Maya.
La cabeza estaba matándome, tenía los ojos hinchados y ojeras oscuras alrededor de los mismos así que ahora, mientras ayudaba a los niños a formarse para entrar a clase usaba oscuras gafas de sol.
Sobraba decir que mi hija esta mañana me había llenado de besos el rostro mientras preguntaba qué me había ocurrido en la fiesta a la que había ido con tía Ash. Recibí su amor tan encantada como siempre, pero no pude evitar el sentimiento de culpabilidad que crecía dentro de mí con cada minuto que pasaba.
Por suerte ese día los chicos se comportaron tan bien como de costumbre gracias al festival de Halloween que hicimos y pasaron gran parte del día paseando con sus disfraces y postres de aspecto terrorífico lo que implicó una gran paz para mí.
Pasadas unas horas, Maddie sostenía mi mano mientras usaba la otra para sostener una piruleta con forma de fantasma en su boca y daba saltitos haciendo que su sombrero de brujita se torciera una y otra vez.
―¡Hoy ha sido un gran día, mami! ―Sonrió.
―¿Cuál fue tu parte favorita? ―pregunté abriendo la puerta para que subiera al coche.
―Hmm... ¡los postres! ―Reí y cerré la puerta antes de rodear el auto y ocupar el puesto de piloto.
―Me lo imaginaba.
―¿Me pintó la lengua, mamá? ―preguntó haciendo referencia a su piruleta y sacando la lengua.
―Solo un poquito. ―Hizo una mueca y miró la paleta con decepción.
―Las de Carolina eran mejores, nos dejaron los labios azules y todo. ―Sonreí escuchando su historia y revisé que hubiera abrochado bien su cinturón antes de arrancar―. ¿Podemos ir un rato al parque, mami?
La observé por el retrovisor. Ese par de ojos azules contrastó con su cabello negro y abundante. El trago amargo de culpa me hizo asentir en seguida luego de decirle que teníamos que pasar antes por el supermercado.
―¿Ya se mejoraron tus ojitos, mamá?
―Sí, cariño. ―Mentí reacomodando mis gafas de sol.
―Las alergias son muy feas, se te llena la cara de mocos. ―Hizo una mueca―. Aunque a ti no te lloran los ojos, ni se te hincha la nariz como a mí, mami. ―Apreté los labios reconociendo algo más de su persona que no había heredado de mí―. ¿Lo heredé de mi papá?
―Es que no tengo alergia cariño, dormí mal. Es todo ―Desvié el tema entrando en pánico―. ¿Quieres que compremos masa para tortitas? ―Giré el volante suspirando.
―¡Sí! ―Sonrió―. ¿Sabías que Lochan adora las tortitas como yo? ―Se inclinó un poco sobre el asiento―. Pero le parece asqueroso comerlas con chocolate y bananas en circulitos, ¿a ti te gusta comerlas así mamá?
―Yo las prefiero con un poco de miel, cielo.
―Eso es cierto ―Asintió y suspiró mirando por la ventana―. ¿Mami... iremos al concierto de Mask Off? ―Apreté las manos en torno al volante y suspiré.
―Yo...
―Sé que mi enemigo Jaxon no te agrada ―dijo con un puchero―. Pero en la banda hay más chicos, ¿no te gustaría hacerte amiga de uno de ellos? ―Sonrió de forma sugerente―. Marco es muy guapo y Ryle tiene un cabello muy bonito, Andrew sonríe mucho y Nick es taannn gracioso. ―Reí―. El concierto sería un lugar genial para conocerlos, necesitas amigos de tu edad, mami.
―Oh, ¿en serio? ―pregunté, risueña y ella asintió sin dejar paso a discusión.
Sonreí ante su astucia y estacioné el auto en el aparcamiento del mercado. La miré a través del retrovisor, sus ojitos brillaban y su labio inferior temblaba, sabía que estaba deseosa de hacer un berrinche para que aceptara, pero se estaba conteniendo y eso me hizo sentir tan orgullosa que terminé por ceder ignorando las consecuencias de lo ocurrido ayer.
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Siempre fuimos nosotros.
Novela JuvenilHay miles de errores que se pueden cometer en el mundo. Como dejar las llaves dentro de casa, dejar un grifo abierto, tal vez ponerse la camiseta al revés, derramar un vaso de agua en tu comida. Pero créanme, ninguno de esos es tan grave como el que...