¡Cuenta, cuenta!

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A Sana le gusta mucho cuando está con Nayeon, probablemente no tanto como le gusta estar con Momo, pero están bastante cerca. Han sido amigas desde hace mucho tiempo, no tanto tiempo como el que ha sido amiga de Momo, pero aún así es bastante. Nayeon la apoya en muchas cosas y Sana la ama por eso, la ama amistosamente claro, porque ella sólo ama románticamente a Momo (aunque creo que eso ya quedó bastante claro). Ay, si tan sólo la japonesa dejara de pensar en su mejor amiga por un segundo la narración sería mucho más fácil, pero así es el amor, te hace pensar mucho en la persona que amas y, obviamente después del beso que le había dado Momo, Sana no dejaba de pensar en esa chica.

¿Cómo podía sacarsela de la cabeza si la había besado? Era imposible.

- ¿Ya me vas a contar los detalles de lo que me dijiste?- Preguntó Nayeon dejando un plato de sándwiches frente a su amiga.

- ¡Oh! Sí, sí te voy a contar-. Sana ríe-. Es sólo que... recordarlo me distrae, jaja.

- Lo noté.

- Perdón, es que-. La extranjera suspiró-. Fue demasiado perfecto. Bueno, excepto por una señora que se desmayó pero esos son detalles menores.

- ¡¿Una señora se desmayó porque Momo te besó?!

- ¿Qué? No, la señora se desmayó después de eso.

- Sana, yo te quiero mucho, pero por favor ¡explícame las cosas de una vez!

- Ay, ya ya, ah... a ver-. Sana puso una de sus manos en su mentón, al menos así parecía que estaba pensando-. Pues, fui a la casa de Momo porque me invitó a comer galletas, dijo que eran unas que no había hecho antes así que estaba muy emocionada por probarlas, lamentablemente no pude hacerlo.

Nayeon asintió, escuchando atentamente todas las cosas que su amiga le decía. Sentía envidia, Sana había conseguido un beso de una chica bonita (Nayeon nunca negaba la belleza de otra mujer, aunque fuera Momo) y, muy aparte de eso, había conocido a su Omega, quien resultó ser una buena chica y no una pesadilla total. En cambio ella estaba estancada soportando a la tonta de Yoo Jeongyeon. Bien, sería mentir si la coreana dijera que no encontraba ligeramente atractiva a la muchacha y sería totalmente deshonesto decir que Nayeon no se había dado cuenta de que esa muchacha era su Alfa, claro, no lo supo inmediatamente, pero no le costó deducirlo con el incidente del aroma de Jeongyeon. Ugh, la Omega daría cualquier cosa por tener la vida amorosa que tenía Sana, sobre todo por las cartas de amor (algunas veces anónimas y otras con nombre e incluso el apellido) que recibía la Alfa. Para ella sería genial recibir cartas hermosas en vez de las molestas interacciones que tenía con cierta chica petulante.

No es que realmente pensara que Jeongyeon era una mujer con intenciones malignas o algo así, pero por Dios, odiaba la forma de cortejo, si es que se le podía llamar así, que había elegido la Alfa. Por eso no iba a aceptarla, ella necesitaba a alguien que se diera el tiempo de conocerla, no iba a aceptar a la muchacha sólo por su biología, eso sería el camino fácil. Nayeon quería enamorarse y que su corazón le hiciera saber qué persona es la correcta para compartir su vida con ella, pero Yoo Jeongyeon con su actitud de Alfa petulante había enterrado todas las posibilidades de que ocurriera eso entre ellas dos. Su orgullo y dignidad le impedían aceptar a alguien como esa chica.

- Y no me ha llamado aunque dijo que lo iba a hacer, pero siendo justas... yo no le he hablado tampoco-. Parpadeó. ¡Ay cómo era posible que se haya distraído pensando en la idiota de Yoo Jeongyeon!

- Deberías llamarla-. Dijo lentamente, ordenando las ideas en su mente-. Ya sabes que Momo es un poco cobarde para estos temas.

Bien, quizás podía haberse distraído, pero conocía muy bien a sus dos amigas. Podría darles consejos aunque no supiera de qué cosa les estaba dando consejos y al final siempre resultaría bien. Después de todo Sana y Momo difícilmente se alejarían la una de la otra, se querían demasiado para eso.

Beta durazno [Saidahmo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora