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Finalmente, Rachel y Peter podían gritarle a todos los vientos que se habían liberado del laboratorio nacional de Hawkins. Lo habían logrado, habían escapado de aquel edificio que estaba rodeado por oficiales, por ende, ya no había nada ni nadie que les impidiese permanecer juntos.

Para alcanzar el objetivo de la huida, Peter tuvo que colocarse el chaleco que era parte del uniforme oficial del medio de comunicación al que pertenecía Rachel. Fue así como consiguió pasar desapercibido entre tantos policías que abundaban en las instalaciones, pues nadie mantuvo la mirada en él más de diez segundos gracias al logo de la compañía. Tras esto, lo siguiente que tuvieron que hacer fue fingir dirigirse hacia la camioneta en la que ''habían llegado'' con sus semblantes llenos de seriedad y, para no levantar sospechas sobre abandonar el lugar, entablaron una conversación sobre algunos equipos de rodaje que habían olvidado en el vehículo. Esto último como un método de improvisación, ya que evidentemente, no habían olvidado nada. Es mas, ni siquiera habían llegado en este.

Solo les bastó estar unos metros alejados de los oficiales para que Peter envolviese su mano en la muñeca de Rachel antes de tirar de esta para correr en la dirección opuesta a la que se encontraban. Una vez que perdieron de vista al lugar, dejaron de correr, pero se mantuvieron andando un par de kilómetros hasta que hallaron un carro abandonado en medio de la nada.

–¿Qué haces?–susurró para no llamar la atención al mismo tiempo que miró hacia ambos lados en busca de alguien que pudiese reclamar el bien mueble. *

–¿Abro la puerta?–hizo una pregunta que sonó más como una afirmación.

Rachel no se había percatado que este traía la llave del coche entre sus manos. Había estado sumergida en sus pensamientos para notarlo.

–¿Es tuyo?–señaló con su dedo índice al vehículo que tenían enfrente de ellos.

–De Brenner. Siempre tuvo un plan b en llegado caso que tuviese que huir de Hawkins, por ese motivo, tiene un carro abandonado en medio del bosque.–explicó abriendo la puerta del conductor para posteriormente ingresar al auto–yo era parte de su plan y, por lo tanto, conocía el escondite de la llave.

–¿Nos vamos a robar su coche?–cuestionó asustada.

Rachel nunca había tomado algo que no fuese de su propiedad.

–No, lo vamos a tomar prestado y lo dejaremos antes de conseguir otro medio en el que nos podamos transportar.–insertó la llave para encender el motor–sube, no voy a dejarte aquí.–ladeó la cabeza hacia el lado del copiloto.

–Rachel.–Peter colocó ambas manos en los hombros de la castaña para sacarla de sus cavilaciones.

Rachel parpadeó un par de veces antes de colocar la vista en el rubio que la miraba algo inquieto.

–¿Estas segura que quieres hacer esto? no necesitas irte conmigo, no te tienes que ver obligada a dejar a tu familia.–Ballard soltó el agarre de los hombros para retroceder unos pasos.

–No, no.–sacudió la cabeza como una negación–quiero hacerlo, quiero irme contigo.–dio unos pasos hacia adelante para recuperar la cercanía que anteriormente tenían.

–No quiero que cometas un error por mi culpa.–susurró elevando una de sus manos para colocar un mechón de cabello detrás de la oreja de la castaña–Tal vez, solo tal vez aún te quede mucho por vivir aquí.

–¡No!–exclamó–Peter, estoy segura que deseo retirarme del pueblo. Solo estoy atónita de lo rápido que hemos actuado, pero no estoy insegura sobre lo que estamos a punto de hacer.–confesó.

Us | Peter BallardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora