XXV - Volver a ti

2.1K 156 102
                                    

NOTAAAAAAA: Tienen suerte. Iba a ponerle más drama pero decidí que ya han sufrido demasiado.
Ya es su turno de ser felices por ahora.

Con ustedes: VOLVER A TI

***

"Existe una antigua leyenda que tiene su origen en la cultura oriental, tanto en China como en Japón, y es que “un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse ”, sin importar el tiempo transcurrido, la lejanía del lugar o lo adverso de las circunstancias..."

***

Había pasado demasiado tiempo sin sentirse él mismo. Durante cinco años había estado viviendo como en un bucle de perdición eterna y todo lo que hacía era por inercia. No había inspiración y mucho menos pasión en sus actos. Lo que escribía no lo llenaba, ni los viajes, ni las salidas a fiestas y reuniones sociales. No había nada en sí mismo y eso lo estaba matando.
Había perdido su esencia y el rumbo cuando la fuente del amor de su corazón se había secado.
Pero hubo muchas enseñanzas salidas del dolor.
La primera: Las decisiones forman caminos...
La segunda: Siempre puedes volver a dónde fuiste feliz o encontrar un nuevo lugar donde tu verdadera alma estuvo perdida.
Colin había recuperado su fuerza en el mismo instante en que Penélope volvió a aparecer en su vida.

Era un ángel, su ángel.
Y ahora solo quedaba un último paso para reescribir la historia, o más bien, el final.

Penélope también tenía sus aprendizajes. Había pasado por decepción, rabia, celos e incluso dolor. Creía que se había mantenido resiliente ante las circunstancias pero supo exactamente que su propio ser había vuelto a la felicidad cuando volvió a ver a Colin.
No solo habían vuelto el uno al otro, también habían vuelto a ser ellos mismos.

La fiesta en Aubrey Hall había resultado perfecta, y Penélope estaba siendo aceptada por la sociedad nuevamente. A pesar de que Lord Durand buscaba cortejarla, y ella respondía con amabilidad, su corazón siempre buscaba a Colin, pero era hora de separarse otra vez. —Debo viajar para resolver varios asuntos. –Le contó Colin a Pen mientras caminaban por el campo. —Usarán mi carruaje para volver a la ciudad. Lizzie se quedará con Daphne. En cuanto regrese tendremos nuestro baile de compromiso y nuestra boda.

—¿A dónde irás?

—Francia. Voy a ir a Metz, quisiera traer las cenizas de Julianne, y lo que pueda encontrar de ella, para Lizzie. –Penélope asintió y le sonrió a Colin mientras seguía caminando a su lado. —Aunque puedo no ir si te molesta.

—No me molesta. Julianne Merceau te cuidó en un momento difícil y nos dió a Lizzie. Adoro a tu hija, Colin. Y pronto, será tan mía como tuya. Gracias a ella sigues aquí y volviste a mí. Es suficiente para estar agradecida. –Dijo tomando una mano de Colin para apretarsela con fuerza. —Su vida habría sido diferente de haber tenido oportunidad.

—Eso creo.

—Bueno, no podemos vivir de "hubieras", tal vez lo que hay que hacer es darnos prisa. Haz tu viaje y yo preparé nuestra boda. Podemos tener una ceremonia en el campo, Lizzie puede tener las flores, yo necesito un vestido.

—No olvides tu ajuar. Sedas, muchísimas sedas. Botones de madreperla y encaje. –Dijo con una sonrisa pícara. —Los botones de madreperla son los más fáciles de desabrochar.

—¡Colin! No es propio que digas esas cosas, además no creo poder comprar todo eso. -Y ocultos tras un árbol Colin terminó por robarle un beso rápido haciéndola reír. —Alguien podría vernos y aún no me pides matrimonio.

—Cierto, no es oficial aún. -dijo acariciándole la mejilla. —¿Qué te parece si lo hacemos oficial ahora? -y así sacó de su bolsillo una última nota. —Pensaba dártela en la cena, frente a todos, pero aún me queda una última sorpresa.

—Dámela ahora. -y tras dar saltitos para atrapar la hoja que Colin había elevado, Penélope logró tenerla en sus manos y la desdobló para encontrarse el último acróstico.

