Omega malvavisco

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Dahyun es una Omega.

Dahyun es una Omega que huele a malvaviscos.

Dahyun es la Omega que tiene el aroma que la había hecho sentir extraña.

Dahyun es la Omega que tiene ese aroma exquisito que llenó sus fosas nasales con gracia sin ser invasivo como otros.

Sana está confundida, realmente muy confundida. Esa chica que no se acercó a su casa tiene grandes posibilidades de ser su Omega. La Alfa lo sabe. ¿Además, cuántas personas que huelen a malvaviscos hay? No muchas, uno no va por la calle encontrando personas que huelen a malvaviscos y de todas formas ¿cuántas personas que huelen a malvaviscos conocen a Momo? Según lo que sabe, sólo una.

La muchacha pensó en aquellas cosas repetidamente todo lo que restó del fin de semana. Lamentablemente no tuvo tiempo de preguntar nada acerca de la Omega. Tan pronto como olió la muñeca de la chica frente a ella, queriendo comprobar que el aroma que tenía pegado era el mismo que había sentido en Momo, su mejor amiga apareció agradeciéndole por dejarla usar su baño, para luego decirle que ella junto a Jihyo y Dahyun irían a ayudar a Daniel a mover un par de muebles. Momo hablaba como si Sana supiera quienes eran esas personas.

Bueno, sabía que Dahyun era, muy probablemente, su Omega. Sabía que Jihyo era la chica que acompañó a Momo a su puerta y sabía que Daniel era el chico al que iban a ayudar, pero no sabía más. Ni siquiera sabía si esa Omega realmente olía a malvaviscos o había enloquecido.

- Deberías preguntarle a Momo si sabe el aroma de esa chica-. Le decía Nayeon mientras hacían un par de tareas-. Eso te facilitaría las cosas.

- Si hago eso Momo sabrá que ocurre algo.

- ¿Y?- La coreana levantó una ceja-. Al menos así podrías hacer que le dieran celos, como en las películas de romance.

- Sí claro-. Sana rió un poco-. Realmente dudo que Momo pueda sentir celos.

- Yo también-. Dijo Nayeon rodando los ojos, pero Sana no logró verla al estar concentrada en su laptop-. Pero de todos modos, si piensas que esa chica es tu Omega debes conocerla y después intentar conquistarla.

- ¿Intentar conquistarla? ¿Así como tu "Alfa" te quiere conquistar a ti?- Minatozaki hizo comillas con sus dedos, para luego mirar el ramo de flores que estaba junto a Nayeon.

Su amiga lo miró también. Eran flores bonitas y aceptaría que le habían gustado si no fuera Jeongyeon quien se las dio. Al menos la Alfa las ocupó para disculparse por haberle dejado su aroma. Al parecer, Yoo le había explicando a la Omega como en clase tenía mucho sueño y no notó que expandía su esencia hasta que era demasiado tarde. Sana sabía de eso, los Alfas solían dejar que su aroma cubriera las habitaciones en las que dormían para tener un mejor sueño. Eso ayudaba también a que sus cachorros durmieran bien, su padre lo hacía cuando de pequeña Sana tenía pesadillas, hacía que se sintiera protegida.

Aún así, su amiga era algo terca y su perdón no era algo que se obtuviera fácilmente y además la chica ni siquiera incluyó las veces que la había hecho sentir como una inútil en sus disculpas. Unas simples flores no iban a lograr que olvidara eso, no importaba lo bonitas que sean. La japonesa encuentra un poco bizarro el como su vida está centrada en los aromas de la gente últimamente, y también encuentra bizarra la situación en que se encuentra su amiga. Bien, no todas las personas tienen la suerte de saber de inmediato si una persona es su Alfa u Omega, ni siquiera ella lo sabe. Aún así, Sana cree que debe haber al menos alguna señal que te lo indique, como el aroma a malvaviscos de Dahyun, quizás esa chica vio la señal de que Nayeon es su Omega, pero Nayeon no ha visto la señal que le indica que ella es su Alfa. La japonesa pefiere guardar ese pensamiento para sí misma, de todas maneras su amiga puede decidir si quiere estar con esa muchacha o no. Todo el mundo es libre de decidir que hacer con sus vidas.

Lamentablemente parece ser que eso no aplica cuando quieres decidir si ir a una fiesta o no.

Así que Sana de pronto se encuentra en casa de alguien que no conoce, con gente que ha visto quizás dos veces en todo lo que lleva de universidad y una cerveza en su mano. La Alfa no sabe cómo terminó en ese lugar, o eso es lo que se dice para justificar el no conocer ni a la mitad de la gente del lugar, porque claro que sabe cómo terminó en ese lugar. Momo la llevó. Sana realmente se sorprendió cuando su mejor amiga le pidió que la acompañara a una fiesta. Momo no es el tipo de persona que sale entre semana a beber, pero la menor no podía negarse a las cosas que su mejor amiga quisiera. Así que la acompañó. Aún no decide si es una buena o mala idea, pero se inclina más por la segunda opción cuando nota que la Beta no está cerca de ella. Por un momento entra en pánico, hasta que la ve acercarse a ella con un gran tazón lleno de golosinas.

- ¡Mira lo que encontré!- La mayor se ve muy feliz cuando tiene comida cerca.

- ¿De dónde sacaste eso?- Sana siente que tiene que gritar para que su amiga la escuche, no sabía que Momo conocía a gente tan ruidosa.

- ¡Me lo robé!- Hirai se ríe bastante, la Alfa sabe que está alcoholizada y que probablemente sólo sacó el tazón de alguna mesa. De todas formas ella ríe también, Momo sostiene el tazón sobre sus hombros, le recuerda a Jack Sparrow y el jarrón. Por suerte su compatriota no cae al suelo al igual que el capitán, pero sí que se tambalea un par de veces.

- ¡Deberías tomar un poco de agua!- Sana le quita el tazón a Momo, dejándolo en el suelo. Alguien podría caerse al pisarlo, pero la muchacha también está un tanto alcoholizada así que no piensa en eso.

Ambas extranjeras ríen al llegar a la cocina del hogar y se dan cuenta de que al fin pueden oírse sin necesidad de gritar. La Alfa busca un vaso en el cual servir un poco de agua a su mejor amiga, quien sólo la observa apoyada en una de las encimeras. Sana está nerviosa, la mirada de Momo sobre ella siempre tiene ese efecto. Mucho más Ahora que tiene alcohol en la sangre, si Nayeon estuviera con ellas probablemente se reiría en su cara. No encuentra un vaso, en realidad no termina de buscar uno, así que limpia un poco el que estaba ocupado con su cerveza.

- Satang...- La voz de la japonesa mayor se escucha lejana, estaba quedándose dormida-. Cuando vivamos en Nara, robemos un ciervo.

- ¿Por qué haríamos eso?- Sana logra que su amiga sostenga el vaso de agua, pero no lo bebe. En cambio, Momo la abraza, atrayendola a su cuerpo. El corazón se la Alfa empieza a funcionar más de lo necesario.

- Los ciervos son lindos.

Momo la observa, esperando que su compatriota diga que tiene razón. Quizás es por el alcohol que no lo nota, pero sus rostros están mucho más cerca de lo que deberían. Sana siente que podría fallecer en cualquier momento.

En ese momento sabe que realmente fue una mala idea ir a esa fiesta. Tiene a Momo muy cerca de ella, esperando a que responda algo y Sana ni siquiera sabe que fue lo que le dijo debido a los nervios. Una parte de ella le dice que debería aprovechar el momento y besar a Momo, ambas están ebrias de todos modos, al día siguiente podría justificarse perfectamente. Pero ella no es ese tipo de persona, así que no hace movimiento alguno.

Momo de pronto mira hacia la puerta de la cocina, alguien entró, Sana siente que puede respirar nuevamente por unos segundos, hasta que la japonesa mayor se aferra a ella. Clara señal de que no quiere moverse de allí, incluso si nadie le ha dicho que lo haga. Sana cree que va a morir, no está acostumbrada a que Momo se comporte de esa manera. Puede que cuando eran menores su amiga fuera un poco más afectiva de lo que es ahora, pero nunca tanto como esto. Nunca tanto como para estar hundida en su pecho mientras protesta que quiere quedarse ahí como un niño pequeño que no quiere ir a la escuela. La Alfa cree, por segunda vez, que está a punto de morir, pero recuerda que alguien acaba de entrar a la cocina.

- Ay, yo sólo venía por chocolate-. Y de pronto, Sana reconoce algo.

No la voz de quién entró, pero sí el aroma. Ese aroma a malvaviscos que duda enormemente pueda poseer alguna otra persona aparte de quién cree que es su Omega. Mira a la puerta. Hay una chica justo ahí, mirando al suelo probablemente avergonzada, seguramente la situación en la que están Momo y ella no se ve del todo bien. ¿Sigue el vaso de agua en la mano de su amiga?

No tiene tiempo de pensar en eso cuando el aroma a malvaviscos se cuela más en sus narices. Entonces, al cruzar miradas con la muchacha, siente a como su corazón se detiene un segundo y es ahí cuando se da cuenta. Esa chica definitivamente es su Omega.

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Beta durazno [Saidahmo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora