Galletas...

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Sana sabía que a Momo le gustaba comer, era una de las cualidades más notorias de la chica ¿pero desde cuando comía tantas galletas? Sana podía jurar que a la Beta se le había quedado el aroma de las galletas que comía. No había otra explicación para que Momo oliera a galletas. Además, la japonesa mayor aún tenía algunos pocos restos de galleta en su ropa. Definitivamente había pasado un buen tiempo comiendo galletas como si su vida dependiera de ello.

Momo era adicta a la comida. A Sana eso le parecía y le parece aún, adorable cuando eran niñas. Momo siempre había tenido un gran apetito, cuando iba a casa de Sana a comer la madre de la Alfa se sorprendía por lo mucho que le podía caer en el estómago. Incluso hacía bromas sobre qué podía comer más que su esposo (el padre de Sana cree firmemente que esto podría haber sido posible)  siendo sólo una pequeña niña.

- Amor, deberías aprender a comer bien-. Le dice Sana, mientras quita los restos de galleta de la ropa de Momo y riéndose sutilmente.

La Beta sólo la observaba. Aún no podía acostumbrarse a que Sana le dijera "amor" era demasiado nuevo para ella. Además el cambio había sido ligeramente repentino. Momo seguía llamándola por su nombre, pero Sana había disminuido drásticamente las ocasiones en que la llamaba "Momo" e incluso cuando lo hacía incluía un "ring" así que técnicamente no la llamaba por su nombre en lo absoluto. Momo sentía que su corazón no iba a poder resistir por mucho más. No llevaban mucho tiempo siendo novias y Sana era demasiado afectuosa.

Pero (aunque para alguien que no las conociera pareciera que sí) no le incomodaba que Sana le dijera mayormente apodos. La ponía muy nerviosa nada más y, lamentablemente, Momo no sabía cómo reaccionar cuando estaba nerviosa. Su cuerpo se paralizaba y se quedaba viendo al vacío intentando procesar lo que sucedía. Sana, como la conocía casi más que a sí misma, simplemente le seguía hablando como si nada.

- Sana...- Momo mira a su novia, jugueteando con sus manos. A la Alfa le parece tierno que la muchacha se ponga nerviosa.

- ¿Sí, Momoring?- Ahí está de nuevo Sana siendo incapaz de decirle su nombre sin la parte extra.

- ¿Debería...?- La mayor se detiene unos segundos, intentando ordenar las palabras en su mente para poder decir las correctas-. Yo... ¿debería comenzar a decirte apodos también?

Sana mira a Momo, ligeramente sorprendida, sabe que su novia no es la mejor del mundo diciéndole apodos a la gente. No es que Momo le ponga apodos malos a las personas, simplemente no lo hace. Sana recuerda que Momo le ha dicho apodos en un par de ocasiones (le gusta ser de las pocas personas a las que Momo le ha puesto alguno) pero en general sólo la llama por su nombre, o Minatozaki cuando ha hecho algo que la hace enfadar. ¿Debería sentirse especial por eso? Sabe que es normal que las parejas tengas apodos pero Momo es, bueno Momo. No sabe si podría resistir escuchar a la Beta llamarla con apodos cariñosos.

Probablemente le daría un infarto si la muchacha comenzara a decirle cosas como cariño, amor o... cielito. Sana siente su corazón detenerse un segundo solo de imaginar a Momo diciéndole ese tipo de apodos. No resistiría. Está muy acostumbrada a que su novia le diga por su nombre.

- Si quieres...- Dice suavemente, sintiendo como sus mejillas comienzan a enrojecer.

- Bien.- Momo baja la mirada, Sana comienza a sentir el aroma a galletas un poco más potente. Está confundida.

¡¿De dónde rayos viene ese aroma?!

¿Acaso viene de Momo?

Necesita saberlo, no puede quedarse con la duda.

Se acerca a su novia, empujándola con delicadeza hacia atrás para recostarla sobre el sofá. La Beta se sonroja enormemente, como nunca antes. Sana no es del tipo de persona que hace esas cosas. La japonesa menor, aún impulsada por lo que sea que la este llevando a hacer aquello, se sienta a horcajadas sobre Momo para después acercarse a su cuello. Escucha a Momo preguntarle qué está haciendo, pero ella sigue buscando esa esencia, ese aroma a galletas que ha estado persiguiendo a la Beta durante ya un tiempo. Necesita saber de dónde viene ese aroma.

No puede ser que sean las galletas que su novia estaba comiendo, no fueron suficientes. Su nariz roza con delicadeza del cuello de Momo, haciendo que la muchacha se estremezca levemente. Ese aroma a galletas lo siente con mucha más fuerza que antes. Momo llama su nombre, pero Sana la escucha lejana. Abrazándola con fuerza acerca a la Beta a su cuerpo, sintiendo ese aroma a galletas al que se está volviendo adicta.

Ese aroma definitivamente no es por las galletas que Momo estuvo comiendo. Tampoco es un perfume, los perfumes de Momo tienen aroma a durazno. Todos, sin excepción. Ese aroma es algo diferente. Sana se hunde en el cuello de su novia, por Dios, ese aroma es exquisito. Quiere sentirlo por toda la eternidad.

- Eres tú...- dice, irguiéndose sobre Momo, aún sentada a horcajadas sobre su novia. Momo la mira con confusión, sus mejillas sonrojadas por la situación.

- ¿Q-Qué?- Habla la Beta aún nerviosa por las acciones de Sana. Su corazón late con tanta fuerza que cree que Sana será capaz de oírlo sin problemas.

-Eres tú, es tu...- Sana se queda en silencio unos segundos- tu esencia...

- ¿Qué diablos estás diciendo?- Momo se oye molesta, pero la Alfa también nota que el nerviosismo no ha abandonado su voz.

- El aroma a galletas que siento...- Sana sonríe viendo a su novia- es tu aroma, Momoring...

Momo frunce el ceño. ¿Acaso Sana finalmente enloqueció? Ella no puede sentir nada más aparte del aroma a chocolate de la Alfa. Que en esos momentos está siendo ligeramente empalagoso por la felicidad que está sintiendo Sana. Momo realmente no entiende lo que está diciendo su novia. Ella es una Beta, las Betas no tienen aromas. Definitivamente Sana ha perdido la cabeza o, esto sólo es un truco de su compatriota para ponérsele encima y seducirla.

¡Ella no va a caer en las tácticas de seducción de Sana!

No por ahora al menos. Y no en el sofá, lo limpiaron hace poco y no lo quiere ensuciar. Ella es una persona civilizada.

- Ay ya, aléjate un poco-. Intenta apartar a Sana, pero no lo logra.

Sana es una Alfa después de todo, tiene más fuerza que ella y puede resistirse a que la aparten. Si quisiera podría retenerla allí todo el tiempo que le pareciera conveniente. Momo siente su corazón acelerarse, quizás no es una persona tan civilizada como creía.

- Momo, estoy hablando en serio-. Sana frunce el ceño.

Ahora que Momo lo piensa mejor, sí prefiere que Sana le siga diciendo apodos bobos y cariñosos. Es la primera vez en años que escuchar su nombre le da un poco de miedo, como si hubiera hecho algo malo y la estuvieran regañando. No es que le guste que Sana le diga esos apodos, para nada.

- Eres tú-. Sigue hablando Sana con seriedad.

Momo prefiere quedarse en silencio, Sana se ve muy convencida de sus palabras, pero eso no le asegura nada, la Alfa también estaba convencida de que existía Santa Claus y nadie podía sacárselo de la cabeza. Esto sólo debe ser, otra de las ocasiones en que Sana se convence a sí misma de que algo es de algún modo aunque sea imposible que sea de ese modo. Eso debe ser, la Alfa es buena para engañarse a sí misma.

- Momo, eres tú la que está produciendo ese aroma a galletas.

Sana sonríe, se ve realmente feliz. Momo no lo entiende por completo. ¿Cómo podría ser eso? Ella es una Beta, los Betas no tienen aroma...

¿O sí?

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Beta durazno [Saidahmo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora