La helada brisa que atribuía esas montañas causaba escalofríos en todo su cuerpo. Aunque no se arrepentía de haber ido a ese lugar, las vistas que tenia le era gratificante como lo seria un chocolate caliente. Pensando en esa idea se colocó su abrigo, y salió del balcón acercándose hacia la cocina. Su sonrisa fue inevitable cuando vio a esa personita en el mueble con los pies encima de la mesilla.
— Los pies — murmuró con voz firme. En cuanto los pies fueron bajados de la mesa volvió hablar — ¿Ivette todavía no ha salido de la habitación?
— No, sabes como es — Margot rodó los ojos y preparó a calentar leche .
— ¿Te apetece chocolate caliente?
3, 2, 1...
— Claro que si — se levantó de golpe y se acercó hasta la castaña — ¿Que tal si preparamos panqueques?
— Elián, no tenemos tiempo. Mas bien llama a Ivette para que salga, dile que ya se nos hace tarde.
— ¿Las maletas ya están en la camioneta? — Margot asintió — ¿Rebe vendrá?
Margot suspiró con una sonrisa en su rostro, se giró ante el pelirrubio que la miraba con sus ojos azules brillantes y una sonrisa tierna.
— Ve a buscar a Ivette.
— Lo que digas — rodó los ojos y a las duras se acercó al inicio del pasillo.
—. Elián...
— ¡Mamá! ¡Que vengas ahora!
— ¿Que hemos hablado de los gritos, ah?
Margot se acercó hasta su hijo y tomándolo de su diminuta quijada obligándolo a mirarla. En el momento que Elián vio la mirada represiva de su madre supo que era mejor no volver a jugar con ella de ese modo.
— Perdón ma — suspiró —. Solo quería retarte.
— Te quedas sin chocolate.
Margot se dio vuelta y guió sus pasos nuevamente hacia la cocina. Dio gracias a los cielos cuando escucho como una puerta se abría y unos pasos hacían eco en la casa.
— ¿Como que sin chocolate? ¿Eso no es un acto cruel? — Ivette dejaba un beso en el hombro de su ahora esposa, cargando al niño de apenas diez años en brazos.
— Si, muy cruel. Ma me ofreció chocolate y ahora me lo niega — hizo un puchero —. Mamá, convencela.
Margot negaba con la cabeza fingiendo que no había manera que aquellas dos personitas la convencieran.
— Pidele disculpas, verá como cambia de parecer.
— Ma — el pequeño de ojos azules buscaba su mirada. Margot cedió y lo miró, fue imposible retener la sonrisa enternecida que causaba el puchero de su hijo — ¿Me perdonas?
La pintora alzó las cejas haciendo una mueca de que lo estaba pensando, Elián respiro hondo y se escondió en el cuello de su otra mamá. Fue entonces que Ivette movió su hombro, Elián salió de su escondite y miró a Ivette, quien le señaló a Margot. El niño sonrió contento cuando vio que su otra mamá mantenía su mejilla cerca de él, siempre lo hacia cuando esperaba un beso de este.
— Ven aquí, pequeño — Margot lo tomó de brazos —. Sirvenos el chocolate.
— ¿Yo? — Ivette se quedó petrificada, pero al ver la cara seria tanto de su hijo como de su esposa asintió frenéticamente —. Si, yo.
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11 años antes
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Flower Art
Roman d'amourMargot amaba el arte. Ivette amaba las flores. Margot tenía heridas que curar. Ivette se negaba a tenerlas. Una prefería no tener la atención de los demás, la otra lo tenía sin quererlo, solo por ser la nieta de la directora y dueña del internado. M...