Capítulo 34

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No sabia como había terminado, cómodamente en un colchón en una habitación de la casa de la pelinegra.

Miraba el techo.

Solo había jugado una vez con el padre de Momo y terminó quedándose hasta la mañana del siguiente día.

Apreto los ojos y escucho la puerta de la habitación abrirse, había algo de luz.

¿No es tarde para visitas nocturnas? — el bicolor murmuro y se acercó a la cama.

Pensé que me ayudarías a escapar de la situación... pero mira te dejaron quedarte... realmente no ayudas. — bufo y se sento en el borde de la cama.

No podía mentir que había entrado en una nostalgia al ver ese tablero de ajedrez, no por nada había ganado trofeos del primer o tercer lugar. Unas fotos evidenciaba ese hecho y que la señora Sato se había tomado la molestia de enmarcarlas y tenerlas en su cercanía.

Y el señor Yaoyorozu fue amable y converso con los jóvenes.

Shōto se acostó al lado de los pies de Izuku, cerrando por un instante los ojos.

Debiste decírmelo o hacer alguna seña. — el pecoso se sienta en el colchón y prende la lámpara que está en la mesita de luz.

Lo hice.... pero cuando te vi jugar una cuarta ronda de ajedrez, me rendi y tiempo despues, sirvieron la cena. —  miro al peliverde.

Mañana temprano nos vamos.

Izuku se acomodo a un costado y de a poco iba cerrando los ojos, aún cuando el hijo menor de su jefe estaba aún en esa posición.

Quería hablar con alguien sobre ciertas  cosas pero no tenía a nadie más que su familia disfuncional y ese asistente que ahora roncaba como locomotora.

Se tapo los ojos con su brazo derecho, debía de solucionar aquello que se quedó atorado en su garganta.

Se levantó despacio para no despertar al malhumorado peliverde, lo observo por un segundo y desvío la mirada al observar que el celular del durmiente brillaba.

Estaba por tocar el celular cuando la mano del pecoso la detuvo.

Que chusma... vete a dormir. — Izuku con su otra mano, desbloqueo el celular y leyo el mensaje.

¿Quién es?

— No te importa...

— Dale... ¿Quién te envía un menaje tan tarde?

Izuku respondio, apago el celular y lo dejo donde estaba, se tapo con esas sábanas hasta la altura de la cabeza.

No sólo había recibido un mensaje sino tres.


El primero era de Melissa que estaba preocupada por que todavía no había llegado al departamento, fue a la única que respondió.
El segundo era de Inko, lo citaba mañana para que conozca a su hermana.
Y el tercero era de Enji diciéndole la típica frase.

Amantes [Dekutodo] [FINALIZADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora