Peripecia

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¿Había imaginado que algo así podría pasar? Sí, muchas más veces de las que podía recordar, incluso había soñado con eso, pero el vivirlo era, indudablemente, mucho mejor comparado con su imaginación. Su corazón estaba latiendo con la fuerza de mil caballos y, aunque quería, por lo repentino de la situación no podía mover los labios. Estaba completamente inmovilizada ¿Había muerto? No es que realmente pensara que eso era una posibilidad, pero nunca se sabe. Además siempre dicen que en el paraíso se obtienen las cosas que quieres. Sana quería besar a Momo y por el rumbo que había tomado su vida no se le hacía difícil pensar que sólo en el paraíso podría conseguirlo.

Cuando Momo convirtió la situación en un beso real en lugar de un simple toque de labios supo que no, no estaba en el paraíso, eso estaba pasando en la realidad, no en sus sueños ni en su imaginación. Intentó seguir el ritmo de la mayor, pero incluso aunque era un beso lento no podía concentrarse lo suficiente como para besarla bien. Que horrible, era su primer beso con Momo y seguramente lo estaba arruinando.

¿Es normal pensar eso cuando la persona de la has estado enamorada durante años por fin te besa? Sana no tenía una respuesta para aquello, al menos no en eso momento. Técnicamente tenía respuesta para nada, su mente había entrado en un colapso enorme y con mucha suerte aún podía recordar su nombre.

Por fin después de un par de segundos pudo seguirle de la forma correcta el beso a su mejor amiga y, si antes se sentía en el paraíso, eso la había hecho trascender a una nueva forma de manifestación espiritual. ¿Exageraba? Muy probablemente sí, pero no le importaba, estaba besando a Momo. ¡Estaba besando a Momo y no era un sueño! Su corazón golpeaba contra su pecho tan fuerte que sólo podía oír los golpes que provocaba. Hace unos instantes "habían" puesto las galletas en el horno pero Sana ya ni siquiera recordaba qué era lo que habían preparado. ¿De qué sirve pensar cuando te está besando el amor de tu vida? De nada, no sirve. Sana prefiere ir por la vida sin pensar ni un sólo segundo si eso significa poder besar a Momo todas las veces que quiera.

Besar a Momo era lo mejor que le había pasado, pero lamentablemente todas las cosas buenas se acaban en algún instante. Antes de que pudiera procesar completamente el hecho de que estaba besando a su mejor amiga la mayor se alejó de ella. Sana sentía que sus mejillas estaban rojas como tómates y no podía mirar a Momo a los ojos.

- ¡Ah, lo siento!- Fue lo primero que dijo la mayor cuando tuvieron contacto visual-. ¡Fue un accidente, no debió pasar!

- ¿Acci... dente?- Sana hablaba lentamente, necesitaba recordar como se pronuncian las palabras.

- En serio lo siento, yo no-. Momo la miró, aún podía sentir los labios ajenos sobre los suyos-. Yo... no estaba pensando.

- ¿Pensando?

- Oh no puede ser...- la mayor se veía un tanto preocupada- creo que le fundí el cerebro...

Sana frunció el ceño. Aunque bueno, era normal que pensara eso y, en cierta forma, sí había una posibilidad de que su mejor amiga le haya fundido el cerebro ¡pero no tenía que decirlo en voz alta! Sana no quería saber que se estaba comportando como una descerebrada en esos momentos, primero tenía que procesar todo lo que su mayor había hecho. Momo la había besado, se había disculpado por eso, dijo que fue un accidente, después se disculpó una vez más, dijo que no había pensado y de paso la "insultó" diciendo que le había fundido el cerebro.

Eran muchas cosas, su (no fundido) cerebro no podía concentrarse en todas ellas, así que sólo pensaba en la primera. Momo la había besado y había sido perfecto, hubiera sido más perfecto si es que fuera su primer beso pero, lamentablemente, las cosas no siempre son como se quiere que sean.

Beta durazno [Saidahmo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora