Capítulo 3.

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Jaxon.

Maya no respondía mis mensajes ni llamadas y la angustia me estaba consumiendo al no poder hacer nada al respecto, la quería de vuelta y ella se negaba a hablar conmigo. Quería contarle que había hecho finalmente mi audición y que ahora era el guitarrista oficial de Mask Off, quería mostrarle la nueva casa que compartía con los chicos de la banda, saber de ella, de su plaza en Milán, pero no había manera y eso me dolía.

Luego de la audición el grupo quedado compuesto por cuatro chicos aparte de mí: Nicholas, nuestro vocalista, Ryle, el baterista, Marco, el teclista y Andrew, el bajista. Todos eran chicos increíbles y agradables que, como yo, amaban la música.

Los susodichos y yo estábamos emocionados ya que hoy habíamos conocido finalmente a nuestra representante en persona, Jenna, había trabajado con bandas famosas antes y según los jefazos nos haría despegar rápidamente. Lo que nos tenía con la baba afuera.

Durante una semana llamé a Maya desde las ocho de la noche hasta las cuatro de la mañana, pero nunca respondió.

Maya.

Mis padres me odiaban, no me habían echado de casa por pura suerte. Mamá se había puesto a llorar y papá ni siquiera me miró cuando se lo conté. Mucho más se decepcionaron cuando les dije que no abortaría, que quería a mi bebé y que tampoco aceptaría el cupo en Italia.

Esa noche lloré como nunca mientras Ashley me consolaba escuchando cada detalle de la pelea mientras mi móvil vibraba sobre la cómoda con las mil llamadas que Jaxon seguía haciéndome.

Jaxon.

Sonreí escuchando las primeras notas de nuestra primera canción, el estudio era de en sueño y los chicos estaban tan ilusionados como yo. Estaba viviendo mi sueño, y se suponía que no podía quejarme, sin embargo, no poder compartirlo con ella me estaba matando.

Reí cuando Ryle golpeó el trasero de Nicholas con una de sus baquetas mientras canturreaba algo sobre abrirle un Only Fans que nos generara dinero más rápido. Marco negó y Andrew carcajeó apoyando la idea.

En ese momento Jenna entró y nos reprendió enviándonos a continuar con el ensayo. A veces era un poco tirana, la verdad.

Extrañaba a Maya, pensé, mientras observaba ese inmenso estudio que de ser por mí ya le hubiera mostrado. Pero, ella no daba señales de vida desde aquella noche. Les había preguntado a todos mis conocidos por ella, y solo Nancy logró contarme como ella la había ignorado olímpicamente cuando la saludó en el supermercado.

Saber que la distancia estaba matando lo que quedaba de nosotros era de las peores sensaciones que había experimentado, por ello continué llamándola todos los días durante un mes. Pero terminé por rendirme y desechar el boleto de avión.

Maya.

Mis senos dolían, mi espalda dolía, mi cabeza dolía, mi estómago estaba revuelto y lo lamenté mucho cuando aquella deliciosa sopa acabó en el inodoro. Mamá sostuvo mi cabello mientras vomitaba y luego se sentó en el suelo conmigo mientras pasaba la mano por mi cabello.

―Lo siento, mi amor. ―Besó mi cabello―. Estoy orgullosa de la mujer que eres, disculpa mis horribles palabras... me... me asusté, me asustó que palabras tan... grandes salieran de la boca de mi niñita, pero tendrías que haber sido más responsable. ―Asentí apegándome a ella.

―Está bien, mamá ―susurré sin ganas de discutir.

Solo necesitaba dormir.

―Criaré a esa bebé, no te preocupes. ―Aunque sus palabras me disgustaron, no dije nada, esa bebé era solo mía.

Siempre fuimos nosotros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora