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Los siguientes días carecen de eventualidades, por no decir que nada ha pasado, y Hueningkai adora eso.

A pesar de que son tan diferentes, caen en una rutina fácil de la cual Kai se enamora.

Siguen yendo a dormir en la misma cama, incluso aunque ya saben muy bien que el departamento tiene otras dos habitaciones. Nadie habla de eso, pero Hueningkai cree que a YeonJun le gusta dormir con ellos porque no le gusta despertar solo.

Cree que a Soobin en realidad no le importa porque tal vez, sólo tal vez, desea afección. Incluso un poco. Y Hueningkai, luego de tener pesadillas despierta con dos cálidos cuerpos rodeándolo, y esa es una gran razón para él.

Quien duerme en el medio va, sin excepciones, a despertar con los dos restantes pegados a ambos lados, con sus piernas entrelazadas.

Cuando Soobin está en el medio, Kai se acurruca en su pecho con su nariz rozando sus clavículas. YeonJun siempre los sostiene a ambos en sus brazos.

Cuando es YeonJun, Hueningkai siempre despierta con el brazo del chico en su cintura, acercándolo, y Soobin casi siempre tiene sus manos junto a la cabeza de éste, como si hubiese acariciado su cabello por la noche.

Cuando él está en el medio, despierta con Soobin a su lado, más cerca que cuando se fue a dormir, sus dedos rozando los suyos, la nariz de YeonJun exhalando en su nuca.

Adora dormir en el medio.

Durante el día divagan por Busan, de vez en cuando HyunJin se les une, él y Soobin les enseñan la ciudad, el pelirrojo los lleva al jardín botánico que solía amar cuando era un niño.

HyunJin y Soobin se llevan muy bien, extrañamente. Tal vez sea porque Soobin también es de Busan, tal vez porque Soobin extrañaba el grueso acento de su ciudad, tal vez porque en realidad le agrada HyunJin.

—¿A cuál de los dos te estás follando? —Le pregunta HyunJin una tarde, justo fuera del club, Soobin y YeonJun están adentro buscando tragos.

—A ninguno. —Responde Kai, exhala humo que la brisa nocturna aparta inmediatamente, la punta de su cigarrillo brillando roja en la oscuridad.

HyunJin sonríe.

—¿A cuál de los dos te quieres follar?

Una pausa.

—Esa es una buena pregunta. —Dice.

De vez en cuando, YeonJun divaga. Comienza a ver hacia la pared, o a la mesita en frente del sofá, o tal vez a la nada. Sólo mira, respirando lentamente con los ojos desenfocados.

Una vez sucede mientras están haciendo la cena. Hueningkai está haciendo estofado, mezclando anchoas en un bol, YeonJun corta el rábano cuando de repente algo suena fuertemente. Kai salta y mira al suelo, el cuchillo cayendo junto al pie descalzo de YeonJun.

—Mierda, ¿Estás bien? —Pregunta el menor, agachándose para tomar el cuchillo. —¿Te cortaste?

Cuando no hay respuesta, Hueningkai observa a YeonJun, está viendo las cortinas amarillas, con los ojos aturdidos y la mandíbula apretada.

—¿Yeosang? —Kai le llama, tragándose la preocupación. Lentamente pone su mano en la del mayor y el chico parpadea un momento antes de volver a enfocarse en Hueningkai.

—¿Qué?

—Soltaste el cuchillo.

—Oh. —El rubio ríe y, joder, es el sonido más falso que alguna vez ha escuchado. —Perdón.

—Está bien, sólo ten cuidado. —Kai vuelve a las anchoas, añadiéndole sal a la sopa y luego suspira. —¿Estás bien, YeonJun?

No responde, el silencio llena la cocina, y luego dice.

—¿Quién sabe?

Soobin revisa su celular de vez en cuando. Siempre que lo hace suena demasiado, inundado de notificaciones y llamadas perdidas. Hueningkai puede verlo por el rabillo de sus ojos, siempre es el mismo número. No hace preguntas. No está seguro de lo que le respondería.

De vez en cuando, Soobin se para frente a la puerta, manteniéndola abierta por minutos y minutos, viendo las calles vacías, cada vez que un auto pasa cerca su cuerpo se tensa, sus dedos se estremecen. Cuando el carro se va se tranquiliza, pero no se mueve.

Kai sabe porqué. Soobin tiene miedo.

Tiene miedo de ver lo que sea de lo que escapa, tiene miedo de que aparezcan, que hagan algo, lo que sea.

—¿No crees que tenemos que mudarnos pronto? —Kai le pregunta una vez, tratando de sonar casual.

—¿Por qué? —Le pregunta Soobin, parado junto a la puerta.

—Sólo... No lo sé, tal vez sea mejor si lo hacemos.

Una pausa.

—Es por mi, ¿Cierto? —Pregunta Soobin, Hueningkai no responde. —Eso es bastante lindo, pero está bien.

—¿Crees que te encuentren?

—No lo sé. Tal vez no, tal vez si.

—¿Entonces por qué seguimos aquí?

—Me gusta aquí. —Responde, con una sonrisa. —Y a ustedes también. Está bien.

Pero cuando un auto conduce en frente del departamento, Soobin se mantiene inmóvil hasta que se aleja. Hasta que están a salvo de nuevo.

epoch | yeonbinkaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora