Capítulo 8

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- ¿nerviosa? –Poché le pregunta a Daniela al verla frente a ella mordiendo sus uñas; ambas estaban en la sala de espera de la obstetra, esta era su primera consulta, había pasado una semana desde que se enteró de su embarazo y entre los diversos papeleos y agenda de la doctora hasta hoy tuvo espacio de atención.

- ¿tanto se nota? –la chica se dejó de molestar las uñas, pero ahora su pierna era la que se movía, lo peor era que ni siquiera comprendía porque se sentía de esa forma.

-Tranquila- la voz suave de Poché hizo que dejara de ver la puerta de la consulta y dirigiera su mirada en primera instancia a la mano que Poché colocó sobre su rodilla, para después subirla a su rostro y encontrarse con esa mirada que lograba calmarla sin importar que- todo va a estar bien.

-Hace una semana me enteré de que estoy embarazada, previo a eso yo creía que mi vida era perfecta, que todo estaba donde debía estar y que no me hacía falta nada- inhala una amplia cantidad de aire- bueno, tenía y sigo teniendo carencias económicas, pero mi salud y mi trabajo me mantenían ocupada, además de que creía tener a mi lado a un hombre amoroso y trabajador con el cual estaba construyendo algo serio.

-La vida da muchas vueltas Daniela- suspira con pesar al recordar como de un día para otro su madre cayó enferma y no pudo ganarle la batalla a esa espantosa enfermedad- encárgate de vivirla al máximo, de disfrutar cada momento y de brindarle a ese pequeño ser que crece dentro de tu vientre todo el amor que seas capaz de entregar, todo lo demás sale sobrando.

-Siento que todo esto es irreal, cada noche que me voy a la cama me duermo pensando en que esto es solo un sueño, un muy mal sueño y que a la mañana siguiente despertaré y todo volverá a ser como antes, pero al despertar esta es mi nueva realidad y me ha sido difícil hacerme a esa idea- coloca su mano sobre su vientre- pero ahora, el estar aquí, a la espera de pasar con la obstetra, es otro mi temor.

-¿a qué le temes? –cuestiona Poché atenta a las reacciones de la castaña, al escucharla hablar sobre como deseaba que todo fuera un sueño algo dentro de ella se incomodó, en esta semana se ha acercado a Daniela buscando apoyarla en lo que necesite, incluso, cada noche, la acompaña a su apartamento para cerciorarse de que ha llegado con bien y de que el patán de su ex novio no se encuentra rondando, por lo que para ella, el que la castaña deseara regresar a una vida donde su novio la engaña y ella es una simple chica ingenua ante la palabrería de un patán, implicaba que su naciente amistad no era valorada.

-A que mis pensamientos y emociones le hayan hecho daño a mi bebé y ahora al entrar en esa habitación y la obstetra me realice la ecografía me diga que no hay bebé- una lágrima silenciosa recorre su rostro- que, a pesar de que no es un bebé planeado, si es muy deseado por mí, pero que al estar cegada por el dolor que siento por todo lo ocurrido con Johan, mi pequeño pague las consecuencias de tener una madre muy tonta.

-En primer lugar: No eres tonta- limpia la lagrima del rostro de la castaña, logrando así quedar frente a frente- en segundo lugar: ahora que te estás dando cuenta de que seguir lamentándote por ese idiota no les va a dejar nada bueno, entonces enfócate en estar sana, en cuidar de ti y de tu hijo, cuentas con el apoyo de Nela, de Juan David y sobre todo con el mío, así que sola no estas, aunque así lo parezca- le dedica una sonrisa amable.

-Gracias- se lanza a abrazarla sorprendiendo con su acción a Poché, quien en un inicio se tensa pero al darse cuenta de que es solo un abrazo, le corresponde y comienza a acariciar su espalda al escucharla hablar- yo sé que tenemos muy poco de conocernos, que conozco muy pocas cosas sobre ti, pero me has demostrado ser un ser humano increíblemente bueno- se refugia en su pecho y se aferra al abrazo, su necesidad de sentirse protegida en ese momento solo Poché la está cubriendo y en ese momento agradece en su mente el que Nela no hubiera podido acudir con ella y su remplazo haya sido Poché- y en verdad me encantaría poder contar con tu amistad de ahora en adelante, y aunque sé que no tengo mucho por ofrecerte, te garantizo ser un apoyo de la misma forma en la que tú lo has sido para mí en estos últimos días donde he sobrevivido por inercia.

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