Capítulo 1.

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*Sofía Denell en galería*


"If this is the last night
Baby let's do this right, kiss me like you mean it
If this is the last night
Baby let's do this right, kiss me..."

Con un ligero movimiento logré desactivar mi alarma. ¿Por qué decidí colocar mi canción favorita como despertador? Bueno, al principio supuse que sería lindo levantarme por la canción que me pone de buenas energías y sonrisas, pero como pude olvidar el pequeño detalle de que todo lo que me despierte me genera mal humor. Mi error. Las sabanas aún cubrían todo mi cuerpo y pase mis manos por mis ojos frotándolos suavemente mientras trataba de estirar mi cuerpo con la intención de disipar todo el sueño aun acumulado. Sentí un pequeño peso en mi vientre e imagine quien estaba a la espera de que sacara mi cabeza para recordarme lo triste que es su existencia si no le sirvo un poco de comida. Rodé mis ojos por mi imposibilidad para decidir levantarme ya. Pero, también era mi culpa haberme quedado hasta la madrugada pensando en cosas innecesarias y ahogándome en la literatura. Como pude alcance mi celular y literalmente di un salto al ver que eran pasadas de las siete de la mañana. Era muy tarde para mis clases. Aparte rápidamente las sábanas que envolvían mi cuerpo y Pacho, mi gato, al ver mi reacción se dejó caer suavemente en la cama para observarme extrañado.

-          Es muy tarde. De nuevo tarde, Pacho.- murmure muy desesperada a mi gato mientras cerraba de un portazo la puerta de mi baño.

Saqué mi ropa para dormir rápidamente y solté mi cabello castaño oscuro de aquella coleta descuidada que había decidido hacerme la noche anterior. El agua, congelada, había disipado todo rastro de sueño que había quedado y el desastre de pensamientos desordenados en mi cabeza se vieron opacados y detenidos por el golpe de frío. Fue la ducha más corta pero más provechosa que me había dado en mucho tiempo.

Salí rápidamente y los golpes en la puerta de mi habitación se hicieron presentes.

-          ¿Si?- musite suavemente mientras buscaba unos jeans y me despoje de la toalla que me cubría.

-          Hija, se te está haciendo tarde y tu desayuno se está enfriando. – escuche que decía mi mamá al otro lado.

-          Salgo en 5.- respondí de inmediato mientras colocaba una playera blanca y rayas negras y mis vans negras.

Terminé rápidamente los últimos detalles de mi presentación y agarré mi mochila. Bajé rápidamente las escaleras y me encontré con la cara de reproche de mi madre en la cocina. Abrí el refrigerador y saque una lata de CocaCola y camine rápido hasta la entrada.

-          ¿No comerás? –  Gritó mi madre extrañada.

-          Es tarde. Nos vemos luego-  exclamé de vuelta mientras cerraba la puerta.

Caminé (corrí) en dirección a mi instituto que quedaba aproximadamente a quince minutos, pero en realidad era muy tarde para hacerme a la idea de que podría llegar a tiempo para mi primera clase. Decidí caminar despacio y apreciar el paisaje que me ofrecía la zona.  Un lugar mezclado de un ambiente tranquilo y cálido. Sus calles transitadas contaban la historia detrás de su gente. Siempre había crecido aquí, esta ciudad me había visto madurar y había participado gran cantidad de veces.  Encontré y perdí mi corazón. Construí y perdí relaciones, amistades. Aunque faltaba algo, siempre faltaba. Pero, en realidad era una ciudad pequeña, ¿qué extraordinario podría suceder?

Entré al instituto y camine por los estrechos pasillos en busca de mi casillero para sacar algunos libros para mi próxima clase. No había absolutamente nadie en este pequeño espacio y sentí la frustración recorrer mi cuerpo por ser tan testaruda y no dormir temprano para que esto no pase. Niego con mi cabeza en desaprobación y abro mi casillero. Saco lo que necesito y mi celular vibra haciendo que de un pequeño sobresalto por la sorpresa. Lo saco del bolsillo de mis jeans y veo como hay varios mensajes que no había sentido.

Enamorada del chico problema Donde viven las historias. Descúbrelo ahora