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—Vamos a dormir aquí. —Dice YeonJun una vez observa la señal de un motel en la distancia.

—No deberíamos parar. —Murmura Soobin, no se ha movido del hombro de Kai en todo el rato. El menor le daba suaves caricias en su cabello.

—Vamos a detenernos. —Dice YeonJun. —Kai necesita sanar y tú necesitas descansar, así que vamos a detenernos.

Antes de que Soobin pueda protestar, el menor habla.

—Tiene razón, no podemos seguir conduciendo, es casi de madrugada y tenemos que descansar.

El pelirrojo suspira.

—Bien.

YeonJun conduce hacia el estacionamiento y consigue un puesto vacío, así que deja el auto y apaga el motor.

—Bien, ustedes salgan, nos reservaré una habitación. —Dice, abriendo la puerta y saliendo.

YeonJun mira a su alrededor mientras camina hacia la oficina. El exterior del motel no luce mal, hay una gran señal en la entrada, con neón sobre el nombre del lugar. Está en inglés, "Blue Swallow", YeonJun se reiría si no estuviera tan estresado.

Entra en la oficina, un viejo ventilador gira perezosamente y un anciano se encuentra detrás del mostrador. Sus ojos se pasan sobre una maldita muñeca hawaiana justo al lado de una computadora.

—Hola. —Dice el hombre, sonriendo. —¿Cómo puedo ayudarle?

—Necesito una habitación para tres, si le es posible con una cama individual grande.

—¿Por cuántas horas?

—Por ahora una noche. Tal vez sean más, no estoy seguro.

El hombre asiente.

—Bien, necesito un documento. Al final de su estadía le pediré el pago.

YeonJun afirma, buscando en los bolsillos de sus jeans y saca su identificación falsa, dándosela al hombre que procede a imprimirla.

—Estas son sus llaves. —Le da un puñado de llaves, un llavero de un ave azul guindando de ellos con el número de las habitaciones. —Disfrute su estadía.

—Gracias. —YeonJun se inclina en una reverencia mientras toma sus documentos y las llaves, y luego vuelve al auto.

—¿Entonces? —El pelinegro le pregunta apenas le ve, están parados fuera del auto, Soobin aún inclinado sobre el chico.

—Tenemos una habitación, tomaré el equipaje. —YeonJun le da las llaves a Kai y abre el compartimiento trasero del auto, poniéndolas en sus hombros.

—¿No te pidieron un documento?

—Tengo uno falso. —Responde YeonJun. —Es uno bueno, no habrá problemas. Vámonos.

La habitación no está tan mal como esperaba. Está limpia, hay una cama pequeña de un lado y una grande del otro, una mesita contra la pared e incluso un pequeño sillón, no huele a grasa ni nada asqueroso, sólo a detergente barato, desde las ventanas las luces eléctricas de la señal de neón reflejan colores en el suelo, iluminándolo en cerúleo.

Soobin se arrastra hacia la cama y se sienta en la punta sin decir una palabra, Hueningkai cierra la puerta.

—Necesito una ducha. —Dice el menor. YeonJun suelta las bolsas y Kai abre la que contiene su ropa, sacando ropa interior limpia y una camiseta negra que el rubio sabe que le pertenece.

—Cuidado con las costillas.

Hueningkai asiente, va hacia el baño, enciende las luces y cierra la puerta.

epoch | yeonbinkaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora