluyendo a los miembros de su familia — un hombre imponente con traje y corbata impecable tomó la palabra con firmeza —. Hablo por todos cuando digo que las acciones que está cometiendo la señorita Lambert, nuestra CEO, está empañando la reputación de la empresa. ¿Que dirán de nosotros cuando vean a una mujer, que es la representante de Lutetia, de tal talla no siendo acompañada de la mano con un hombre de su estatus, sino con otra mujer que seguramente ni siquiera tendrá el cuarto por ciento de lo que cada uno aqui tenemos en nuestra cuenta bancaria?
Ivette se levantó con fuerza azotando la mesa, sus ojos llenos de furia se fijaron en el hombre que tenia al otro extremo de la mesa.
— No le permito que hable de ella, y menos cuando no se encuentra aqui — señaló—. Cierre su boca a menos que se refiera a algo sobre el tema de esta reunión, si va a hacer al contrario, la puerta es bastante ancha para que se largue de una vez.
— Como decía, todos estamos de acuerdo que la mejor opción es que se le destituya - Ivette apretó con fuerza sus puños, quería llorar de la impotencia.
¿Tantos años haciendo algo que no le gustaba, se irian en vano? Suspiró, irguiéndose y miró a cada uno que complementaba esa asamblea.
— Frente a ustedes tienen una hoja, dos casillas, una donde se vota por mi salida de la empresa y otra donde se decide que me quede.
— Antes de eso, quiero informarle que de la poca probabilidad que usted se quede. La mayoria de nosotros nos iremos.
Los murmullos incrementaron entre si. Samantha miró a su hija preocupada, Ivette intentaba procesar las palabras dichas de ese hombre que se pintaba tan seguro, y es que no dudaba de su palabra. Ava tenia mucho que ver, tenia influencia en ellos.
— Empiecen.
En menos de cinco minutos todos los folletos reposaban frente a Ivette, ella no necesitaba ver para saber la decisión definitiva. Estaba segura de que su mamá habia votado por que se quedara y una que otro de los accionistas, pero no los suficiente para quedarse. Justo cuando iba a tomar las hojas la puerta de vidrio de aquella sala se abrió dando paso a ver un hombre moreno de 1.80 con un traje blanco entrando con un maletin en mano, el cual en cuanto vio a Ivette y la reconoció se acercó hasta ella.
— ¿Quien es usted y por que entra asi como si nada? ¿No ve que estamos en una jodida reunión?
El hombre asintió a las palabras de Ivette, la cual estaba bastante molesta por la interrupción.
— Disculpe por la forma en la que entré pero mucho gusto — extendió su mano a Ivette —. Soy Cesar, abogado de Felipe Harper.
Ivette giró inmediatamente hacia su mamá quien se colocaba de pie también extrañada por la situación.
ESTÁS LEYENDO
Flower Art
Любовные романыMargot amaba el arte. Ivette amaba las flores. Margot tenía heridas que curar. Ivette se negaba a tenerlas. Una prefería no tener la atención de los demás, la otra lo tenía sin quererlo, solo por ser la nieta de la directora y dueña del internado. M...