c a p í t u l o v e i n t i t r é s

1.4K 120 116
                                    

Debido a que habían comido y bebido mucho, Javier y Janie fueron a dormir apenas llegaron al departamento del hombre

Horas después, casi al amanecer, el agente se acomodó ya a medio despertar. Había rodeado a la chica con sus brazos antes de dormir, pero ahora solo sentía una almohada. Abrió los ojos lentamente, y Janie no estaba en la cama.

Miró a su alrededor, y la puerta del baño estaba semi abierta, y el tocador estaba a oscuras. Tampoco estaba allí.

Pensó que había ido por algo a la cocina, y esperó unos segundos, despierto. Sin embargo, había mucho silencio. Luego de soltar un quejido, se puso de pie y caminó por el pasillo hasta la sala de estar. Sintió una ráfaga de viento pasar por su cuerpo ya que solo llevaba puesta su ropa interior.

No había nadie.

—¿Janie?— dijo con voz ronca. Giró hacia la cocina, y no estaba. Frotó sus ojos con los dedos para mirar con más claridad.

Parecía estar solo en el departamento.

—Janie, no es gracioso— estaba comenzando a irritarse. Miró detrás del sofá y del librero. También miró la mesa del comedor, y el bolso de la chica ya no estaba.

Su respiración se agitaba lentamente. ¿Qué había pasado? Todo parecía ir bien. ¿Janie se habría arrepentido? ¿Estaría alejándose otra vez?

Motivado por el mero impulso, caminó con rapidez hacia su habitación para vestirse e ir al departamento de Janie.

Tomaba las llaves del auto y abría la puerta cuando el teléfono sonó. Iba a ignorarlo, pero al instante pensó en que podría ser la chica, por lo que corrió a contestar.

—¿Janie?

—Javi— dijo Steve al otro lado de la línea en tono sereno. Javier suspiró, estresado.

—Steve, lo lamento pero... estoy ocupado. Ahora no puedo...

—Es sobre Janie— interrumpió—. Sé dónde está. Tienes que venir ahora a la oficina.

El agente moreno se quedó paralizado por un momento. Luego, sin decir nada, finalizó la llamada y corrió por las escaleras hasta llegar a su auto. Mientras manejaba a toda velocidad, no podía evitar imaginarse lo peor. Su pecho se contraía cada vez más. ¿Cómo era posible que todo esto pasara cuando hace unas horas estaban durmiendo juntos? Dio un par de golpes a puño cerrado al volante mientras esperaba que el tráfico avanzara.

Al llegar a la embajada, salió del auto y observó a Steve hablando con un par de policías nacionales cerca de la camioneta de los uniformados. El rubio miró a su compañero acercarse con pasos decididos, y se dio cuenta que este había dejado la puerta abierta de su auto, que aún estaba encendido.

—¿Dónde está?— dijo el hombre moreno una vez que estuvo lo suficientemente cerca de Steve.

—Javi...

—¿Dónde está?— repitió Javier con severidad. No golpeaba a su compañero porque tenía información que le interesaba sobre el paradero de Janie.

—Necesito que te calmes, y me escuches, ¿de acuerdo?— el rubio dio un par de pasos hacia atrás—. Ella está con Escobar. Lo está distrayendo mientras nosotros preparamos la emboscada.

El agente moreno no podía creer lo que acababa de escuchar. Sus piernas cedieron levemente, lo que hizo que se tambaleara un poco. Colocó ambas manos en sus muslos externos para no caerse. Tomó aire para no perder los estribos, y se incorporó.

—¿Y por qué está haciendo eso, Steve?

—Ella me dijo ayer que lo haría, y que necesitaba que le consiguiera un rastreador para poder ir tras él. Javi... me dijo que Pablo la había reconocido el día que escapó de La Catedral, y que por eso la estaban siguiendo sus hombres. Sabía que tarde o temprano la atraparían, a ti o a mí...

Burn With Me (Arderemos Juntos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora