Capítulo 41

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Buenos días mundo

Maratón rumbo al gran final

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Mientras tanto, en la habitación de Charlie, Poché y Daniela veían los regalos de Valentina y Lucia para Charlie, llamando su atención un osito que, según Poché servía para programar los horarios de medicamentos de Charlie y dar una alarma para cada uno, ese lo había pedido ella y su hermana simplemente lo había buscado.

Una vez organizaron los presentes, se dispusieron a recostarse en la cama para descansar, ambas estaban agotadas y la mañana siguiente les deparaba la mejor experiencia: tener a Charlie en sus brazos.

-Oye gorda- Daniela le susurra a Poché para que la enfermera no logre escucharlas- ¿ya te dormiste?

-No- le susurra de vuelta- ¿necesitas algo?

-No amor, solo tengo una pregunta- el silencio de Poché indica que continúe hablando- ¿le contaremos a tu papá la verdad? Yo sé que amas a Charlie como tu propia hija, pero...

-Pero nada, ella es mía, solo tuya y mía- susurra de vuelta y aferra su agarre a la cintura de la castaña sin hacerle daño- y eventualmente hablaré con él, papá no es tonto, estoy segura de que ya sacó cuentas sobre las semanas de gestación de Charlie y el tiempo que tengo de haber regresado de mi último viaje.

- ¿no se va a molestar conmigo por mentirle? ¿no va a creer que los estoy estafando? Mira que, gracias a él, Charlie y yo podemos estar aquí, de otra forma no tengo idea de que es lo que nos hubiera pasado.

-El conoce tu buen corazón amor, no va a pensar cosas raras sobre ti porque puede ver en tus ojos la pureza de tu alma, ahora durmamos que mañana será un maravilloso día- dicho esto la pareja de mujeres se rindió ante el cansancio acumulado y lograron dormir toda la noche sin interrupción alguna.

A la mañana siguiente, Poché fue la primera en despertar, ella, desde que Charlie nació, siempre estaba al pendiente de lo que la pequeña necesitara y en ese momento Carol ocupaba un poco de ayuda para cambiarle el pañal a la pequeña por lo que sin pensarlo se levantó para auxiliar a la enfermera pasándole toallitas y pañal en el momento preciso y así evitar algún posible resfrío en la recién nacida por estar al desnudo.

-No puedo creer que al fin hoy te vaya a poder cargar mi amor- menciona Poché a través de la incubadora- aunque debo confesarte que me da un poco de miedo, eres tan pequeña y tan frágil que no quiero hacerte daño.

-Y no lo hará señora María José- menciona Carol- su instinto materno va a estar por encima de cualquier cosa e incluso logrará prever situaciones que pudieran ser consideradas como de riesgo.

-Eso espero Carol- se separa de la incubadora- ¿sabes a qué hora iniciaremos con el método canguro?

-Muy probablemente a las nueve, la bebé debe estar comida, con medicamentos administrados y cambiada de pañal, yo creo que para esa hora todos estos puntos ya estarán cubiertos, ahora le recomiendo que tanto usted como la señora Daniela se den una ducha, sequen su cabello a la perfección, se coloquen la bata especial que esta sobre la mesa y de esta forma estén listas para pasar las mejores horas de su vida.

-En ese caso me pondré manos a la obra- menciona y se dispone a despertar a Daniela- gorda- le deja un beso en el hombro- amor- llega a su clavícula- pequeña-el beso ahora llega al cuello- es hora de levantarse- susurra en su oído donde aprovecha y jala el lóbulo de su oreja.

-Esta es una muy buena técnica para despertarme- menciona Daniela con la voz enronquecida por recién despertar, abre los ojos, gira la cabeza para quedar de frente a Poché- buenos días- la saluda con un pico- ¿Qué hora es?

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