c a p í t u l o c a t o r c e

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El lunes a primera hora de la mañana, Steve se encontraba en la entrada de la sala de reuniones junto con otros trabajadores de la DEA debido a que su superior tenía que comunicarles algo con carácter de urgencias.

Minutos después, el rubio vio a su compañero llegar. Analizó su rostro, y parecía no haber dormido o si quiera descansado en todo el fin de semana. Además, su bigote había prácticamente desaparecido.

—¿Por qué no me dijiste que ya no llevarías bigote?— dijo Steve en tono burlón—. Podríamos haber combinado.

Javier miró al rubio con cara de pocos amigos, y soltó un bufido.

—¿Acaso no puedo despertarme un día y decidir cambiar de estilo?— su voz estaba ronca por no haber dormido.

—¿O es que a Janie le gustas más sin bigote?

El escuchar el nombre de la chica hizo que el agente sintiera una punzada en el estómago. El viaje de regreso la noche anterior había sido sin emitir palabra alguna. Janie se observaba muy pensativa, como si tuviera que tomar una decisión muy importante. ¿Querría alejarse de él luego de haber mostrado todo lo que sentía por ella? ¿La habría asustado?

El hombre frotó su rostro con una mano, frustrado.

—Steve— dijo Javier en tono amenazante—, de verdad que hoy no estoy para tus estúpidas bromas.

El rubio asintió, avergonzado. Había visto que su compañero no se encontraba muy bien, y simplemente quería relajar el ambiente.

Jeff Bendek, el superior de ambos, apareció en el pasillo segundos después. Su cabello era castaño canoso, y portaba un estruendoso bigote a juego. Llevaba puesto un traje verde oliva con una camisa blanca. No se había puesto corbata. Todos se apartaron para dejarle pasar y que este abriera la puerta de la sala de reuniones. Se detuvo al mirar al agente moreno.

—¿No se tomó la molestia de avisarme que el bigote pasó de moda, agente Peña?— dijo Jeff.

—¡Lo mismo le dije!— acotó Steve.

El hombre suspiró, conteniendo sus impulsos de mandar a su jefe a la mierda. No podía responderle de la misma manera que solía hacerlo con su compañero.

—Lo tendré en cuenta para la próxima, señor— dijo por fin.

Jeff sonrió sin muchos ánimos, y entró. Todos lo siguieron. Unos tomaron asiento en las sillas que estaban junto al gran mesón gris, y otros se mantuvieron de pie, apoyados en la pared. Javier y Steve decidieron permanecer de pie, uno al lado del otro, con brazos cruzados.

—De acuerdo, haré esto rápido— dijo el jefe una vez que se colocó frente a los demás. Metió ambas manos en los bolsillos de su holgado pantalón—. El agente Peña me comunicó ayer en la madrugada que una fuente confiable de información le dijo que Pablo Escobar había hecho un trato con el presidente César Gaviria para autoencarcelarse— al decir esto último, hizo señales de comillas con sus dedos.

—¿Qué?— susurró Steve, mirando a su compañero. Este asintió con expresión seria.

—Hoy pude confirmar dicha información, y es verídica. También supe que la cárcel está en etapas finales de construcción. Me aseguraré de obtener fotos aéreas del lugar. Mientras tanto... tenemos que asegurarnos de obtener pruebas de que Escobar va a seguir a cargo del cártel de Medellín una vez esté encerrado.

—Mi persona de confianza escuchó decir al mismo Pablo que lo seguirá haciendo— dijo Javier con su mano levantada.

—Sí— respondió Jeff—, pero no es suficiente. Necesitamos grabaciones, fotografías, cualquier cosa que no le de otra opción al gobierno colombiano más que permitir la extradición de Escobar. Preparemos micrófonos, grabadoras, cámaras, y un plan para entrar con esto sin levantar sospechas. Ahora, vayan a trabajar.

Burn With Me (Arderemos Juntos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora