Capítulo 31

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Nos leemos el miércoles 


-Señorita Villa buena noche- el portero del edificio saluda a la morena una vez esta había entrado a la recepción.

-Bonita noche- saluda por educación- me avisaron que me llegó un paquete ¿lo tendrá por aquí? –cuestiona curiosa buscando detrás del mostrador.

-Efectivamente le llegó un paquete, pero por el tamaño me tomé el atrevimiento de hacer que lo dejaran en su apartamento, cuando lo vea se dará cuenta de que usted sola no podría subirlo- responde el hombre temeroso a la reacción de la morena, era bien sabido por todos que no reaccionaba bien cuando no se le notificaban este tipo de cosas.

-Espero que no me esté mintiendo con lo del tamaño, porque de lo contrario pondré una queja en la administración por entrar a mi apartamento sin mi consentimiento- menciona con seriedad, dándose la vuelta y pidiendo el ascensor que la llevara a su piso, ignorando al pobre hombre que se sentía con la soga al cuello por simplemente ser amable.

La morena abrió la puerta de su apartamento para, efectivamente, encontrarse con una caja casi de su tamaño, se quitó el abrigo, antes de dejar el bolso en el perchero tomó su teléfono capturando un par de fotografías y las envió al número que tenía guardado como papi con el mensaje "acabo de llegar y estoy viendo mi sorpresa ¿Qué será, qué será?", comenzó a quitar los sellos y al lograr abrir la tapa varios globos salieron rumbo al techo y un castaño joven enfundado en traje y corbata salió de esta.

- ¡sorpresa! - gritó el joven dejando a la morena impactada por verlo en el pasillo de su apartamento con un ramo gigante de rosas, el castaño era un joven empresario teatral de Chicago, lo conoció en el viaje que hizo en Febrero y si bien, ambos fueron claros en decir que no deseaban una relación a distancia ni viajar cada fin de semana para verse, el hecho de que el chico estuviera en su apartamento la inquietó.

- ¡Nico! ¿Qué haces aquí? – menciona acercándose al castaño- ¿Qué significa esto? Cuando me dijiste que me habías enviado un paquete y que era urgente que llegara a mi apartamento me esperé todo menos verte- responde con sinceridad, había dejado la cita con Valentina a medias e incluso accedió a ir a la exposición de Poché con ella solo para que la pequeña Garzón accediera a terminar su cita y llevarla a casa.

-Honestamente ni yo lo sé- responde quedando a escasos centímetros de la morena- hola- le da un beso lento- estas son para ti- entrega el ramo de rosas- solo sentí la necesidad de verte, tome un avión y aquí estoy solo por la noche, mañana por la mañana tengo que viajar a Los Ángeles.

-Estas loquito- deja atrás al chico para ir en busca de un jarrón en donde poder colocar el ramo.

-Loquito por ti- menciona siguiendo a la morena- si estoy aquí es porque no he podido sacarte de mi mente y quiero que hablemos.

- ¿hablar? ¿de qué? –cuestiona confundida, si bien las dos últimas veces que visitó Chicago las había pasado con él, los términos de su "relación" eran claros: no enamorarse- ¿vino?

-Por favor- responde sentándose en uno de los bancos altos de la isla que había en la cocina observando como Lala se movía de un lado a otro.

-Deja de mirarme de esa forma- comenta la morena quien sentía la mirada de Nico fijada en cada uno de sus movimientos- me estas poniendo nerviosa.

-Lo siento, pero no puedo dejar de verte, te ves más linda que la última vez que nos vimos- responde recordando las noches de pasión que compartieron en su pent-house de Chicago.

-Obvio me veo más linda. Estoy peinada, maquillada y vestida propiamente – ríe la morena señalando el vestido entallado a su figura- la última vez que nos vimos estaba sudada, despeinada y con el maquillaje corrido montándote en la parte trasera de tu auto mientras tu chofer le daba vueltas al aeropuerto para darnos tiempo de terminar.

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