Hyde The Pain

Capitulo 21

—¿Te enteraste? Afirman que es un oso o algo así.

—Escuché que era un coyote.

—¿En serio? Escuché que era un asesino en serie.

—No, la versión oficial dice que era un oso. Un poco tonto si me preguntas. No tenemos osos en esta época del año.

Wednesday frunce el ceño, escuchando las conversaciones a su alrededor.

Todo el mundo habla de lo mismo: cómo el alcalde y su hijo fueron encontrados muertos en su casa y cómo fue una masacre.

Ella está de acuerdo con la mayoría, es estúpido pensar que era un oso como ha afirmado el Sheriff.

Pero, ella también no está de acuerdo con todos: Wednesday sabe que ese tipo de asesinato solo puede ser hecho por algo grande y peligroso, algo como su monstruo.

Por qué su monstruo decidió entrar en una casa y matar gente, y por qué eligió al alcalde, es algo que necesita descubrir.

Enid se sienta pesadamente en el sofá a su lado y se desploma de modo que queda presionada contra Wednesday.

Wednesday no levanta la vista del libro que finge leer mientras escucha y piensa, pero coloca su mano sobre el muslo de Enid en señal de saludo.

—¿Detención dura?

Enid gruñe.

Wednesday mira a Enid entonces y si no estuvieran en la sala común, ella haría una mueca.

Enid parece una mierda.

Su ropa está sucia con tierra y lo que parece una especie de estiércol. Su cabello, recogido en un moño desordenado, está encrespado con estática y huele levemente a podredumbre y humedad.

—Lo odiaba—, murmura Enid mientras cierra los ojos.

—Hoy fue tu último día,— señala Wednesday. —Puedes dormir hasta mañana.

Enid gime.

—Sí, por favor. Nunca volveré a reprobar un examen sorpresa.

Los labios de Wednesday se fruncen, todavía enojada por eso. La mitad de la clase reprobó ese examen y, sin embargo, solo Enid fue castigada por ello.

—Ella es dura conmigo porque sabe que me importa—le dijo Enid cuando Wednesday se quejó en voz alta por su larga semana de detención. —Ella siempre es más dura conmigo así.

Wednesday había querido ir a hablar con Weems al respecto, pero Enid le rogó que no lo hiciera, que no importaba y que no le importaba el trabajo extra.

Aún así, Wednesday piensa que es injusto y ha estado planeando cómo volver con su maestra tan pronto como Enid se olvide de ello.

Lo último que quiere es hacer que Enid se enoje con ella de nuevo.

—¿Cenaste? — pregunta Wednesday. Falta poco para que apaguen las luces y no ha visto a Enid desde que terminaron las clases. Su detención tampoco le permitió ir a sus clubes, algo que Wednesday cree que va en contra del protocolo escolar.

—No tengo hambre. Solo quiero dormir. — Enid cambia un poco para estar más cómoda contra Wednesday.

—Aquí no,— dice Wednesday bruscamente. —Vamos a nuestra habitación.

Enid se queja.

—Cinco minutos más.

—No. Te quedarás dormida y no te llevaré.

Enid hace pucheros y las lágrimas se acumulan en el rabillo de sus ojos

—No estoy gorda.

—No, no lo eres,— dice Wednesday. —Pero todavía eres más pesada de lo que puedo llevar cuatro tramos de escaleras.