Llego a su departamento y se desajusto la corbata, se tiro encima de la cama, dejando su bolso al lado.
Todo se había ido al carajo.
Le dijo a su jefe. :
— No voy a trabajar para Enji Todoroki.
Pero vio el ceño fruncido del hombre, que lo miró de manera desafiante, y que le dio a entender que no cuestionara su decisión.
Largo un tedioso suspiro cerrando los ojos.
A partir de mañana trabajaría de medio tiempo para Enji, no es que no quisiera, solo que... quería quedarse por algo importante, y además, no querría saber que pasa dentro de la oficina.
Puede tener una idea, pero imaginarlo cuesta.
Era egoísta en pensar que no quería que nadie tocara la piel de ese hombre pelirrojo y que de su voz grave, no saliera ningún nombre más que el suyo. Si solo lo quería para él.
Odiaba a su esposa.
Odiaba a sus hijos.Pero no tenían la culpa.
El destino había hecho que se conocieran tarde.
No tenia ganas de cocinar, sentir el calor de las hornallas prendidas, al hacerse una milanesa o arroz, no era algo que quisiera hacer en ese momento de desánimo. Pediría comida, una hamburguesa con papas fritas...
Si tan solo hubiera alguien con quien compartir.
Miro el asiento, un asiento vacío.
En su niñez, en su adolescencia siempre ha comido solo, nada había cambiado. Ni siquiera recordaba el sazón de la cocina de su madre o el trato de su padre.
Si, así es sentirse solitario.
Dejo la hamburguesa a un lado y tomó la gaseosa, intentando sacar de su memoria aquella falsa sonrisa de su madre, cuando lo abandono en el orfanato, sin querer se le salió una lágrima y se la limpio con rapidez. No quería recordar, no quería.
Miro por la ventana, el cielo oscurecía, la luna y las estrellas aparecerían en unos minutos, sacando de su mente ese recuerdo, y siguió comiendo su hamburguesa.
Al terminar su improvisada comida, se escucho el timbre, que tocaba con insistencia, tiro la bolsa de papel a la basura y se encaminó a la puerta.
No esperaba a nadie.
¿Quién vendría por él?
La abrió, no había nadie y cerró de golpe, ¿para que tocar si no se va a quedar?
Pero en el piso vio una carta y la levantó con duda, decía Izuku Midoriya. La dejo sobre la mesa y la observo por minutos, se dijo a sí mismo que ya era hora de que la abriera. Y lo hizo.
Había como unos 10 mil pesos, pero sin decir quien la enviaba, se levantó y la guardo. No lo usaría por ahora.
Nuevamente se escucho el timbre.
《Debe ser una broma. 》 - viró los ojos y abrió la puerta.
Se quedó atonico al saber que Enji había venido a su casa, lo dejó pasar y cerró la puerta tras él.
El hombre nunca había pisado o visitado su casa.
— Cari... — sintió las manos ajenas sobre sus mejillas y la lengua del hombre meterse en su cavidad bucal, se estaba dejando llevar por ese necesitado beso, que a la vez se volvió más lujurioso, al sentir las manos del hombre sobre su piel.
Le había levantado la camisa, y desabrochado el pantalón en un instante, rozando sus dedos por la columna vertebral del peliverde hasta llegar a la parte más baja, metiendo sin permiso unos dedos en su entrada.
La mirada azul miraba las expresiones de su acompañante, las mejillas sonrojadas y ese verde deseoso en su mirada, le encantaba.
Metió otro dedo más y comenzó a besar el cuello de Izuku.
— Enji... — dijo en un jadeo el peliverde. Al mencionado le gusto como le dijo su nombre y lo miro. — Nos... ah... nos vamos ah... a ver el viernes... Estas... muy... ah... ansioso.— se miraron.
Enji no dijo nada.
E Izuku aparto lentamente al pelirrojo.
— Nos... nos vamos a ver el viernes... ¿No? — un silencio en ambiente, respondió su pregunta. — ¿A qué viniste?
— Quería verte... para decirte que te niegues a trabajar conmigo...
Continuará...
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Se hizo medio corto el capítulo, pronto actualizaré.
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Amantes [Dekutodo] [FINALIZADO]
Fanfiction|| Enjideku || Dekutodo || R +18 Izuku Midoriya esta cansado de ser el amante a escondidas de ese hombre de mirada fría, así que pondrá manos a la obra para mantenerlo a su lado. ¡Ser el amante ya no más! La imágenes que use para la portada no s...