c a p í t u l o t r e i n t a

1.5K 121 107
                                    

Luego de un incómodo y agotador día de oficina, la mayoría guardaban sus cosas para dirigirse al bar más cercano. Javier y Janie fueron invitados, pero lo único que querían era llegar a casa, recostarse y darle fin al día.

Se dirigían a la salida juntos, muy cerca uno del otro, pero sin tocarse, cuando Francisco los detuvo.

—Janie— dirigió su mano hacia el hombro de ella, pero no la tocó. Esta giró mientras se abrazaba a sí misma—. Santiago me ha dicho para ir a su casa y tomar algo. Ya sabes, para ponernos al día, como en los viejos tiempos— sonrió con nerviosismo y colocó sus manos en los bolsillos de sus jeans oscuros.

—Yo... no lo sé, Frankie— la chica dirigió una rápida mirada a Javier para ver su reacción. No parecía enojado, pero tampoco se le veía contento—. Para serte sincera, ha sido un día bastante...

—Lo sé, y te prometo que solo sería para relajarnos— el hombre miró al agente que mantenía la mirada hacia el suelo, como esperando que esa conversación se terminara para poder continuar su camino hacia su auto—. Tú también puedes venir, jefe— dijo en fingido tono amable.

Esto hizo que Javier saliera de su ensimismamiento. Colocó sus manos en la cadera, y miró a Francisco.

—No, gracias— dijo el agente, sonriendo a boca cerrada en tono tranquilo. Dirigió su mirada a Janie, y seguía con sus brazos cruzados y una ligera expresión temerosa. Sabía lo que le pasaba. Así como había pasado con él, Janie ahora no quería afrontar la situación con Francisco. Inclinó su cabeza hacia ella para susurrarle—. Creo que deberías ir.

Ella se giró para observarlo con extrañeza. Nunca se imaginó que Javier diría algo así.

—Ustedes tienen cosas de qué hablar, y creo que te ayudaría a sentirte mejor— inconscientemente, Javier tragó saliva. Su instinto más primitivo quería apartar a Janie de cualquier hombre para que solo estuviera con él, pero los seres humanos ya no se rigen por esos instintos. En su lugar, decidió pensar en lo mejor para ella, y en poner toda su confianza en que no pasaría nada más que una conversación. Confiaba en ella y sus sentimientos hacia él, pero no confiaba en Francisco—. Puedo ir al bar mientras, y podrías avisarme luego para ir a recogerte.

Janie, pensativa, mordió su labio inferior. El agente tenía razón. No podría evitar por siempre a Francisco, y mucho menos ahora que serían compañeros.

—Bien— asintió—. Supongo que unas cervezas no me caerían nada mal— la chica miró a su novio, y lo señaló con su dedo índice—. Y que quede claro que lo hago porque quiero, y no porque me diste permiso o algo así.

Javier soltó una risa apagada. Poco a poco la chica volvía a ser ella.

Francisco sonrió, haciendo que sus bolsas debajo de los ojos se pronunciaran. Ella no pudo evitar sonreír a boca cerrada, pensando en que volvía a ver esa sonrisa que creía que jamás volvería a presenciar.

Javier le dio un beso a la chica en la frente, y esta levantó la mirada. Juntaron sus frentes por unos segundos, y caminó hacia la salida antes de arrepentirse.




***

Debido a que Janie había llegado a la oficina en el auto de Javier y este se había ido al bar, Francisco la llevó hasta la casa de Santiago. El camino había sido silencioso, pero tranquilo. Francisco se esforzaba enormemente en no presionarla porque, a pesar de que odiaba admitirlo, Javier tenía razón.

Burn With Me (Arderemos Juntos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora