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Al día siguiente Kate fue la primera en despertar y levantarse de la cama que desprendía olor a sudor, fluidos y tenía las sábanas húmedas. Miró el reloj y eran las 11 de la mañana, a eso de las seis habían detenido su larga sesión íntima por lo que durmió tan poco que quería estar una semana entera descansando, sin contar que todo su cuerpo dolía, pero había valido la pena. Tomó una camiseta de SeokJin y salió del cuarto para ir a la cocina y hacer un rápido desayuno.

Las mejillas de la pelirroja se teñían de rosado al recordar todo lo que hicieron hace apenas unas horas, cosas que nunca creyó que haría y hasta había perdido la cuenta de los orgasmos que había tenido. Cosas que ella consideraba tan extrañas las había experimentado anoche, montarlo dándole la espalda, el 69, hacerlo con los ojos vendados y hasta tuvieron un estúpido juego de confesiones y toques sexuales, sin contar que él nuevamente la masturbó en la ducha. De alguna manera se sentía avergonzada de saber que él la vería en unos instantes, pero también pensaba que es su...mejor amigo y tienen confianza, no tendría porqué avergonzarse.

Cortó las frutas que encontró en el refrigerador del mayor; naranjas, bananas y frutillas, que cuando vió la última fruta no pudo evitar recordar el preservativo de dicho sabor, que hasta el momento ni siquiera sabía que de verdad tenían un sabor similar, pensaba que era pura estrategia para venderlos. Hizo jugo de naranja para los dos y al mayor le preparó unos waffles con bacon, su favorito. Mordió su labio inferior al ver el desayuno, esperaba impresionarlo, de verdad lo esperaba.

Pero más que eso, Kate quería que SeokJin se olvide por completo de Young Sun, que se fije en ella, en una mujer que de verdad lo ama y quiere lo mejor para él. No era por reclamar, pero todo lo que habían hecho Katherine lo aceptó para gustarle, para que vea que ella estaba comprometida desde lo más profundo con él y no tenía problema en ocultar su vergüenza y miedo por experimentar cosas nuevas, solo para complacerlo. Claro, después de hacerlo (y mientras lo hacían) ella fue la que más lo disfrutó, porque no negaría que Kim puso su placer por encima del de él, pero ella misma sabe que con otro hombre no se hubiera animado a probar cosas a las que no estaba acostumbrada.

Escuchó unos pasos detrás de ella y se volteó, encontrando a Kim con un pantalón gris cómodo mientras se tallaba los ojos por el sueño. Le mostró una pequeña sonrisa y se sentó en la mesa, por lo que Kate le dejó su desayuno en frente y ella se sentó al lado. SeokJin no tenía ni una marca más allá de los rasguños en su espalda, mientras que Katherine tenía desde el cuello hasta debajo de los senos chupetones, unos más marcados que otros, pero ella mostraba ante el mundo que alguien la había marcado. ¿Y él? Nah, él no podía permitir que otras mujeres piensen que ya estaba reservado.

⎯ Adoro como cocinas, ¿Te lo he dicho antes?⎯ mencionó el mayor con un pedazo de waffle en su boca.

La verdad era que Kate era un asco para la cocina, no le gustaba hacerlo, y si bien sabía que en algún momento que ella viva sola tendría que cocinarse, pues no puede vivir de delivery, o hasta en un futuro más allá darle de comer a sus hijos, la cocina era algo que detestaba y nunca entendió porqué a las personas les gustaba. Aún así, habían cosas básicas que sabía cocinarse, como waffles, hot dogs, hamburguesas vegetarianas o hervirse sus verduras favoritas, pero más allá de eso, no tenía idea de nada.

⎯ Gracias.⎯ respondió con una sonrisa tímida, tenía a SeokJin mirándole el cuerpo, pero en realidad lo que le estaba mirando era...

⎯ Oye, ¿Por qué tienes mi camiseta?⎯ preguntó con un mal tono, el cual entristeció un poco a Kate.

⎯ Oh, yo... no encontraba mi ropa.⎯ se excusó.

⎯ Búscala y devuélvemela.⎯ pidió con un tono amargo antes de tomar jugo.⎯ No me gusta que las mujeres se lleven mi ropa.

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