53. Climax.

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Todos creemos que una mentira puede ser muy buena si no dejamos cabos sueltos, si no dejamos pistas, tan buena que sería imposible tan solo imaginarla. Pero ¿que pasaría si llega alguien más mentiroso, más inteligente, más minucioso? ¿Que pasaría si todas las pistas que habías cabado empiezan a sobresalir con lentitud? El desastre, como una castillo de naipes, todo caería y se derrumbaría.

El desastre ya estaba sucediendo, el desastre era lo que sentía Margot en su interior, pero una luz de esperanza se enterró en su pecho y no lo soltaría nunca más, lo jugaría todo, lo arriesgaría todo, era hora.

Arrancó con furia su auto y con rapidez recorría las calles, deseaba que existiera una máquina que la transportará al lugar que necesitaba estar de inmediato. Sentía arder la sangre que pasaba por sus venas, su corazón bombeaba con rapidez y su mirada estaba fija en llegar a su objetivo. La ira estaba tendida en su cuerpo, todo le fue robado, sus sueños, sus pensamientos, sus sentimientos y sobre todo su tiempo.

Azotó la puerta de su auto y entró a la casa de Charlotte y Paúl escuchando la música al fondo, suponía que estaban en el jardín. Con paso rápido se dirigió hasta allí, nadie notaba su presencia dándole libertad en recorrer con la mirada el lugar buscando a la persona que su todo su interior necesitaba encontrar. Y ahí estaba... sonriendo frente a Rebeka, sus manos ardían y sudaban a la vez, estaba decidida pero los nervios también la habían poseído. Había perdido tiempo, no podía perder más.

Corrió hasta donde estaban sin importarle si alguien la saludaba en medio del camino, estaba fija en un objetivo y no torceria el brazo. Hasta que las dos chicas que hablaban entre si voltearon a la vez mirándola. Ivette inclinó la cabeza y la observó con detenimiento.

- Ven conmigo - la tomó de la mano, sin siquiera saludar a Rebeka.

La jaló hasta el interior de la casa, la llevaba consigo sin escuchar las preguntas de Ivette. Margot necesitaba muchas cosas, pero en ese preciso instante la necesitaba a ella. La adentró a la habitación que le correspondía y en cuanto cerró la puerta fijó sus ojos en Ivette como si de una presa se tratara.

- ¿Que pasa?- Ivette preguntó con detenimiento, esa actitud que Margot tenía no era normal, pero en parte le atraía. La castaña se acercó a ella quedando a centímetros de su rostro -. No estoy entendiendo.

- Te ves mejor haciendo silencio.

Y saltó, tanto Margot como Ivette saltaron al abismo sin pensar, sin seguridad. Saltaron y lo estaban disfrutando. La ojiazul desprevenidamente tomó a Ivette del cuello y la empujó contra ella, no necesitaba a nadie más, solo a ella y se lo dio a conocer cuando pegó sus labios contra los de ella, en un beso hambriento. Había deseado aquello desde que se habían reencontrado, lo había ansiado con cada partícula de su ser.

Ivette al principio quedó estupefacta por lo que sucedía, pero se dejó envolver por las sensaciones que su cuerpo y corazón empezaban a experimentar. Cómo si fuera escrito detalladamente en la habitación se escabullia la música que había de fondo, ambientando la escena que sucedía en tiempo real.

I only met you in my dreams before.
When I was young and alone in the world.
You were there when I needed someone
To call my girl.

Margot bajó sus manos lentamente acariciando cada parte del cuerpo de la hermosa mujer que tenía besándola de la manera más pura jamás sentida. La apretó hacia ella, sintiendo como su piel de porcelana ardía bajo su tacto.

And now you're my reality.
And I wanna feel you close.
But, you're defeated, baby.
Broken, hurtin', sufferin' from a shattered soul.

Flower ArtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora