18. Prioridades.

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Ivette Lambert.

Mis mejillas se ensancharon, todo mi cuerpo estaba experimentando la serotonina que causó ese momento. Pestañee dos veces repitiéndome que lo volví hacer, que si era real, que aquella pasión en realidad nunca había caducado, seguía vivo tal como el primer día. Mi abuela se moriría si me viera jugando, y eso en parte me causaba gracia. Tomé mis cosas y dirigí mi mirada hacia las gradas, donde anteriormente Rebeka había subido hasta llegar a sus amigas. Visualice a Margot sonriéndole y respondiendole algo a Rebeka; sin embargo por unos segundos sus ojos se desviaron hacia a mi y su sonrisa se estiró aún más.

— Tenista de cuarta, ¿vendrás o no?

Observé como Rebeka, se giraba hacia a mi y me miraba de manera sarcástica. Le dijo algo a las chicas para avanzar hasta a mí. Miré nuevamente a la castaña para luego adentrarme junto con Rebeka a los baños.

— ¿Puedo preguntar por qué volviste?

— No creo que sea de tu interés — si lo supiera, habría muchas preguntas de por medio.

— ¿Si sabes que fue golpe de suerte? — negó con la cabeza mientras se sacaba la ropa.

— Claro Rebeka— vi por el rabillo del ojo como se metía a la ducha.

— Creo que te salvaste de una grande al no haber mucha gente viendo el partido.

— ¿Me lo dices a mi, o te lo estás diciendo?

— Basta— reí y me metí a la ducha luego.

Después de habernos bañado y vestido, salimos juntas, echando bromas entre si sobre el juego. Cuando nos topamos nuevamente con la cancha observamos como las chicas se encontraban jugando con las pelotas, pasándola entre si, Rebeka murmuró un "No puede ser" con un tono agotador pero lleno de gracia.

— Parecen chiquillas— intervino Rebeka, causando que las chicas pararan.

Me colgué el bolso con fuerza y sin arrepentirme de mi atrevimiento me acerqué con paso seguro hacia la castaña quien miraba atentamente cada paso que daba. Cuando estuve frente a ella me sonrió, provocando que mi corazón se derritiera inmediatamente.

¿Por qué lo niegas tanto?

Escuché mi subconsciente hablar, mis ojos no se querían despegar de aquellos ojos azules, era tan dolorosamente hermosa...

— ¿Quieres desaparecer un rato?— me acerqué a su oído para susurrarle. Sonreí cuando escuché su risa leve. Me separé y le ofrecí mi mano, mi corazón se enloqueció y sentí que la felicidad que sentía ese día nunca acabaría cuando ella tomó mi mano y asintió. Me giré hacia las chicas que se encontraban en un círculo hablando en susurros—. Me la rapto por unas horas.

Con aquellas palabras causé que todas girarán hacia nosotras.

— Que tengan linda tarde— y no esperé que respondieran solo jale junto a mi a Margot y nos marchamos.

Cuando íbamos a mitad de camino, noté que nuestras manos en ningún momento se habían despegado, suspiré y sonreí.

— Estuviste increíble— murmuró—. No tenía idea que jugabas.

— Es una historia que te contaré cuando lleguemos— solté su mano y la voltee a ver—. Obvio, si me alcanzas.

Y empecé a correr, escuché como empezaba a quejarse pero aun así se dispuso a seguirme intentando alcanzarme, bajé la velocidad y me giré corriendo hacia atrás mientras la miraba, mis ojos observaban como su cabello saltaba y quise mirar sus ojos, quienes me miraban desafiantes.

Flower ArtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora