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—Se te ven las raíces.

Soobin hace un sonido de afirmación, su cabeza descansando en las piernas de Kai mientras miran la televisión, el menor pasando sus dedos a través de su cabello.

—Tienes que pintarte el cabello de nuevo. —Dice Kai.

—No tiene remedio.

—También está demasiado largo. Casi cubre tus ojos, deberías de cortarlo.

—Como dije, no tiene remedio.

Hueningkai hace un puchero, aún masajeando su cabellera, Soobin cierra los ojos y disfruta de la sensación.

—Aunque sí tiene remedio. —Hueningkai pellizca ligeramente su mejilla. —Puedo cortarlo y pintarlo.

—¿Puedes?

—Era un estilista en Daegu, ¿Recuerdas?

—Sólo déjalo así, está bien.

—¡Pero me gusta tu cabello! —Hueningkai usa la voz, la voz que utiliza cuando en serio quiere hacer algo. —Vamos, déjame cortar tu cabello. También te haré un tratamiento. Pondrá tu cabello muy suave.

Soobin suelta un quejido y lo mira, Hueningkai observándole con una sonrisa maliciosa en sus labios, ojos iluminándose con expectación. Y Soobin es demasiado débil por él, así que acepta.

Al siguiente día, Kai vuelve con una bolsa plástica llena de productos para el cabello, desde un shampoo que es bueno para el cabello pintado hasta lociones, cremas y máscaras capilares, dos botellas de tinte, decolorante y un set completo para tintar.

YeonJun está fuera, HyunJin le había pedido ayuda para un evento que preparaba y quería que YeonJun le ayudara a buscar un DJ decente pues los otros son una mierda y "YeonJun es el único que tiene gustos decentes con respecto a la música aquí."

Soobin se sienta en una silla de madera en la cocina, Hueningkai está usando una camiseta blanca vieja que le dio Soobin para que no manchara sus camisetas satinadas, usando un par de shorts de básquet que le pertenecían a YeonJun. Mezcla en un bol el tinte, tarareando para sí mismo una canción que Soobin está seguro que ha oído antes.

Soobin deja que sus ojos permanezcan en las piernas de Hueningkai, suaves y pálidas.

—He querido preguntarte, pero, ¿Te afeitas?

—No. —Responde el menor. —Me depilo.

—¿No es doloroso?

Hueningkai se encoge de hombros.

—Te acostumbras, no duele demasiado. Me gusta que mis piernas estén suaves. —Arquea una ceja. —A ustedes también.

—No me quejaba.

Kai sonríe y pone en sus manos un par de guantes látex, y luego toma un bol y lo pone en la mesa de la cocina cerca de Soobin.

—Lo voy a tintar primero, luego lo cortaré. —Dice. —Déjame decolorarlo.

Soobin deja que Kai trabaje silenciosamente, ignorando el ardor del decolorante en su cuero cabelludo. Hueningkai le asegura que mezcló el decolorante con una máscara capilar para que no queme su cabello y lo deje más suave.

—¿Te gustaba ser estilista? —Le pregunta Soobin mientras esperan a que se decolore.

El pelinegro hace un sonido en su cigarrillo.

—Sí, era divertido. Me gustaba hacer que las personas se sintieran más seguras, o sólo hablar con ellos. Cada vez que cortas el cabello de las personas, apenas ven su reflejo, tienen algo en sus ojos como si no pudieran reconocerse por un segundo. Siempre disfrutaba de eso más que del trabajo en sí. —Le sonríe un poco. —Extraño esa tienda, era acogedora. Tenía muchos clientes regulares, una chica que cada tres semanas volvería y escogería el color de cabello más extraño. Todo le quedaba muy bien. También había un niño, su madre siempre hacía que le hiciera un corte de hongo y lucía como uno, cada vez que lo veía me miraba sin expresiones y decía '"la próxima vez sólo córtalo todo".

epoch | yeonbinkaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora