¡Que idiota es esa Alfa!

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- ¡Te dije que te alejes de mí!

Sana levantó la mirada de su teléfono al escuchar a Nayeon gritar. Estaba esperándola fuera del salón donde impartían la última clase del día de la mayor y, obviamente, no espera que eso fuera la primera cosa que escuchara decir a la Omega. De hecho esperaba algo más como un "¿Qué? ¿En verdad pasó eso?" Cuando le contara lo que había pasado con Momo, pero por como se veían las cosas Nayeon no iba a escuchar nada de eso.

Vio como su amiga caminaba rápidamente hacia ella, seguida de Jeongyeon. La otra Alfa se veía como un cachorro que sabía que había hecho algo muy malo. ¿Qué rayos estaba pasando?

- Sana, vamonos-. Nayeon sostuvo su brazo sin dejar de caminar, casi se tropieza por ello pero pudo mantener el equilibrio.

- ¿Qué pasó?- Preguntó, estaba preocupada.

- Te lo digo después, sólo camina.

La Omega no dijo más. Sana volteó a ver si Jeongyeon las seguía y, en efecto, la otra Alfa las seguía mientras intentaba meter un cuaderno en su mochila lo más rápido posible. Había hecho algo que le desagradara mucho a Nayeon para que la chica reaccionara de esa forma. No es porque fuera su amiga pero, sea lo que sea que había pasado, Sana apoyaba con todo a la Omega.

- ¡Nayeon!- Escuchó la voz de Jeongyeon acercarse-. ¡Nayeon, espera! ¡Nayeon!

La japonesa quiso detenerse, apoyaba en un cien por ciento a su amiga, pero eso no quitaba que quería saber qué ocurría y Nayeon no se veía como que le iba a dar una explicación de la situación. ¿No se había disculpado Jeongyeon con flores? Si bien, técnicamente, Nayeon no la perdonó ni nada de eso, Sana había pensado que para allá iba el asunto. ¿Qué había pasado para que su amiga se molestara tanto? Desde antes Nayeon le tenía (como diría su abuela) sangre en el ojo a Jeongyeon ¿pero era tanto como para gritarle ahí entre los demás estudiantes? Su mayor realmente estaba enojada, lo podía notar en su aroma.

Por lo general Nayeon olía ligeramente a petricor, pero ahora era solamente barro y tierra mohosa, no dulces gotas de lluvia que caen sobre tierra agradecida por el fin de la sequía. Si la coreana se enfadaba aún más lo era muy seguro que las cosas no terminarían bien. Sana rezaba porque Jeongyeon no dijera alguna estupidez. Que las siguiera si quería, de todas formas podían perderla al doblar una esquina o tomar un autobús, pero que lo hiciera en silencio.

- ¡Nayeon!

Escuchó que gritaba una vez más, su amiga caminaba bastante rápido así que Jeongyeon no las alcanzaba aún, según las cosas que su amiga le decía esa chica era bastante poco atlética.

- ¡Omega, detente!

Casi se tropieza por segunda vez, Nayeon había frenado muy de repente. Apretaba su brazo con fuerza y aunque le dolía no iba a decirlo, después de todo ella era una Alfa, un poquito de dolor no iba a acabar con ella.

- Nayeon-. Jeongyeon se oía cercana, pero su voz era casi un susurro, sabía que había arruinado la situación mucho más, incluso aunque su "Omega, detente" había salido como una súplica y no como una orden.

Sana se giró para verla, ya podía hacerse una idea de porqué su amiga estaba tan enfadaba.

- No me llames así.

- Ah, yo... lo siento-. Las palabras de la Alfa coreana se tropezaban al salir de sus labios-. Es... es instinto, lo juro.

- Uy sí, instinto-. Nayeon expelía un potente olor a moho, varias personas que caminaban por el lugar se cubrieron la nariz al pasar cerca de ella-. ¡Instinto mis nalgas! No vuelvas a llamarme Omega, Yoo Jeongyeon.

- Perdón, pero... es que tú- la muchacha jugueteaba con sus manos intentando conectar frases sin detenerse cada dos segundos- eres...

- No lo soy-. Nayeon se acercó a Jeongyeon-. Escúchame bien, jamás en la vida voy a aceptar a una Alfa como tú.

- Pero...

- Pero nada-. Nayeon estaba siendo muy firme en sus palabras. Sana pudo ver como la otra coreana retrocedió un paso-. Llegas y me tratas como si no pudiera tomar decisiones por mi cuenta, me dejas tu horrible aroma en el cuerpo y además ahora me llamas por mi casta cuando no te he dado el permiso de hacerlo.

Jeongyeon puso su vista en el suelo, realmente le dolían las palabras de la Omega.

- No eres más que una Alfa petulante que cree que puede pasar sobre mí.

Sana se acercó a Nayeon para calmarla, no quería que su amiga se alterara más y siguiera gritando en la calle. Vio como la otra chica notaba eso. Jeongyeon sabía que ella era una Alfa, quizás ahora pensaría que ella y Nayeon eran algo más que amigas. Ya les había ocurrido en el pasado, sólo por ser una Alfa y una Omega hubo personas que pensaban que había algo entre ellas. Pero lo curioso era que, como Sana andaba junto a Momo la mayor parte del tiempo, no habían pensado que eran una pareja, sino que amantes. A ninguna de las dos le agradó mucho eso. Pero claro, Jeongyeon ni siquiera sabía quién era Momo, seguramente sólo estaba pensando que Nayeon ya tenía una Alfa.

Porque, siendo bastante no objetivos, Sana sabía que si Jeongyeon conociera a Momo se daría cuenta como todos los demás de que son como una pareja. Eso podría ser malo para Nayeon, si es que planea usar a Sana como excusa para no aceptar a la chica, pero (aunque se siente una mala persona por esto) a la Alfa le encanta cuando la gente piensa que ella y Momo son pareja, eso sólo demuestra lo conectadas que están. Sana sabe que no debería pensar en eso porque encontró a su Omega, pero oh vamos Momo la besó, es imposible que no piense en eso. Quizás había decidido no ilusionarse más, pero eso era para las ilusiones que se hacía ella sola, no para las que vienes después gracias al beso que le dio la mayor. Esas ilusiones son distintas, tienen al menos una buena razón para existir.

- Lo siento-. Dijo Jeongyeon una vez más (cierto, la chica aún seguía cerca de ellas, pensar en Momo la distraía de todo) sin atreverse a mirar a Nayeon

- Sana- su amiga la miró-. Vamonos de aquí, ya dije todo lo que tenía que decir.

La japonesa asintió y comenzó a caminar con Nayeon. La otra Alfa no las siguió esta vez. Miró a su mayor, se notaba que estaba demasiado molesta, necesitaba hacer algo para que no siguiera así. Su amiga era alguien con carácter, pero una cosa es tener carácter y otra muy distinta es estar echando humo por las orejas, realmente necesitaba hacer que pensara en algo más, algo mejor.

- Sana-. Volvió a llamarla Nayeon-. ¿Qué era la cosa muy importante que me tenías que decir?

La Omega puso su mejor sonrisa, Sana quería distraerla y se notaba que Nayeon quería distraerse. Y para suerte de su amiga, Sana tenía algo importantisimo que decirle ¿pero era bueno decirle en esos momentos? ¿No sería mejor hablar sobre lo que pasó recién? O al menos, distraerla con otra cosa, Sana no quería hacer ver que las cosas que le pasaban a Nayeon eran menos importantes que las que le pasaban a ella.

- ¿De verdad quieres saber?- Preguntó para tener confirmación verbal.

- ¡Claro! Por favor-. Nayeon miró al suelo y después volvió a dirigir su vista a ella sonriendo, esta vez no era una sonrisa falsa-. Cuéntame qué pasó.

- Uh pues...- hubo unos segundos de silencio-. Momo me besó-. Dijo lo suficientemente fuerte como para que sólo su amiga la escuchara, si iba a hacer que Nayeon se olvidara por un momento de lo qué había pasado tenía que dar la información importantisima sin rodeos.

- ¡¿QUÉ?!

Y eso definitivamente había ayudado a distraer a la mayor.

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Beta durazno [Saidahmo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora