Beta durazno [Saidahmo]

Más charlas y helado

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Los brazos de Momo la envolvían suavemente atrayendola contra el pecho de la Beta, escuchaba los latidos como una canción de cuna que se reproducía en bucle. La respiración de la mayor era tranquila, tan tranquila, Sana quería vivir en ese momento por siempre, envuelta en los brazos de Momo parecía que todo estaba bien. Le hacía olvidar lo extraño que había sido ese día. Pero no le hacía olvidar lo que había pasado, por suerte. La Alfa no quería vivir una de esas tramas extrañas de perdida de memoria que leía cuando tenía unos quince años, le parecian flojas y faltas de creatividad. Además olvidar que había conocido a Dahyun (Sana cree que es apropiado usar la palabra "conoció" en lugar de las palabras "conoció mejor") sería una desgracia enorme.

La Omega era una de las mejores personas que había conocido. No le gustaría olvidar eso, incluso aunque el día fue extraño y la llenó de dudas, le gustaría recordarlo por toda su vida. El estar con Dahyun, sabiendo que eran Alfa y Omega, no fue tan incómodo como había pensado. Sana cree que, muy probablemente, es gracias a la biología que las conversaciones pudieron fluir. Dahyun se quedó a almorzar y la japonesa menor se alegró al saber que la muchacha también disfrutaba de la comida de Momo. Aunque siendo honestos, nadie podría no disfrutar de las cosas que preparaba la Beta.

Momo comió con ellas, obviamente y fue de gran ayuda. Evitó que se formarán silenciosamente incómodos y, como conocía bastante a las dos chicas, dirigía la conversación para que ambas se sintieran cómodas. Sana se sintió feliz, no sabía porqué exactamente, El mundo seguramente le diría que era por estar cerca de su Omega, pero ella no creía que fuera por eso. Era algo más. No sabía qué, pero sí sabía que tenía que ver con Momo y Dahyun estando con ella. No cada una por su lado haciendo pares, sino que la tres juntas. Algo había que no podía comprender, lamentablemente no tenía tiempo de pensar en ello porque otras cosas venían a su mente.

Dudas. Mayormente.

¿Qué hubiera pasado si Momo no conocía a Dahyun? ¿Podría haberse topado con ella de forma más normal? ¿Sabría cómo ayudarla? Eran muchas cosas. Sana comenzaba a pensar que sin Momo, ella y Dahyun nunca habrían cruzado caminos. Quizás el destino sólo utilizó a su amiga para conectarla con su Omega y eso le parecía lo más cruel que podría hacer una fuerza cósmica, o sea lo que fuere el destino.

Pero también tenía otra duda. ¿El perfume de Momo estaba caducado? Su mejor amiga se había quedado a dormir con ella y mientras cenaban no sintió su aroma a durazno. Eso era extraño. Momo usaba perfumes muy buenos que duraban muchas, muchas, muchas horas. No podía ser que de la nada se le fuera el aroma, si no fuera por el sueño que tenía le habría preguntado, pero el cansancio mental pudo con ella y cuando menos lo esperaba ya estaba en los brazos de Morfeo y, físicamente, en los brazos de Momo.

- Sobrepiensas mucho las cosas-. Le dijo Nayeon cuando estuvo con ella al día siguiente-. Quizás ocupó otra marca y por eso no duró tanto como siempre.

- Puede ser.

- Además es medio raro que andes pensando en como huele la gente-. Sana frunció el ceño-. En serio, es extraño.

- ¡No es culpa mía! Es... es-. Pensó un poco-. Es que los aromas son importantes.

- No le quita lo raro-. La mayor rió-. Mejor cuéntame sobre tu Omega, ayer por fin pudiste convivir con ella y sólo hablas de Momo.

Volvió a fruncir el ceño. La Beta era la dueña de su corazón, obviamente iba a hablar más de ella que de Dahyun. Claro que, si su mejor amiga estuviera presente moriría de la vergüenza por las cosas que Nayeon decía. Era una suerte que la japonesa más baja hubiera ido a comprar botes de helado de chocolate, tres de cinco litros cada uno, por orden de la coreana.

- Dahyun es...- Sana soltó el aire que no sabía que tenía acumulado en el pecho-. Es una buena chica, me contó todo lo que tengo que saber para ayudarla y además, ella no quiere tener una Alfa igual que yo que no quiero tener una Omega.

- Uuuy, que interesante-. Nayeon sonrió-. Ya tienen una cosa en común a parte de conocer a Momo.

- Ajá... pero- miró a su amiga, algo desganada-. Ella tiene una muy buena razón para no querer una Alfa y yo sólo... ugh, yo sólo estoy aquí sintiendo lástima por mi misma.

- Oye, momento-. La Omega chasqueó los dedos, hacía eso cuando quería que Sana dejara de hablar-. Los problemas del corazón son muy buenas razones para sentirse como la mierda.

- No lo sé-. Cerró los ojos unos segundos-. Es sólo que... me siento egoísta.

- ¿Egoísta?- Sana asintió.

- Incluso sabiendo la situación de Dahyun sigo pensando en mí-. Hubo silencio-. Ella vio morir a la persona que amaba y sigue con su vida de la mejor forma, en cambio yo me desmoroné cuando algo que yo misma me hice creer no fue verdad.

- Sana...- Nayeon puso una de sus manos en el hombro de su amiga-. Deja de decir estupideces-. Le dio un ligero golpe en la cabeza a su menor-. Bien, Dahyun puede resistir mejor las adversidades de la vida, pero eso no te hace una egoísta. Tener sentimientos no te hace una mala persona, siente lastima por ti misma todo lo que quieras.

Nayeon no era la más delicada con las palabras.

- En serio-. La Omega continuó diciendo-. Nada te asegura que Dahyun realmente lo resista bien, no la conoces del todo, sólo se han visto un par de veces, no te crees una imagen de ella porque probablemente no sea cierta.

Quiso responder, pero Momo abrió la puerta y comenzó a gritarle a Nayeon para que la ayudara con los botes de helado. Rió por eso, como diría su antigua maestra "a veces parece que esa chica no sabe que puede entrar a un lugar sin gritar"

Se acercó a sus amigas para ayudar, notando como nuevamente Momo no tenía su aroma característico. Puede que la muchacha sea una Beta pero Sana se había acostumbrado a que el olor a duraznos estuviera presente en su mejor amiga. Era lo que le quedaba bien, combinaba con su nombre. Miró a Nayeon para ver si ella también lo notaba, pero la Omega estaba celebrando que había llegado el helado como si fuera la primera vez que comía algo en su vida.

Momo dijo fuerte y claro lo ridícula que le parecía la mayor de todas. Ganando que la aludida le lanzara el cojín en forma de rodaja de naranja que Sana tenía en su sofá. La Beta no aguantó la risa al ver como "el arma" no llegó más lejos que los pies de la misma Omega, pero a defensa de Nayeon, ella nunca había sido la mejor en cuanto a cuestiones deportivas.

Sana le agradeció a su compatriota cuando le pasó el bote de helado que le correspondía. Aunque frunció el ceño cuando esta bromeó diciendo que no debía agradecerle, sino que debía pagarle por el delivery, a veces no le agradaba mucho su mejor amiga. Ella no fue la que la obligó a comprarle helado, aunque siendo honestos Sana sabía que si quería algo y le decía a Momo que lo quería, la Beta lo conseguiría para ella. Eran los beneficios de ser mejores amigas.

- Nayeon, anda por cucharas a menos que quieras comer con la mano-. Momo rió cuando la mayor de todas le mostró la lengua-. ¿Para qué hizo eso si igual fue por cucharas?

- No somos las más maduras Momoring, no sé porqué te sorprendes-. Sana le sonrió.

- Tienes razón, debería estar acostumbrada-. Momo le acomodó las hebras de cabello que tenía desordenadas, desde que eran pequeñas hacía ese tipo de cosas.

Y desde que eran pequeñas Sana se sentía ligeramente nerviosa cuando lo hacía. Era una acción simple que lograba que su corazón diera un salto. Pensar en que Momo se preocupaba tanto por ella que notaba hasta cuando se le desordenaba el cabello era demasiado para ella. En general lo que hacía la japonesa mayor era demasiado para ella.

Aunque, también, en general cuando Momo hacía ese tipo de cosas el aroma de los perfumes que usaba la Beta llegaba a sus narices. Cosa que no pasó, no había aroma a durazno en esta ocasión, pero pudo notar un pequeño aroma a galletas. Seguramente Momo compró unas cuantas y se las comió en el camino, eso explicaría que los helados no estaban totalmente duros y tampoco totalmente blandos.

Su vida estaba cambiando y, al parecer, hasta las más pequeñas cosas serían diferentes desde ahora en adelante.

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