Resumen:
¿Y si, en lugar de elegir a Tyler como su Hyde, Marilyn Thornhill elige a Enid?
O,
Una historia tenebrosa en la que Enid ansía amor y quien se lo da no es una buena persona.
Notas:
No sé si esto es para todo el mundo, porque toca temas como...
Nota: las letras en "cursiva" lo dicen en "español", lo demás esta en "ingles". No se porque les dejo con la nota, pero bueno, sin mas, los dejo con su lectura.
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— ¡Mi pequeña tormenta! ¡Malditos los ojos que te ven!
—Estamos encantados de verte, nuestra pequeña víbora.
Los labios de Wednesday se tuercen y lucha por contener una sonrisa.
Con las cosas asentadas y sin muchas noticias para compartir (después de todo, su familia no sabe sobre la investigación que está haciendo), su escudriñamiento semanal se ha convertido en un escudriñamiento cada dos semanas, a menos que Pugsley o Pubert necesitaran decirle algo u otro, en cuyo caso, su bola de cristal podría estallar en los momentos más aleatorios.
Sin embargo, la última vez que escribieron pasada la medianoche, se aseguró de recordarles que estará en casa durante las vacaciones de invierno y que todavía recuerda dónde duermen.
— ¡Feliz cumpleaños, Wends!— sus hermanos gritan al mismo tiempo.
Esta vez permite que su boca se contraiga.
—Gracias—, murmura, fingiendo que no le afecta su repentina llamada.
Honestamente, esperaba que la contactaran después de las clases, no cuando apenas se ha quitado el pijama y su cabello no ha sido trenzado.
Wednesday puede sentir a Enid rondando en el fondo, tratando de mantenerse fuera de la vista tanto como sea posible mientras prepara sus cosas para la escuela.
—Ah~, ser joven y alegre—, llora su padre, abrazando fuertemente a su madre. —¡Recuerdo esos tiempos con cariño!
—Yo también,— Morticia sonríe a Wednesday. —¿Vas a hacer algo especial hoy?
La cabeza de Wednesday se inclina hacia un lado. ¿Esperaban sus padres que hiciera algo tan juvenil como organizar una fiesta en su dormitorio?
En los meses que ha estado en Nevermore, se ha dado cuenta de que siempre hay al menos una fiesta semanal en cualquiera de los dormitorios; después de todo, siempre hay alguien celebrando sus cumpleaños.
Es agotador y ella está feliz de que su dormitorio esté tan arriba que no puedan escuchar la música y las risas. De hecho, solo la vivienda de la Sra. Thornhill está más arriba que la de ello.
—Creo que mi día será tan tranquilo como siempre,— Wednesday elige responder.
—Tish, ¿recuerdas cuando solíamos colarnos en las cocinas? — dice Gómez soñadoramente. —Solías hornearnos galletas de belladona.
Morticia se ríe de eso.
—Oh, sí. Siempre fueron el alma de la fiesta.
—Deberías intentarlo—, sugiere su padre. —Estoy seguro de que tu madre puede enviarte su receta.