Cada vez que sonríes mi corazón se ilumina
Ordenaste mi mundo al volver a mi
No podría dejarte de nuevo y por eso vuelvo a ti
Mi más preciado tesoro
Invencible me siento contigo a mi lado
Gané justo cuando besé por primera vez tus labios
Otra vez lo haría sin pensarlo pero primero debo decirte: TE AMO.

Penélope se quedó sorprendida viendo la nota y luego miró a Colin. No se creía las últimas palabras. —¿Te amo?

—Debí decirlo hace muchísimo tiempo atrás. Debí decir que te amaba desde que me hiciste caer del caballo, aunque no me enamoré ahí.

—Creo que yo sí. -dijo ella con una sonrisita y los ojos casi a punto de llorar. —¿Cuándo te enamoraste?

Colin se quedó en silencio y alzó los hombros. —No lo sé. Siempre hubo algo especial. Me hacía feliz verte en los bailes, me divertía bailando contigo, adoraba hablar contigo, me encantaba bajar de mi habitación en mi casa y verte en el salón. Siempre me has hecho feliz con tu sola presencia. Así que no sé cuando, no sé como y para ser sincero, Pen, no me importa. Lo que me importa es que te amo, y no quiero pasar ni un solo día más sin ti. Quiero casarme contigo, envejecer contigo, vivir contigo. Quiero que tengas a mis hijos, quiero que escribamos juntos, quiero que seas lo último que mire cada noche antes de dormir y lo primero que vea en las mañanas... quiero todo... Lo quiero todo. Soy egoísta, amo todo de ti. Quiero ser tu mejor amigo por siempre, y quiero que seas mi esposa. Así debí decírtelo hace años...

Ella sonrió y se limpió rápido una lágrima de la mejilla completamente sonrojada. —Creí que nunca lo dirías.

—Tuve suerte de volver a ti.

Y la besó, sus labios se encontraron. Penélope se alzó de puntitas usando sus manos para apoyarse en los hombros de él y alcanzarlo. Las manos de él la tenían sujeta de la cintura mientras profundizaba el beso haciéndola suspirar. —Ahora que volviste a mi, no te vuelvas a ir.

—Aprendí mi lección, no sucederá.

Y en la cena se hizo oficial. Hubo un brindis, un anillo y muchas felicitaciones.

Además de que alguien gritó: ¡Por fin!
Lizzie estaba más que emocionada, así que aquella noche no dejó que nadie más la acostara a dormir si no era Penélope. La mujer tuvo que ceder al capricho de la niña, aunque en el fondo, también era el de ella. —Entonces se casará con mi papá. ¿Será mi mamá?

—Sí, seré tu mamá. -dijo acomodándole las mantas mientras las acobijaba. —Lizzie, no pretendo sustituir a tu mamá real, pero haré lo mejor para ti, siempre. Sabes que te quiero ¿Verdad?

—Lo sé. -dijo la pequeña con una sonrisa mientras Penélope le daba un beso en la frente. —Es la primera persona adulta que no me miente. También te quiero... ¿Puedo decirte mamá?

Penélope asintió con una sonrisa. Nunca creyó escuchar esas palabras, había perdido la esperanza de vivir una historia de amor romántica e intensa, ya no creía que fuera a tener los hijos que tanto quería, pero se había equivocado, y estaba feliz de haberse equivocado. —Ay, sí. Si mi niña. Puedes decirme mamá.

—¿Y viviremos juntos... como una familia? Haces feliz a mi papá, y a mi también.

Penélope asintió nuevamente y le acarició el cabello. —Sí, viviremos juntos, los tres, y yo no me voy a separar de ti nunca. Te lo prometo. Te quiero, Lizzie. Te amo con todo mi corazón. -dijo antes de darle un abrazo y sentir como la pequeña le devolvía el gesto en absoluta felicidad. —Te amo muchísimo.

—Yo también te amo... mamá.

Tras acomodar a Lizzie en la cama y dejarla dormida, Pen se fue a su habitación. Sentía su corazón latir con fuerza. Todas las piezas de su rota vida estaban tomando su lugar, había vuelto, estaba en casa.

A la mañana siguiente el viaje de Colin se puso en marcha, ella entendía porque lo hacía, no se molestaba, sabía que él iba a volver. Lizzie se quedó con su abuela y ella fue con su madre de regreso a la ciudad.

Tenía que preparar una boda.

VOLVER A TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora