Capítulo 3

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La salida de la interestatal 195 que la conectaría a las calles que la llevan al café de Nela se encontraba cerca, había sido un semestre más largo de lo habitual por lo que el viento otoñal de Nueva Jersey le daba la bienvenida.

-Se siente bien volver a casa- Poché menciona debajo de su casco, el cual llevaba con el visor arriba ya que se encontraba bajando de su motocicleta para cargar gasolina una vez había salido de la autopista- ojalá Nela no haya tenido problemas con el café, no tuve la oportunidad de comunicarme con ella una vez mi teléfono se ahogó en las profundidades del océano pacífico-dice para sí misma observando el rápido andar de los números en la pantalla de la bomba de gasolina- lo último que supe de ella es que una de las chicas que había contratado era bastante inestable en sus horarios debido a que era estudiante, mientras que la otra se había vuelto una excelente ayuda- el botón de seguridad se bota haciendo notar que el tanque de su honda rebel estaba lleno- bien, parece que con eso bastó- puso el seguro del tanque una vez había colgado la manguera y se dispuso a realizar el último tramo que la llevaría al que era su trabajo de otoño/invierno.

Habían pasado poco más de seis meses desde que María José, mejor conocida como Poché, dejó Nueva Jersey como cada año para recorrer el mundo creando su arte. En este año, planeo un viaje de carretera por todo Estados Unidos, con su motocicleta recorrió las interestatales a lo largo y ancho del país, logrando así regresar a casa con una vasta cantidad de obras a medio terminar, algunas enviadas por correo a su hogar, otras en un portafolio a su espalda. En cada visita al correo tomaba un par de postales, colocaba un breve mensaje y le enviaba a su padre y Nela una actualización de su paradero ya que después de perder su teléfono no había manera de que la localizaran, situación que no fue del agrado de su padre, quien insistía en enviarle un teléfono a donde estuviera, pero raramente, Poché encontró en ese inusual suceso, una manera de desconectarse por completo del mundo virtual y fijar su atención en el aquí y el ahora.

-Hogar, dulce hogar- menciona Poché una vez abría la puerta de su apartamento, dejando a un lado la mochila con sus pertenencias y del otro el portafolio donde venían sus últimas obras, este junto al resto de lienzos que el correo había entregado y se encontraban distribuidos por el pasillo de la entrada- parece ser que están todos aquí- dice una vez echó un vistazo rápido a los lienzos- será mejor que me dé un buen baño relajante y descanse, ya es bastante tarde como para pasar al café, así que mañana me presentaré con Nela, estoy segura de que hay muchas cosas por contar- se adentra en el espacioso lugar encontrando un teléfono nuevo de última generación sobre la barra del lugar y una nota de su padre que decía "para que no estés incomunicada cuando vuelvas, te amo hijita"- papito querido, tu siempre preocupándote por todo-abrió el teléfono para activarlo y así enviar un mensaje al número de su padre con un "gracias, he llegado sana y salva a casa, pronto los visitare, yo también te amo"- bueno creo que con eso bastara por el momento- deja el teléfono sobre la mesa de noche y se dispone a entrar al cuarto de baño poniendo a llenar la tina en lo que ella se preparaba para su baño relajante con sales minerales.

Al mismo tiempo, una agotada castaña llegaba a su apartamento, el cual se encontraba en soledad como lo venía estando cada día en que su novio trabajaba, el único día en que podían convivir era cuando el chico descansaba, pero últimamente estaba tomando turnos extras por lo que en el último mes la castaña y él se habían visto casi nada.

-Dios, estoy tan cansada- menciona tirándose en la cama boca abajo ignorando la prueba de embarazo que Nela le había entregado y que estaba dentro de su bolso- solo voy a descansar un poco mi vista y en un momentito me la hago- comienza a bostear y en el momento en que sus ojos se cerraron y aferró su agarre a la almohada de su novio, fue vencida por el sueño, sueño que prevaleció hasta las siete con treinta que Nela le llamaba al teléfono ya que había quedado la noche anterior con enviarle el resultado de la prueba casera- bueno- responde adormilada la llamada de su jefa sin siquiera haber visto de quien se trataba porque continuaba con los ojos cerrados.

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