¡No huyas Hirai!

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- ¡DETENTE! ¡VEN AQUÍ!

¿Era esta la forma en que creyó que pasaría su día? No ¿Era la mejor idea que había tenido? No ¿Era lo único que atinó a hacer? Sí, absolutamente. Pero, según Sana, no había otra cosa que pudiera haber hecho. Dahyun retuvo a Momo en una conversación sin fin todo el tiempo que pudo, pero al instante en el que la Beta cruzó la mirada con su mejor amiga salió corriendo como alma en pena. Mala suerte para Sana, a pesar de ser una Alfa no era la persona más atlética y Momo, por desgracia, era una gran corredora.

- Maldición, Momo-. Sus pulmones se quedaban sin aire. Si antes pensaba que Momo la evitaba y huía de ella ahora sabía que estaba en lo correcto-. ¡DEJA DE CORRER!

La mayor era como un mapache aceitado que pasaba entre la gente sin problema alguno. Era horrible. Al menos agradecía que por el tiempo que habían pasado corriendo por la ciudad Momo parecía estar bajando la velocidad. Muy pronto tendría una oportunidad de alcanzarla si aceleraba el paso. No iba a permitir que esa chica siguiera huyendo de ella. Necesitaban resolver sus problemas de una vez por todas. Claro que, si no lograba atraparla, gritaría que le había robado algo para que alguna persona con complejo de héroe detuviera a la mayor por ella.

El sol estaba atacandola como nunca, golpeando su piel y sus pupilas con gran intensidad. Casi como si la otra chica hubiera confabulado con el astro para que la ayudara en su huida desenfrenada.

- ¡Ajá!- Gritó, envolviendo a la Beta con sus brazos cuando tuvo que frenar inesperadamente gracias a una luz en rojo y vehículos que desesperadamente querían llegar a destino-. ¡Ya te tengo!

- ¡Suéltame!- Momo se retorcía.

- ¡No! No voy a soltarte hasta que hables conmigo- Al menos, gracias a que era unos cuantos centímetros más alta, ya no tenía que gritar y podía hablar con normalidad.

La mayor seguía con sus intentos de liberación.

- No tengo nada que hablar contigo.

- ¿Nada?- Frunció el ceño-. ¿¡Cómo dices eso cuando me besaste y desapareciste después!?

Sana, a pesar de lo mucho que intentara no parecerlo, era una Alfa y ser de aquella casta venía con ciertas ventajas. Una de ellas era la fuerza, fuerza que estaba utilizando para retener a Momo y que había aumentado sin darse cuenta. Eso seguramente haría que algunos ematomas se formaran en la piel de la más baja. Los brazos de Sana sujetaban a Momo y, a su vez, la acercaban a ella, no quería que huyera nuevamente, necesitaba tenerla ahí, a su lado. No podía vivir sin aquella mujer.

- Sana, Sana-. Momo sentía como se le escapaba el aire.

- ¿Por qué me besaste?- La Beta sintió como su hombro comenzaba a humedecerse-. ¿Por qué me besaste si después me ibas a dejar?

- Sana...- Momo pudo respirar nuevamente, Sana ya no la estaba reteniendo. Podría haber huido nuevamente, pero no lo hizo, en cambio giró su cuerpo para cruzar miradas con su amiga una vez más.

- ¿Por qué?- Los ojos de la Alfa estaban llenos de lágrimas que se apresuraban para bajar por sus mejillas, el corazón de la Beta se trizó.

-Sana-. ¿Ella había provocado eso?- No llores, lo siento, no llores.

Rápidamente Momo intentó secar las lágrimas que aún corrían por el rostro de su mejor amiga. Oh Dios, como odiaba verla llorar, era una de las peores cosas del mundo. Sana era una persona alegre que hasta en las peores situaciones intentaba ver el lado positivo, verla llorar la hería más de lo que una puñalada podría. En esos momentos se odiaba por haber provocado aquello, en esos momentos se sentía la peor persona que había pasado la faz de la tierra.

- Lo siento, lo siento-. Repitió, no sabía que otra cosa decir-. De verdad lo siento, no quería hacerte llorar, lo siento.

- ¡No deberías huir de mí entonces, tonta!- Sana la abrazó, aún deshaciéndose en lágrimas.

- Lo siento...- Momo no correspondió el abrazo-. Perdóname, yo... entré en pánico, no sabía qué hacer.- Dijo, como si respondiera una pregunta-. Sé que dijiste que no estabas molesta y que no me odiabas ni nada por el estilo pero... yo, cuando regrese a casa me di cuenta de lo mucho que se podría arruinar todo por mi culpa, porque te besé y- la Beta miró a su menor- tú, ya te tienes a tu Omega y yo no quiero interferir en esa conexión porque sé que al final de todo tú y ella van a tener algo que nunca podríamos tener nosotras. Lo siento, no debí huir de ti, creo que el miedo me ganó y, honestamente, huir es mucho más fácil que enfrentar las cosas.

- Momo...- Sana parpadeó un par de veces, dejando que las últimas lágrimas bajaran por sus mejillas-. La conexión que vaya a tener con Dahyun no se va a poder comparar con la que tengo contigo jamás, puede que ella sea mi Omega pero tú eres mi mejor amiga, eres la persona que mejor me conoces y eres...

La Alfa bajó la vista, sabía que probablemente no era el mejor momento para decir algo así, pero tenía que hacer algo para que Momo no quisiera huir de ella nunca más.

- ¿Soy?

- Eres...- levantó la vista, tomando un último aire antes de hablar- la única persona a la que he amado toda mi vida.

Sana sintió como los nervios comenzaban a consumirla. Se le había confesado a Momo, después de que la mayor estuviera huyendo de ella, le había dicho que la amaba. Si no pasaba algo dentro de los próximos diez segundos la Alfa iba a comenzar a pensar que había muerto y estaba en el paraíso viviendo su fantasía perfecta por siempre.

- Sana...

Momo parecía en stock, hablaba lentamente y sus mejillas estaban enrojeciendo poco a poco. Pero, a pesar de que con las palabras de la menor su cuerpo de había entorpecido, unió sus labios (por segunda vez) queriendo que Sana sintiera todo lo que ella sentía en esos momentos.

Necesitaba que la más alta viera que ella también la amaba, que también era la única person que había entrado en su corazón y que, además ese beso sirviera como una disculpa por haber huido y como la promesa no volver a hacerlo otra vez. ¿Para qué huir cuando ahora sabía que Sana sentía lo mismo? Bien, su miedo por la conexión que podría lograr con Dahyun seguía presente, pero quería disfrutar el momento. Quería hacer que Sana sintiera su amor aunque tan solo fuera un segundo.

El abrazo de la menor se hizo más apretado, pero no asfixiante. Si pudiera vivir en ese abrazo por siempre lo haría sin siquiera dudarlo.

- Momoring-. Sana tomó sus mejillas una vez se separaron, mirándola casi como si fuera un ser divino-. Te amo, quisiera haberlo dicho antes.

La Beta sentía sus mejillas cálidas, sin dudas el sonrojo no había disminuido y sabía que no iba a desaparecer en los próximos minutos, al igual que la aceleración desmedida de su corazón.

- ¿No vas a decir algo?- La Alfa reflejaba miedo en su mirado.

- Yo...- hubo unos segundos de silencio- yo, también... también te amo, desde hace mucho tiempo. Perdóname por intentar huir de tu lado, no volveré a hacerlo.

Sana sonrió y abrazó (una vez más) a Momo con fuerza, estaba tan feliz. Ni en un millón de sueños había logrado que Momo le dijera que la amaba, se sentía irreal, pero no lo era y eso le fascinaba. Momo la amaba, su querida mejor amiga la amaba del mismo modo en que ella la había amado desde Dios sabe cuando. Esto era todo lo que había querido en la vida, no había nada que pudiera mejorar el momento.

- Satang...- habló la Beta, esta vez correspondiendo su abrazo, aunque no con la misma fuerza- tu aroma a chocolate es tan dulce...

- ¿Mí... qué?

¿Acaso Momo realmente había dicho lo que creyó oír?

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Beta durazno [Saidahmo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora