02
Aquella mañana, Rachel se había despertado temprano para arreglarse con anticipación. Lo primero que hizo fue tomar una larga ducha haciendo que su cuerpo se relajase con el tacto del agua calientita. Era otoño, casi invierno y,por ende, había tenido que vestirse lo suficientemente abrigada para no adquirir algún resfriado.
–¿Lista?–su padre le llamó desde el otro lado de la puerta.
–¡Ya casi!–le respondió mientras se colocaba un poco de brillo labial.
–Procura terminar lo más pronto posible, no quiero llegar tarde a mi trabajo.–mencionó mientras se alejaba de la recámara.
Por suerte, Rachel tenía dos padres con suficiente responsabilidad para seguir apoyándola a pesar de que ella ya era mayor de edad. A sus 21 años, seguía viviendo con estos, pero no era algo que le avergonzase. Rachel creía que tenía que esperar el momento adecuado para independizarse, pues apenas comenzaba a experimentar la vida de adulto.
Tras terminar de retocar su maquillaje, tomó de su bolso para bajar las escaleras corriendo, ya que no quería que su padre siguiese perdiendo su valioso tiempo.
–¡Mírate!–su madre se llevó ambas manos al rostro para intentar ocultar su impresión.
–¿Me veo mal?–cuestionó un poco mortificada.
–No, cariño. Ya sabes cómo es tu mamá de sentimental.–agarró las llaves de su auto.
–No puedo asimilarlo, mi bebé en su primer día trabajando en un puesto tan importante.–intentó limpiarse las lágrimas rebeldes que rodaron a través de su rostro.
Las palabras de su madre hicieron que Rachel se sintiera mal, dado que no le gustaba presenciar la sensibilidad de la gente a pesar de que fuese por una buena razón.
–Guárdate tus lágrimas, Stephanie. Vas a hacer que la niña se ponga mal.–señaló a su esposa con su dedo índice en modo de advertencia.
–Tu padre tiene razón, no debes dejar que mis dramas te alteren, solo estoy un poco nostálgica. –su madre le sonrío intentado eliminar cualquier evidencia que demostrase un sentimiento opuesto a la felicidad.
Stephanie se acercó a su hija para sujetarla de los hombros antes de depositar un cálido beso en su frente.
–¡Se nos hace tarde! ¡Andando!–James, su padre, las apresuró con un par de aplausos.
–Te amo, mamá.–se despidió mientras salía de la humilde morada.
Junto a su padre, Rachel caminó en silencio en dirección al el auto que habían conseguido un par años atrás. Los coches eran era de gran utilidad para un pueblito de los Estados Unidos, puesto que cuando no lograban conseguir algo dentro de Hawkins, se veían obligados a moverse rumbo a la ciudad.
El trayecto al laboratorio no fue nada tardado, en vista que todo estaba conectado debido a la pequeñez del pueblo. Entonces, en un abrir y cerrar de ojos, se encontraban estacionados cerca de la multitud que protestaba frente las rejas.
–No dejes que nadie te intimide ¿De acuerdo?–le aconsejó.
Rachel asintió con la cabeza sin despegar la mirada de su padre.
–Recuerda que la población de Hawkins confía en ti, nosotros lo hacemos. Fuiste elegida para demostrarle a la sociedad lo que en realidad sucede detrás de esas puertas.–suspiró.
–Creo que ahora el sentimental es otro.–bromeó un poco para romper el triste sentimiento que se estaba formando en su alrededor.
Su padre se carcajeó a la vez que movió de su cabeza de un lado a otro. Esto significaba que había retomado humor.
–Mas vale que te apures en salir de mi auto, todavía tengo que manejar hasta mi trabajo.–la corrió con un par de ademanes.
El padre de Rachel era una persona que no le gustaba expresar sus sentimientos, por lo tanto, su hija se había acostumbrado a la escasez de la demostración afectiva.
Rachel cerró la puerta para andar hacia adelante, no tuvo tiempo de girar para agitar de su mano en forma de despedida, puesto que su padre había arrancado en cuanto ella pisó el suelo.
Al caminar, no pudo eludir establecer la mirada en los carteles que las personas agitaban al mismo tiempo que coreaban al unísono para requerir un poco de información.
"Los queremos de vuelta" "Denos una respuesta" "Salgan y den la cara"
Inesperadamente, una de las protestantes se colocó delante de Rachel ocasionado que esta se estremeciera.
–Tienes que decirnos la verdad.–la señora sostuvo las manos de Rachel.
–Yo...yo...–balbuceó–aún no la tengo.–sacudió la cabeza.
–Lo sabemos, pero la tendrás y eso es lo importante. –le observó con unos ojos llenos de súplica.
–Por favor, ya no queremos vivir con miedo.–se acercó otra de las manifestantes para implorarle.
Rachel se sintió abrumada en el instante que varios pares de ojos se posicionaron sobre ella. Los curiosos que se habían interesado en la recién llegada, se acercaron para hablarle al mismo tiempo. Ella quería ser amable, pero no podía contestarles algo que desconocía.
La cabeza de Rachel comenzó a dar vueltas a causa de la carencia de espacio que se había presentado al haber sido rodeada. Justo en el momento que creyó que terminaría desplomándose en el suelo por la falta de aire, una desconocida voz la sacó del apuro.
–¿Podrían abrirle paso a la señorita?–el incógnito le levantó la voz a los individuos que la habían acorralado.
Algunos de estos se hicieron a un lado para analizar al sujeto que se había hecho presente, entre ellos, estaba Rachel. Ella miró en dirección de donde había provenido la voz que la había salvado de sufrir un desmayo. Fue así como pudo dar con el responsable, un hombre rubio vestido de blanco que portaba un par de llaves en su cinturón. Su postura era recta mientras mantenía sus manos entrelazadas por delante y, a simple vista, Rachel dedujo que se trataba de uno de los trabajadores del laboratorio.
–Ella ni si quiera trabajaba aquí. Hoy es su primer día.–aclaró sin deshacer el agarre de sus manos.
–¡Estamos cansados!–uno de los protestantes vociferó.
–Yo también.–el trabajador se burló.
–Si ella no nos dará una respuesta, entonces lo harás tú.–amenazó uno de los señores que sostenía uno de los carteles.
–Yo solo sigo las órdenes, no puedo otorgarte una respuesta que no se me autorizó dar. Además, mi único deber era venir a liberar a la periodista de sus enormes garras.–se tomó una pausa para girarse hacia donde se ubicaba Rachel– ¿Vienes?–señaló con un movimiento de cabeza.
Rachel asintió antes de atravesar la multitud. Desafortunadamente, en su intento de colocarse al lado del rubio, recibió un par de codazos.
–Ahora, si nos disculpan, tenemos que trabajar para darles la respuesta que tanto anhelan.–el empleado les dedicó una sonrisa antes de darse la media vuelta para caminar en dirección al inmenso laboratorio que los esperaba.
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Us | Peter Ballard
FanfictionEn donde Rachel Jonson es la periodista designada para revelar los oscuros secretos del laboratorio nacional de Hawkins y, de esta manera, descubre la existencia de Peter Ballard. Iniciada el 12 de abril del 2023 Terminada el 7 de julio del 2023