XXIV - Un baile, una noche

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Escuchen junto a este capítulo la canción "So Close" el cover de String Fusion. Es necesaria...
Fin del comunicado

***

Cuando veamos la misma luna desde la misma ventana
A pocos minutos de esperar el amanecer
Sabiendo que no podrían separarnos
Aunque lo intentaran
Te diría en esas mañanas
Eres todo lo que quiero conmigo.

Corto, simple, y Penélope comenzaba a sospechar que había algo más. Se mordió el pulgar y buscó las primeras dos notas de Colin. Leyó la primera varias veces y vio como estaban ordenadas las oraciones, cada letra en mayúscula estando en orden decían "Te quiero", el segundo era su nombre. Aquello era una locura pues el tercero que había llegado esa misma mañana con un ramo de flores de lavanda y que la habían hecho soltar una risita y ponerse colorada. Pero el mensaje aún estaba incompleto.

-Colin... Primero. Lizzie te necesita. Es lo que quiero decir...

-Espera, la novela, hablaremos de Lizzie, lo prometo. Pero es que si no lo digo ahora, se me irá la idea. Tu personaje, es algo inverosímil. No tiene sentido que sea así de sacrificado, un hombre no es así aunque esté enamorado. Solo si es estúpido.

-O heróico. Dalton es un héroe. Pero, Lizzie...

-No lo es. Mira, conoce a Ingrid en el capítulo uno, y en el dos está dispuesto a dejar todo por ella. Tú lo llamas héroe, yo estúpido. En la vida real, nadie es tan sacrificado.

-Es ficción. Colin, de verdad necesito que hablemos de tu hija.

-Y la vida imita al arte. El comportamiento de Dalton no es verosímil. Los hombres no nos comportamos así.

-Claro que no. ¡Mírate! No eres nada igual a Dalton, ni siquiera me escuchas.

-¿Estás molesta?

-Intento hablar de algo importante y tú desvías la atención a la historia, un cuento vacío que solo hice porque estaba aburrida. Por eso es mala historia, es algo vacío.

-No, solo digo que carece de ritmo. Un hombre no es así, Pen.

Recordó esa conversación que habían tenido, más bien pelea y soltó un largo y tendido suspiro. No estaba tan alejada de la realidad después de todo al escribir a su personaje. Recordaba al Colin de años atrás y que hacía lo que fuera para verla sonreír. Eran amigos, muy buenos amigos.

"Éramos mucho más que eso..."

Cada carta escrita desde un paraje lejano, cada nota de cada baile que compartieron y cada momento en el que estuvieron apoyándose de forma incondicional solo era el amor escondiéndose bajo un disfraz de amistad. Ella estaba segura de que lo amaba, sin duda estaba siendo todo lo romántico que ella había deseado que fuera, pero mucho más. Sonrió mirando al techo mientras recordaba lo que había pasado días atrás en la cabaña del cultivo de lavanda. -Eso no debió suceder. -Tentaba a su suerte una segunda vez pero lo deseaba, quería sentir sus besos, sus manos y su cuerpo entero. Se estaba volviendo loca pues quería dormir envuelta en sus brazos, sentir su calor y despertar con él.
Y no iba a postergarlo más, le diría que sí en la velada de los Bridgerton, sería su esposa, estarían juntos y nada volvería a separarlos. Parecían tan lejanas las épocas tristes, los días de decadencia y las propuestas indecentes de su antiguo jefe.
Colin había borrado eso, y estaba segura que ella también había borrado lo malo que le habían sucedido.
Mientras estaba acurrucada en su cama viendo las cartas una doncella llegó a su puerta.

-Ha llegado un caballero, señorita.

No le tuvieron que decir más nada pues bajó casi corriendo al salón, seguro Colin había ido a verla. Aunque al entrar en el salón sintió una punzada de decepción al ver que era Lord Durand. -Señorita Penélope.

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