Resumen:
¿Y si, en lugar de elegir a Tyler como su Hyde, Marilyn Thornhill elige a Enid?
O,
Una historia tenebrosa en la que Enid ansía amor y quien se lo da no es una buena persona.
Notas:
No sé si esto es para todo el mundo, porque toca temas como...
Marilyn sacude la cabeza y vierte alcohol sobre la herida de Enid.
Enid tiene que morderse el labio para evitar que se escape un grito.
—¿Los mataste? — pregunta Marilyn, viendo que la sangre sigue saliendo con fuerza.
—No,— Enid jadea, todavía tratando de controlar el dolor.
Marilyn toca con menos delicadeza la herida en el costado de Enid.
—Deberías haberlo hecho.
Enid se estremece, pero aún trata de no moverse. Ella está semidesnuda ante Marilyn después de llegar tarde en la noche tan pronto como pudo colarse en la escuela sin ser notada.
Algo un poco difícil de hacer con una herida de bala sangrante en su costado.
No podía volver a su habitación así, así que hizo lo único que pudo: ir a casa de Marilyn y esperar un leve regaño y ayuda médica.
—La bala te rozó,— dice Marilyn. —Debe sanar muy bien. Me aseguraré de ello, pero tendrás dolor por algún tiempo.
—Gracias, mami.
Marilyn sacude la cabeza.
—Tuviste suerte esta noche.
—Lo sé.
—Deberías haber dejado que la atraparan. Te pones en riesgo.
—Lo siento. Pero tú eres la que sigue diciéndome que la mantenga a salvo—, espeta Enid.
La bofetada de Marilyn en la cara no debería haber sido una sorpresa.
—Cuida tu tono, Enid.
Enid aprieta los dientes. La discordancia de la bofetada hizo palpitar la herida en su costado.
—Lo siento, mami.
Marilyn suspira.
—Tienes dolor, así que lo dejaré pasar.
—Gracias, mami—murmura Enid.
Marilyn se levanta ante eso.
—Ve a darte una ducha y prepararé los suministros. Trate de no mojar sus heridas.
Enid gruñe, queriendo señalar que ducharse y mantenerse seco se cancelan mutuamente, pero sabiendo mejor. No solo tiene que evitar los rasguños que ganó esta noche, sino también los que recibió al tratar con el alcalde y su hijo.
Ya está en suficientes problemas.
Ella mira a la ventana, la estúpida luna llena se burla de ella a través de las cortinas.
—Hermosa noche para ser una idiota, Wends,— murmura. —Noche encantadora de verdad.
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