Aroma

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Momo siente su corazón latir con fuerza al ser retenida debajo del cuerpo de Sana. Sus nervios están por las nubes y su respiración está agitada. La nariz de Sana roza suavemente contra su cuello, lo que hace que esté aún más nerviosa. La posición en la que están es demasiado íntima y, aunque realmente están a solas, Momo siente que el mundo entero las está observando. Como su hubieran miles de ojos a su alrededor expectantes a la siguiente acción de la más joven.

Sana sujeta las muñecas de la Beta con firmeza, pero sin causarle daño. No puede dejar de sentir el aroma a galletas que, según ella, Momo está desprendiendo. En esos pocos minutos ya siente que se ha hecho adicta a ese aroma tan sutil pero que siente tan profundamente en su ser.

- ¿S-Sana?- La voz de Momo se escucha lejana para la Alfa, que sigue presionando su nariz suavemente contra el cuello de la muchacha.

Hay algo en ese aroma que Momo desprende que lo hace casi tan intenso como el aroma que Sana sentía desprenderse de Dahyun. La japonesa menor no lo entiende, pero no quiere realmente entenderlo en esos momentos. Se siente adicta a Momo (mucho más que antes) y no quiere apartarse de ella. La necesita cerca, necesita fundirse en su piel y no separarse nunca de esa chica y ese aroma tan exquisito que está sintiendo.

Sus manos se deslizan de las muñecas de Momo hacia arriba y sus dedos se entrelazan con los de la Beta, aún manteniendo las manos de la mayor presionadas contra el cojín del sofá, impidiendo que las levante. No sabe cuánto tiempo ha pasado, ni siquiera sabe si Momo ha dicho algo más, lo único que sabe en esos momentos es que ese aroma a galletas la está volviendo loca y no quiere dejar de sentirlo por nada en el mundo.

Su corazón se siente como el galope de mil caballos dentro de su pecho, tanto que supone que probablemente su novia puede oírlo sin problemas. El agarre de sus manos en las de Momo se vuelve más fuerte, no quiere alejarse ni un segundo de ella. La necesita todo lo cerca que pueda.

Puede por un ligero segundo escuchar la voz de la Beta llamando su nombre. Pero la siente lejana, tan lejana, demasiado lejana, como un susurro dentro de otro susurro, aunque muy probablemente no lo sea. Por un momento siente que se está volviendo loca por todo el amor que siente.

Su mente y su corazón le dicen que haga una sola cosa...

- ¡Ah, mierda!

El grito de Momo la hacen erguirse rápidamente, quedando a horcajadas sobre la Beta. Su corazón aún late tan rápido como se puede. La Alfa tiene una mirada de confusión, como si no supiera qué fue lo que acaba de suceder. Momo lleva una de sus manos a ese lugar donde su cuello conoce su hombro, hay dolor en sus ojos y, al igual que en los de la Alfa, confusión.

Sana la observa atentamente, el sabor metálico tan característico de la sangre comienza a bailar en su lengua con una sutileza intrigante. Sus manos se acercan a su cuerpo, se siente culpable, pero su mente por más que lo intenta no puede encontrar la razón del sentimiento. Sus labios se abren para decir algo y, a pesar de eso, no sale palabra alguna de su boca. Está en blanco.

La Beta la mira con el ceño fruncido.

- ¿Acabas de morderme?- Pregunta Momo, dejando de cubrirse el cuello con la mano, aunque suena más como una afirmación que una pregunta.

- Yo... yo...- Sana no sabe qué decir, baja la mirada avergonzada de sus acciones.

¿Mordió a Momo? ¿Acaso lo hizo?

La Beta claramente tiene la marca de sus dientes y algo de sangre que brota de su piel... pero Sana no se cree capaz de hacer algo así. Ni siquiera puede culpar a su instinto, el instinto de Alfa sólo se le despertaría con su Omega, no con una Beta, por mucho que ame a Momo.

- Lo siento-. Dice, aún confundida por la situación. Ni siquiera recuerda haber enterrado sus colmillos en el cuello de su novia-. De verdad... perdóname... yo no...- guarda silencio. Realmente no sabe qué más decir.

Momo sólo la mira con seriedad.

- Eso dolió mucho, Sana.-. Habla con un tono duro la Beta-. ¡No sé qué se te pasó por la mente, pero no lo vuelvas a hacer!

Sana siente sus ojos lagrimear al instante de escuchar las palabras de Momo. Su corazón se siente herido y no lo entiende. ¿Por qué? ¿Por qué siente como si Momo la hubiera rechazado? ¿Qué le ocurre? La cabeza le da vueltas, no puede pensar con claridad y las lágrimas comienzan a correr por sus mejillas sin que pueda hacer nada para detenerlas, nublando su vista ligeramente. Siente como algo, que no sabe qué es, en lo profundo de su ser se ha roto por el "rechazo" de Momo.

- ¿Sana?- La Beta acomoda su postura, quedando sentada en el sofá, con Sana sobre sus muslos.

Momo mira a su novia con preocupación. Sana está llorando como si le hubiera dicho la cosa más horrible del mundo y no puede evitarlo. Las lágrimas no dejan de salir y solo dan señales de que van a continuar de ese modo.

- ¿Satang?- Pregunta con suavidad, intentando secar las lágrimas de la Alfa con sus pulgares.

- Lo siento, lo siento, lo siento...- Sana hace un esfuerzo por no llorar, teniendo pequeños hipo por evitar el llanto-. No sé por qué estoy así.

Momo sigue observando a Sana con preocupación. Le da un abrazo apretado, de esos que ella sabe que calman a la Alfa cuando algo malo a sucedido. La japonesa menor solloza sobre su hombro, su corazón aún se siente herido y su mente le dice, por alguna razón, que Momo no quiere estar a su lado.

- No te disculpes-. Habla Momo en susurros. Sí quería una disculpa de Sana por la mordida, pero no esta disculpa.

- Momoring...- dice Sana con una voz casi inaudible.

- ¿Sí?

- ¿Puedes decirme que me amas?- La voz de la Alfa se escucha más quebrantada con cada palabra que pronuncia-. Por favor, lo necesito.

Momo no entiende qué está pasando, pero no puede negarse a la petición de la menor.

- Te amo.

Sana cierra los ojos, quiere concentrarse en la voz de su novia y no lo que sea que es esa cosa que le está diciendo que su Momoring la ha rechazado. Momo la ama, ella lo sabe. Momo la ama y no hay forma de que su querida novia la esté rechazando.

- Otra vez...- pide, casi suplicando-. Pero... llámame Alfa, por favor.

- Yo...- Momo duda un momento. Desliza sus manos por la cintura de Sana, acercandola más a su cuerpo-. Te amo, Alfa.

- Momoring-. Las manos de Sana se aferran a la ropa de Momo.

Las lágrimas siguen fluyendo, pero no con la misma intensidad que hace unos momentos. Sus ojos se posan en esa mordida que le hizo a su novia sin darse cuenta. Cuando la ve, su corazón se siente menos herido, más tranquilo y más en calma. No puede evitar pasar su lengua suavemente por la zona, en un intento de aliviar el posible dolor que Momo podría estar sintiendo en esos momentos.

- Sana... ¿q-qué estás?- Momo se tensa ligeramente por la acción de su novia, pero no la detiene. La lengua de Sana se siente como una fina tela rozando su piel con el máximo de los cuidados y, a decir verdad, la muchacha mentiría si dijera que no le gustaba la sensación.

Aún así, Momo no puede evitar tener bastantes preguntas. ¿Por qué Sana la mordió? ¿Por qué se puso tan triste la Alfa cuando le dijo que no la mordiera otra vez? Y quizás la pregunta más importante de todas...

¿Por qué Sana la está tratando casi como si fuera una Omega? ¿Qué está pasando con su novia?

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Beta durazno [Saidahmo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora