XVII - Ceder a la tentación

3.6K 195 110
                                    

Pensó en lo que había leído de Colin y aquella magia erótica se apoderó de su cuerpo nuevamente. ¿Qué se sentiría tocar su piel, besarlo y ser suya?
Era escandaloso pensarlo siquiera ya que ella no estaba casada con él.
Pero lo deseaba. Deseaba tener sus besos otra vez y deseaba sentir sus manos -de seguro, expertas. -sobre sí misma.
Ceder a la tentación, aunque no hubiera ninguna pues él había mantenido su distancia.
Dio vueltas en su habitación mientras intentaba convencerse de que hacer. Se pasó las manos por la cara y suspiró. -Ay Dios. -Se atrapó pensando nuevamente en aquel fragmento de besos y caricias y se imaginó siendo ella la mujer protagonista. Quería más, sentía calor en su interior, como si le dijeran que sí era posible. Deseaba muchísimas cosas y no se atrevía a dar el paso. Casarse con Colin era demasiado, sentía que no lo merecía después de toda la humillación que lo había hecho pasar. Se sentó en su cama y decidió dejar de pensar.

¿Se habría equivocado el elegir? -Ay Dios. -Se levantó y caminó hasta el cuarto de Colin, tenía que aprovechar ese empujón de valentía que sentía o cuando se acorbardara no podría hacerlo.

Tocó la puerta del cuarto de él, decidida, quería vivir lo que había leído, necesitaba besarlo otra vez. Su valentía la abandonó un poco al verlo en la puerta, estaba sin camisa, listo para dormir. Se sonrojó y no encontró su voz para decir cualquier cosa. -¿Penélope? -dijo él frunciendo el ceño sorprendido cuando abrió la puerta de su habitación. Había oído la puerta pero no se esperaba que ella estuviera ahí. Era media noche y ella estaba en camisón. ¿Acaso ya se había quedado dormido? -¿Qué demonios haces aquí?

Ella suspiró y lo miró. -Hay algo que quería decirte antes -empezó ella intentando disimular su nerviosismo sin lograrlo. -En el estudio.

Se oyeron unos pasos en las escaleras al final del pasillo y Colin lanzó una maldición en voz baja, la cogió del brazo, la metió en la habitación y cerró la puerta. Penélope se apoyó en ella y lo miró. Él no parecía contento de verla y ella sintió que le fallaban las fuerzas. -¿Qué querías decirme? -le preguntó con una voz que no invitaba a Penélope a continuar. Era dura, algo distante. Fría incluso. Hacían pensar a Penélope que tal vez él no lo deseaba tanto como ella y al recordar como se había detenido antes, sentía como se le oprimía el pecho.

No sabía como empezar. Ella había dicho que no había tenido oportunidad y sentía que era así. Pero recordó que él le había dicho que lo pidiera, solo debía encontrar las palabras para decirlo. Miró a Colin y suspiró. -Bien. Lo que quiero decir es que... me conoces y tú sabes que yo no he vivido tanto como hubiera querido... -Se alisó los laterales del camisón y sintió que nunca en su vida había estado tan asustada como en aquel momento. Pero no apartó la vista de Colin. -Lo que no te he dicho... -continuó con voz temblorosa. -es que deseaba todas esas cosas aun cuando fingiera que no, las cosas que vivían todas en los bailes. Sé que bromeaba con eso cuando era joven, Colin pero lo deseaba. Deseaba bailar con un caballero y escaparme de las chaperonas para dar paseos románticos. Quería reír y enamorarme. Quería... quería que me besaran, pero nunca me besaron, por lo menos no hasta que tú... hasta que nosotros... Quería todo eso.

Colin asintió y suavizó sus expresiones para que ella no se sintiera tan nerviosa. Lo sabía. Ella siempre había sido romántica. -Sí -dijo él. En su boca asomó una sonrisa. -Lo sé. -Ella nunca le había oído hablar con tanta dulzura.

-Así que eso es lo que quería decirte.

-¿Por qué has venido a mi habitación a estas horas a decirme eso?

El corazón de Penélope latía desbocado. Levantó el rostro, se humedeció los labios secos e intentó hablar, pero no le salía una sola palabra. Tragó saliva y buscó el valor dentro de sí misma. -Quiero un poquito de todo lo que me perdí hace ya tantos años, me dijiste que tú me lo podías mostrar, y lo hiciste, un poco, cuando me besaste. Y quiero que me lo muestres, Colin. Y quiero pasar la noche contigo. Lo que leí, quiero que pase contigo. Puede que no tenga otra oportunidad, y quiero que suceda...

VOLVER A TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora