26. Descubrimiento.

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Seguía sus pasos con rapidez, aún olvidaba que su amiga era una profesional atleta y que sus piernas al lado de las de ella eran débiles.

— Camina más despacio— imploró.

— Camina más rápido— se burló, mirando hacia atrás. Se detuvo viendo como su amiga se detenía e intentaba respirar con lentitud.

— A-al fin...— jadeó, sosteniéndose de sus rodillas.

— Necesitas ejercitarte más.

— ¿A dónde vamos? — preguntó. Después de que a Rebeka se le hubiera ocurrido tal idea salieron de su habitación caminando rápido, y aunque Margot no entendía la seguía con la foto de su madre en mano.

— Tienes buenas calificaciones, no te he visto reprobar ningún examen al día de hoy, pueden darte permiso de salir y ya que tu rubia por ahora está fuera de servicio...— la castaña frunció los labios y desvío la mirada—. Iremos con nuestra pelirroja, el que ella vaya junto a ti puede ser un incentivo para que te den permiso.

— Rebeka, no quiero ir propagando mi vida y mis inquietudes a todo mundo— replicó.

— Mira— la tomó de sus hombros—. Se que este tema es muy personal y delicado para ti, pero te puedo apostar lo que sea que desde Alejandra hasta Julia te queremos y eres parte de nosotras, somos como hermanas y entre hermanas nos apoyamos ¿no? Entiendo que quieras mantener todo en secreto pero si le pides a Marcela que no cuente nada, ella no abrirá la boca.

Margot sintió sus ojos humedecerse, esta sensación de resguardo y apoyo incondicional nunca lo había sentido en su vida, nunca tuvo alguien cercano que la quisiera y estuviera allí junto a ella de manera incondicional. Esto era nuevo y la perturbaba de buena manera.

Sin saber que contestar solamente asintió, Rebeka le sonrió y siguieron avanzando, se aproximaron al jardín y vieron a las chicas riendo y bromeando entre si de lejos.

— Oh..lo siento— Margot sintió chocar su hombro contra otro cuerpo y la reacción hizo que perdiera el equilibrio.

Alzó la mirada para ver contra quien había chocado y su corazón se alteró cuando vio a la mismísima directora agachándose para tomar algo entre sus manos.

— Lo siento, directora Ava. No sabía por dónde iba— quiso disculparse inmediatamente.

Sin prestar atención a sus palabras Ava miraba atentamente con el ceño fruncido lo que tenía en manos. Margot curiosa miro hacia sus manos y entro en pánico al ver la fotografía de su madre, se le tuvo que caer en el impacto.

— ¿Ella es...?— Ava la miró, con el mismo semblante serio.

— Mi madre.

Ava asintió y volvió su mirada hacia la foto, hizo una mueca y devolvió la foto a su dueña.

— Ten mas cuidado al caminar.

Margot iba a volver a disculparse pero la directora se dio vuelta marchándose. La castaña volvió a retomar sus pasos y se sentó junto a sus amigas.

— Creo que tienes pésima suerte, conejito. Siempre te encuentras con esa bruja.

— Alejandra...— la voz severa de Marcela se escuchó haciendo que la pelinegra se encogiera de hombros.

— ¿Que le dijiste?— Nohelia la miró.

— ¿Sobre qué?— la ojiazul preguntó.

— Algo tuviste que decirle que hizo que su rostro se desencajara.

— Solo pedí disculpas, nada más.

— ¿Y te respondió?— Julia está vez fue la que pregunto.

— Solo me dijo que tuviera cuidado al caminar.

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