XX - Riesgos

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Una semana

Eloise le había dicho que tenía que ser rápido y él sabía que tenía que hacer algo.

Y lo primero que había pensado que tenía que hacer era darle tiempo a Penélope para que no le rompiera un jarrón en la cara en cuanto lo viera pues se había ido más que enojada.

Entendía los motivos, aquella mañana debió ser distinta. Si bien en algún punto habrían tenido que levantarse, pudo haber tenido unos minutos con ella quizás haciéndole cosquillas para hacerla reír.

Eloise tenía razón para decirle que había sido un tonto, y es que no era algo reciente. Si se ponía a pensar en retrospectiva siempre había ocultado lo que sentía tras la amistad y se preguntó desde cuando había estado enamorado de Penélope sin darse cuenta.

Desde que la había conocido en el parque ella siempre había sido una constante en su vida. Se había hecho amiga de su hermana por lo que era normal tenerla siempre en su casa tomando el té con su madre y hermanas. Se había vuelto constante y leal y era cómodo tenerla cerca. Podía conversar de ella sobre cualquier cosa y sentirse cómodo consigo mismo y sabía que a ella le pasaba igual. En un salón de baile ella jamás hablaba con nadie pero en privado era inteligente, astuta, muy ocurrente y sobre todo, dulce. Mientras pensaba que hacer recordó cuando volvió de Escocia y le había dejado leer sus aventuras por completo en los diarios que escribía.

Unos años atrás...

-Escocia se lee fascinante. -dijo ella con el cuaderno entre las manos mientras Colin intentaba quitárselo. -No, no, espera.

-Pen... Bueno, es mi último viaje. Ya es hora de que me establezca en alguna parte.

-Nooo. -Soltó ella mientras buscaba un pasaje. -Aquí, justo aqui. Escribes que ibas a seguir la ruta que te recomendó Campbell. ¿Y qué es "sassenach"? Voy a tener que marcar todas las palabras escócesas que no entendí para que traduzcas. En fin, el trayecto suena maravilloso, toda una odisea.

-Ja, si supieras que esa ruta era un tanto mortal no creerías que fue maravilloso. -la vio reír y entregarle el cuaderno de regreso, lo tomó entre sus manos y sonrió. -para tu información no seguí esa ruta. Comencé a hacerlo pero resultó difícil, no habían caminos que conectaran nada y tuve que usar otras vías más accesibles. Tengo la ligera impresión que el escóces quería matarme. Pensé que solo odiaban a los ingleses en uniforme.

Penélope soltó una risita y alzó los hombros. -No he ido más allá de Kent. Así que perdóname si considero que ese viaje es fascinante y exótico.

-Más fascinante y exótico es el viaje a Italia. Venecia es romántica, cálida y tiene muy buena comida y vino. Hay canales en la ciudad y te mueves de un sitio a otro por góndolas, que son botecitos como los que están en el Serpentine. Muchas parejas se suben a las góndolas. La música es vibrante y preciosa y... suena muy bien. Además hay un festival de fuegos artificiales... Lo tengo todo escrito. -Dijo buscando el diario de Italia para dárselo a Penélope. -Puedes leerlo y luego devolvérmelo.

La vio abrazar el cuaderno y sonreír. -Me gustaría ir a Venecia. Suena idílico. ¿Crees que algún día pueda ir?

-Sí, ¿Por qué no?

-A veces desearía ser un hombre, es todo. Tienen más libertad. Yo estoy confinada a vivir en Londres toda mi vida y luego irme al campo en mi vejez. Si algún día llego a casarme tendré que estar dónde esté mi esposo o dónde él me mande. Tendré que servir como anfitriona haciendo cenas, bailes, veladas...

-No si te casas con un segundo hijo.

-O un tercero. -dijo entre risitas. -pero mi madre aspira un rango más elevado. Eso es tener demasiada esperanza en mi capacidad de atrapar un marido.

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