c a p í t u l o q u i n c e

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Una vez los tres en la oficina, Steve habló sobre lo que había dicho Jeff, y de lo que necesitaban hacer.

—Sí, una de las chicas me dijo que había venido un tal Pedro Maldonado para invitarnos cuando Escobar esté dentro. Quieren que entremos allí en la parte trasera de un camión— Janie se apoyó en el escritorio, cruzándose de brazos—. Será muy pronto, así que si tienen un plan, es momento de comenzar a trabajar en él.

—De hecho, sí lo tenemos— dijo el rubio—. Queremos instalar cámaras en el auto, y micrófonos dentro de la cárcel, cerca de los teléfonos. Nosotros estaremos a metros de distancia, escuchando y grabando todo.

La chica asintió, pensativa.

—No tienes que hacer esto si no quieres— habló Javier por fin—. Es solo... este es el plan en caso de que quieras hacerlo.

—Por supuesto que quiero hacerlo, Javier— la chica soltó un bufido—. En fin, necesitamos a alguien que maneje el camión. Alguien de confianza.

—Pensamos en convencer al conductor ya designado de que colabore con nosotros...— dijo el agente moreno, mirando a su compañero.

—Muy arriesgado— la chica negó con la cabeza—. Santiago puede hacerlo— Steve miró Janie, dudoso—. Javier ya lo conoce.

El rubio miró al hombre, y este levantó las cejas y se encogió de hombros.

—¿Estás segura?— dijo Javier—. Cuando lo vi no se veía muy contento de que estuvieras metida en esto. Y la verdad no lo culpo...

—Hablaré con él, y lo hará. Es más fácil que detengan a Pedro Maldonado y que Santiago tome su lugar.

—De acuerdo— Steve suspiró—. Posiblemente hoy tengamos imágenes aéreas y planos del lugar. Mañana podemos verlos.

—Bien— dijo Janie mientras asentía.

El hombre moreno no emitía muchas palabras, pues seguía sin estar convencido de que la chica entrara a ese lugar. De igual manera, no podía obligarla a no hacerlo. Janie era un alma libre, y así la quería.

—Peña, Murphy— Jeff abrió la puerta de la oficina, asomando su cabeza—. ¿Qué hacen aquí metidos?— los tres giraron la cabeza hacia Janie—. Lo lamento, ¿tú eres...?

—Una informante— dijo la chica antes de que Javier pudiera decir algo—. Ya me iba.

Janie salió de la habitación, y Jeff la observó con desconfianza hasta que salió del pasillo.

—¿Qué les dijo?— su superior volvió la mirada hacia Javier

—Solo... lo mismo que usted ya sabe— el hombre no quería hablar sobre Janie y lo que hacía con nadie que no fuera Steve. Solo confiaba en él.

Su superior asintió, y luego sacudió ligeramente la cabeza. No era por eso que los estaba buscando.

—Encontraron el cuerpo de Pietro Álvarez en una carretera poco concurrida junto con su coche. Parece que tuvo una pelea con uno de los asistentes de la fiesta del fin de semana— Jeff miró a Javier de abajo hacia arriba—. ¿Su informante no le dijo nada al respecto?

—Mencionó lo de la pelea— se apresuró a decir. Presionó ligeramente el puente de su nariz con el dedo índice y pulgar. Comenzaba a sentir dolor de cabeza—. Pero vio a Pietro irse, y nada más.

—De acuerdo. Murphy— dijo, mirando al rubio—, me acompañaras junto con el oficial Carrillo. Peña, tómate el día para descansar. Es una orden. No necesito agentes enfermos en la oficina.

El hombre quería reprocharle a Jeff, pero era la excusa perfecta para alejarse de la escena del crimen que él mismo había sido cómplice.

—Lo que diga, señor— dijo luego de un suspiro de resignación.

Burn With Me (Arderemos Juntos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora