Capítulo 8.

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Jaxon.

Rasgué las cuerdas con rapidez escuchando las últimas notas de la canción y cuando llegó al final suspiré con una pequeña sonrisa en mi rostro. Todos compartimos una mirada orgullosa y cansada y aceptamos las botellas de agua del equipo técnico.

Jenna se acercó con apuro y nos observó sonriente.

―Excelente ensayo chicos, ya pueden descansar. Recuerden que mañana tienen una entrevista para Cuéntamelo todo.

―¿El programa de esa rubia tan candente?

―Deja de pensar con el pene, Ryle. ―Se quejó Nick riendo.

―No puedes tener sexo con la entrevistadora, Ryle. ―Advirtió Jenna con severidad.

―¿Por quién me toman?, solo preguntaba.

Todos proferimos una afirmación falsa que lo hizo ofenderse.

―¿Tenemos algún otro compromiso para mañana? ―preguntó Marco.

―Hmm... ―Revisó nuestra agenda―. Mañana haremos la última prueba de sonido con vista al concierto, pero fuera de eso no tienen nada más, ¿por qué?

―El bebito quiere besuquearse con pequitas ―dijo Ryle despeinándolo.

―¿Le dirás poemas dulces al oído mientras almuerzan una pizza boloñesa, Marquito? ―añadió Andrew burlón.

―Jódanse ―respondió sonriente con las orejas rojas.

Jenna se cruzó de brazos.

―Saben lo que pienso de sus relaciones, deben mantenerlas lo más discretas posible o serán una mancha en su expediente el día de mañana.

Marco le dio una mirada glacial en cuanto la escuchó.

―Saldré con mi novia, Jenna ―aclaró―. No montaré una orgía en medio de la calle.

―Necesito que me digas el lugar entonces, contrataré paparazis.

―No, gracias ―respondió cerrando su botella de agua―. Quiero comer con mi novia en paz.

―Marcos, debemos adelantarnos a la mala prensa.

―¿Por qué tendría mala prensa por salir con mi novia? ―Frunció el ceño.

―Marc, tal vez... Jenn tiene razón.

La rubia sonrió orgullosa ante el comentario de Andrew. Marco lo miró a él entonces como si deseara sellar sus labios con zíper.

―No quiero ningún reportero en mi cita, mucho menos contratado por nosotros ―dijo inflexible―. Esta es mi relación y nadie va a promocionarnos como si fuéramos un refresco ―declaró molesto antes de marcharse.

Jenna lo observó hasta que desapareció de nuestro campo de visión y suspiró girando en nuestra dirección nuevamente. Los chicos y yo nos miramos incómodos durante unos segundos hasta que Ryle bajó del escenario para acercarse a Jenn.

―Él solo está... teniendo problemas personales.

La mujer asintió.

―Lo entiendo, pero no podemos tener esta discusión cada vez que quiera salir con su pasatiempo, es muy mala prensa. ―Fruncí el ceño y apreté los labios, inconforme con sus palabras.

No era justo que dijera eso de Carla cuando ya llevaba cuatro años saliendo con Marco. Eran la pareja más estable y amorosa que conocía y la única relación que había durado lo suficiente como para oficializarla ante los medios en su momento. Ellos se amaban y definitivamente no eran el pasatiempo del otro.

Siempre fuimos nosotros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora