24. Adicción.

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(Les recomiendo escuchar la canción en todo el capitulo, sin más. Disfruten)
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La noche transpiraba una calma inquietante, el cielo estaba despejado de estrellas solo la luna era testigo de todo. Si a Margot le hubieran dicho que en su vida tendría un vestido caro pegado a su cuerpo y siendo parte de un internado importante no se lo creería, su vida había cambiado en tan poco tiempo que no se lo creía.

Las chicas se habían ido primero que ella ya que Marcos estaba allí esperándolas pero no sin antes admirar a la ojiazul que esa noche no transpiraba la chica tímida de siempre, una segura y poderosamente irresistible la había opacado.

— Tranquila, todo estará bien — el italiano aseguraba a la persona tras línea—. Quedó sorprendi...

Nicholas alzó la mirada a la gran entrada del internado, tragando en seco al percatarse de la figura que aparecía saliendo del lugar, olvidándose de quién era Margot para su mejor amiga, solo por un segundo la miró como una mujer. La castaña bajaba las escaleras con una seguridad impresionante, que cualquiera que la conociera se quedaría perplejo. El vestido negro con corte en v dejaba su pecho descubierto, llegaba hasta sus pies y estaba ceñido a su cuerpo como una segunda piel dando paso a ver las curvas que lo decoraba, en cada paso que daba sus piernas sobresalían en aquel corte alto, y las prendas que Ivette compró sin ver el alto precio le lucían, mostrando una faceta nueva de Margot.

— Solo diré que...te morirás al solo verla, al primer segundo.

Y colgó, sin importarle las exigencias de su amiga al no entender su comentario. Margot al llegar al pie de la escalera se acercó con esa sonrisa tierna característica de ella, Nicholas abrió sus brazos con gracia.

— ¿Tu fiel escolta no merece un abrazo?— Margot dudó un segundo pero se acercó y sintió como los brazos grandes y musculosos de Nicholas la rodeaban, segundos después la dejó libre—. Te ves impresionante Margot.

— Gracias— dijo tímidamente. Eso era lo irónico, Margot destilaba esa noche finura y majestuosidad pero seguía teniendo esa actitud tímida.

Nicholas no era como Ivette, no era de los que tenían cosas caras pero sin ser ostentosas, Nicholas era de esos que tenía dinero y amaba comprarse lo que quisiera sin importarle si eran ostentosas o no. Por eso cuando Margot desvío la mirada hacia la parte de atrás del italiano, la sorpresa volvió a pintar en su semblante, un Bugatti de color blanco estaba estacionado a sus espaldas con las luces prendidas.

Cuando se montaron, Nicholas le había comentado que se pusiera el cinturón y que sostuviera su cabello planchado, porque estaba acostumbrado a ir a gran velocidad pero que por ella bajaría un poco el ritmo, aunque el que bajara su ritmo no significaba que sería lento para ella. Margot no sabía muy bien a dónde se dirigían o a qué dirección en realidad, pero sus dudas fueran dispersas cuando se adentraron a una calle que era un conjunto de casas lujosas y algunas mansiones, por dónde viera dinero era lo que relucía.

¿Debería de acostumbrarme?

Nicholas se estacionó frente a la iluminada entrada de la gran mansión bajando primero y entregándole las llaves al valetparking, por otro lado Margot iba a bajarse del mismo modo pero antes de hacerlo la puerta se abrió dejando ver al mozo extendiendo su mano para ayudarla a bajar, su pie derecho salió de primero y luego el otro provocando que el aire levantara un poco su vestido pero no al modo de mostrar algo, era muy largo para que eso pasara.

Margot y Nicholas subieron las escaleras con los brazos entrelazados, cuando iban a traspasar la puerta el celular de Nicholas sonó, la ojiazul lo miró expectante pero él únicamente negó con la cabeza, sabia quien lo llamaba y no era necesario responder, ya había traído a la razón de su insistencia.

Flower ArtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora