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YeonJun mira a Soobin. Aún no ha dicho nada desde que se alejaron del club de HyunJin, conduciendo hacia su departamento.

Mira el camino sin despegar los ojos, manos tiesas en el volante. YeonJun mira a Hueningkai, el chico está jugando con sus manos en su regazo, luego observa la herida en su sien, la cual parece tornarse violeta, la sangre seca está por toda su cara. Probablemente lo hayan golpeado con la parte de atrás de una pistola.

—Necesitamos limpiar eso. —Dice YeonJun, Hueningkai parpadea y lo observa.

—¿Qué?

—La herida en tu sien, debemos desinfectarla. —Repite. —En casa tenemos cosas de primeros auxilios. La traeré. Soobin y yo deberíamos ir y buscar todo, tú te quedas en el auto y esperas, te moverías demasiado lento y te lastimarías.

Hueningkai asiente. Soobin no dice nada.

—¿Bin? —Llama YeonJun. —¿Te parece bien?

—Sí. —Responde, casi inaudible. —Bien.

YeonJin aprieta la mandíbula. Eso no puede ser bueno, Soobin no es así normalmente.

Finalmente llegan al departamento, Soobin detiene el auto pero deja el motor encendido, sale dejando la puerta abierta para que YeonJun salga con rapidez. Mientras sale deciden no cerrar la puerta y caminan hacia el departamento.

Soobin abre la puerta.

—Busca la ropa, yo busco el kit de primeros auxilios y el dinero.

—Bien. —YeonJun se mueve hacia la habitación, decide dejar las luces apagadas y abre el closet, tomando toda la ropa y metiéndola con rapidez en una de las bolsas, luego consigue la joyería de Kai, porque sabe que el niño los mataría si las olvidara, incluso en circunstancias como esta. Una vez está seguro de que tomó todo busca dos bolsas deportivas y las llena con las cosas. Vuelve a la sala de estar en el momento en el que el pelirrojo sale del baño con la bolsa de dinero y el kit.

—Bueno, vámonos.

Salen, cierran la puerta y corren hacia el auto. YeonJun tira todas las bolsas en la cajuela, Soobin le da la caja de metal con el kit de primeros auxilios y el rubio entra en el asiento trasero. Soobin se sienta en el asiento de piloto, cierra la puerta y comienza a conducir de nuevo.

—¿A dónde vamos?

—No importa. —Responde Soobin. —Por ahora sólo salgamos de aquí.

YeonJun abre el kit de primeros auxilios y consigue desinfectante y algodón, lo moja con este y comienza a limpiar la herida en la sien de Kai, el chico sisea.

—Arde muchísimo.

—Deja de quejarte. —YeonJun respira profundamente. —No puedo creer que te estés quejando incluso aunque casi te disparan.

—Los hábitos dan miedo. —El menor cierra sus ojos mientras YeonJun limpia la herida.

—Esta mierda va a tardar en desaparecer. —Dice.

—¿Va a cicatrizar? —Pregunta Soobin, aún manteniendo sus ojos en el camino.

—No, no lo creo. No es tan profunda. —YeonJun tira el algodón en el asiento de atrás. —Me preocupan más tus costillas, súbete la camisa.

Kai lo hace, su cara contorsionándose en dolor mientras sube su brazo y YeonJun contiene la respiración.

—¿Te golpearon con un jodido bate de béisbol?

—No lo sé, no podía ver, pero duele. —Hueningkai deja que YeonJun sienta sus costillas cuidadosamente. —Aunque estoy bastante seguro que no están rotas.

No lo están, pero las marcas violetas que aparecen no se ven bien del todo. Pueden tomar un tiempo en curarse completo.

—Pondremos algo de hielo. —Dice el rubio, Kai vuelve a sentarse bien. —También ungüentos y esa mierda, no lo sé.

—Bien. —Kai cierra sus ojos y suspira. Murmura algo bajo su aliento pero YeonJun no entiende qué. Sólo se recuesta de nuevo en su asiento e intenta calmarse.

Salieron de eso vivos, están bien. Están bien.

No estamos bien, no estamos bien.

Tenemos miedo.

epoch | yeonbinkaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora