Capítulo 1

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La tarde cae lentamente, los últimos rayos del sol desaparecen entre los edificios a los cuales Daniela comenzaba reconocer y habituarse a ellos. Ella y su novio Johan acababan de mudarse en busca de ahorrarse un poco en la renta así que llevaban viviendo en la zona poco menos de un par de semanas. Las rentas en Nueva York son mucho más grandes que en Nueva Jersey, situación por la que ella y Johan decidieron mudarse, tenían muchos planes y pocos dólares en el bolsillo por lo que al mudarse a una ciudad más barata y continuar con sus empleos en la gran manzana pensaban en obtener algo extra para renovar su viejo automóvil e incluso dar el enganche para algún apartamento propio.

Sin embargo, su viejo auto se descompuso al segundo día de mudarse y eso los dejó sin un medio de transporte para ir y venir a su trabajo en Nueva York, intentaron tomando el metro y el sistema de transporte público, pero el tiempo que tardaban era excesivo y el gasto los dejaba en el mismo punto de partida antes de tomar la decisión de mudarse, por lo que ambos decidieron buscar empleos en el Estado Jardín, lo que nos lleva al momento presente.

Daniela llevaba un par de días buscando trabajo sin tener suerte, a diferencia de Johan quien en el primer empleo al que se postuló fue contratado, ambos estaban acostumbrados a trabajar juntos ya que fue en la empresa donde Johan trabajaba como mensajero que Daniela entró a trabajar como recepcionista y así se conocieron; tal vez el flechazo no se dio a primera vista pero las atenciones de coqueto chico hicieron que Daniela lo viera como algo más que un amigo del trabajo ¿Quién iba a pensar que, después de dos años en que la castaña había entrado a ese empleo, estaría en una relación con el guapo mensajero? Ni siquiera ella misma lo hubiera imaginado en sus más locas fantasías.

Muchas cosas habían cambiado desde el día en que se conocieron. En primer lugar, ella había dejado su hogar y no tenía contacto alguno con su madre, lo cual en ocasiones la entristecía ya que era el único familiar con el cual había convivido toda su vida, sabía de la existencia de su padre, incluso lo llegó a ver en algunas ocasiones cuando pequeña, sin embargo, nunca hubo una relación como tal por lo que lo único que tenía de él era su apellido, el cual le gustaba mucho. En segundo lugar, estaba descubriendo el mundo de la mano de Johan, o al menos la costa Este ya que de vivir en su natal Miami, pasaron a hacerlo en Nueva York después de un impulso que tuvo el chico con el que llevaba viviendo un año y al cual amaba con profundidad. Y para finalizar, en tercer lugar, a pesar de su corta edad, 20 años, comenzaba a plantearse la idea de formar una familia, cosa que nunca en su vida consideró debido a los traumas causados por el abandono de su padre y la forma rencorosa en que su madre se expresaba de este. Tal vez un embarazo en este momento no sería el adecuado, pero en su mente se implementó la idea de esperar un par de años para lograr alcanzar un poco de estabilidad económica, pero eso sí, no quería que pasara el tiempo más allá de los 25, deseaba ser una madre joven, tener la energía para lidiar un bebé y sobre todo, deseaba poder ver crecer a su pequeño, dedicarle tiempo y pasados un par de años darle un hermanito, ya que ella odiaba esa sensación de soledad que le otorgó el ser hija única y no deseaba eso para su hijo.

-Vaya que es tarde- piensa al ver que su reloj marcaba las siete menos cuarto- será mejor que me apresure si deseo ver a Joxy antes de irse a trabajar, pero antes creo que pasaré por un par de emparedados al café de la esquina, no hay nada para preparar en casa y no se puede ir con el estómago vacío- apresura su paso y se dirige a Nela's café, un restaurante que se encontraba cerca de su apartamento, la fachada y el mobiliario era de un típico restaurante americano de los años sesentas pero la cocina era variada. Se encontraba tan inmersa en sus pensamientos que al pasar por el pasillo que dividía unas oficinas con el edificio donde se encontraba el café, casi es arrollada por una motocicleta que salía a una gran velocidad a su parecer- ¡oye! Ten más cuidado idiota- grita al motociclista que no se percató de su presencia. Retomó su caminar y al abrir la puerta vio un letrero de que se necesitaba ayuda para el café, letrero que al atravesar la puerta tomó en sus manos y se dirigió con este a la barra del café topándose con aquella bella mujer de ojos cafés y cabellera castaña oscura que le robaba suspiros a propios y extraños.

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